3/4

284 32 35
                                    

Pasan los días y de algún modo establecen una rutina juntos. Creíste que sería imposible esforzarte tanto a esas alturas de tu vida, pero te encuentras dando lo mejor de ti cada vez que terminan en el campo de entrenamiento al amanecer.

Gai te motiva a diario a no rendirte y lo intentas como no lo hiciste desde tus años de genin. No es solo la manera en la que tratas de pasar el tiempo en tu guardia, realmente algo en la energía de Gai te hace querer crecer con sinceridad absoluta.

Reflexionas los discursos de Gai cuando te dice que nunca es tarde en la vida para seguir intentando y estás lista para cada entrenamiento con una emoción refrescante.

Todos los días procuras seguir el ritmo y más rápido de lo que crees posible te has hecho hábil en seguir sus pasos. Claro que todavía estás muy lejos de ser un ninja de élite, pero no ser un fracaso es mucho mejor nada.

Dentro de ti, también sientes que el jutsu que los enemigos de la lluvia pusieron en tu mente finalmente comienza a desvanecerse y estás segura de que pronto saldrás de esto. Entonces no solo serás una Kunoichi libre, sino también una ninja que trata de mejorar cada día para no volver a equivocarse en alguna misión.

El entrenamiento con Gai termina temprano este día y jadeas profundamente cuando puedes bajar de los árboles, respirando con dificultad y mirando a Gai con sorpresa. No importa cuántas veces golpes su guardia, Gai ni siquiera parece cansado. Has visto la forma en la que pelea con Kakashi y entiendes que está lejos de su límite real, pero tienes la esperanza de que pronto logres hacerlo sudar seriamente.

— ¡Esa fue una buena batalla! — la felicitación de Gai hace que tu columna se tense y tu sonrisa se hace esponjosa.

— También lo hiciste bien — guiñas un ojo en un mimetismo hilarante y los dos se ríen.

No sabes si solo eres tú, pero últimamente crees que las sonrisas son más largas y también más cálidas. Algo en pasar todos los días con Gai ha hecho que sonreír sea mucho más fácil de lo que creíste posible alguna vez.

La mano de Gai te da un suave toque en la espalda y cuadras los hombros. Es el empuje que necesitas para comenzar a caminar y rápidamente comienzan a dirigirse a Konoha.

Después de los días que llevan juntos la gente se ha acostumbrado a verlos caminar por todas partes y sonríes torpemente. Parece que es el único tipo de sonrisa que ahora tienes pero disfrutas de la sensación de tranquilidad al poder hacerlo.

No has sido exactamente libre en tanto tiempo que ser tú misma con alguien es como el paraíso. No importan las apariencias. Maito Gai te dice que ames el mundo con toda tu voluntad y es exactamente lo que haces.

Una vez más, Inoichi-sensei te diría que estás equivocada, pero tienes el presentimiento de que las palabras de Gai significan más cosas. Es como volar o caminar en las nubes, pero sospechas que tu sensei no lo entendería. (Y no es que vayas a decirlo en voz alta a alguien más de todos modos, especialmente a tu viejo maestro).

— Oye — Gai te llama suavemente y estás tan perdida en tu ensoñación que casi tropiezas.

Miras a Gai con cuestión silenciosa y comparten una mirada por algunos momentos. De algún modo, sus miradas también son más largas. Estás convencida de que hay algo significativo escondido en el centro de sus ojos pero no puedes adivinar lo qué es.

— Sé que no estoy en condiciones de pedirlo como tu guardia, pero me gustaría presentarte a mi equipo genin, ¿qué dices?

Tus piernas se detienen. Por unos instantes no crees lo que acabas de escuchar y tus ojos se abren hacia Gai con duda.

Y, pero, sin embargo (Might Guy x Reader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora