星 Hoshi | Shinichiro Sano

Una sorpresa no tan grata.

[Antes de comenzar el capítulo me gustaría hacer una breve aclaración. El año en el que estos eventos están sucediendo es 1996, por ende Manjiro y Emma tendrían 5-6 años, mientras que Shinichiro tendría 16. Sin más que decir, de aquí en adelante comienza el cap]

— !Buenos días mundo! — dijo mientras se levantaba de aquel placentero sueño. — Gracias por recibirme con un nuevo día de mierda.

Era un sábado en la mañana, definitivamente no era el mejor momento para que el sueño de Aiko fuese interrumpido por su alarma. Aún así, no podía darse el lujo de quedarse a dormir, debía dirigirse a su trabajo lo antes posible o su jefa se molestaría con ella de nuevo.

— ¿Ya te despertaste? — Preguntó Masako mientras giraba el pomo de la puerta.

— No, soy una ilusión tuya. — Respondió seria. Adoraba a Masako, pero levantarse temprano era algo que ponía de un terrible humor a Aiko.

— Pues yo te veo muy real. — Contestó molesta ante el comentario de su hermana mayor y se retiró del lugar.

Aiko ignoró por completo lo que había dicho Masako y se dispuso a comenzar su rutina para salir presentable a la calle. Tenía un trabajo al cual asistir y no podía tener un mal aspecto. 

De repente su teléfono emitió un sonido, por lo que Aiko decidió revisar a qué se debía aquella notificación. 

*Mensaje de texto*

"Hola, soy Shinichiro, probablemente me reconozcas como el chico de la bicicleta. Me preguntaba si podrías ayudarme con algo."

*Fin del mensaje de texto*

«Entonces a esto era a lo que se refería Akemi, de verdad es un acosador.» Pensó Aiko. Estaba viendo el mensaje.

Aiko prefirió no contestar, lo último que deseaba era tener contacto con Shinichiro, más si ya conocía los motivos por los cuales este quería hablar con ella. Dejó el móvil sobre su escritorio, tomó un baño y posteriormente se vistió. No tenía mucho tiempo por lo que decidió salir con lo primero que encontró y que luciera bien, por supuesto. 

— ¿Quieres que te lleve? — preguntó Hekima al ver que Aiko estaba a punto de salir.

— Te diría que sí sin pensarlo dos veces, pero ¿Estás segura de que no hay problema? — Respondió Aiko. Sabía que su hermana también debía llegar a su trabajo.

— Puedo llevarte sin ningún problema, hermanita. — Dijo sonriente.

— Si es así, entonces supongo que está bien. 

Hekima se subió a su motocicleta, Aiko la siguió. Cuando ambas estaban perfectamente sentadas tomaron rumbo hacia una cafetería no muy lejana, lugar en donde la menor trabajaba.

Cuando finalmente llegaron, ambas hermanas se despidieron y Aiko procedió a ingresar al sitio. Se dirigió a uno de los cuartos que había en la parte trasera y se puso su uniforme.

— Ponerse esto debería ser un crimen. — exclamó molesta. — Es imposible que exista algo más incómodo que este uniforme. 

Aiko no disfrutaba para nada tener que trabajar. La única razón por la que lo hacía era para ayudar a Hekima, entendía que en algún momento su hermana no podría llevar todo el peso ella sola, razón por la cual decidió conseguir un trabajo para ayudarla cuando está lo necesitase.