Prólogo

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Prólogo

En algún lugar perdido en el espacio tiempo....

Dos seres luminosos miran lo que sucede a lo largo del Universo con algo de preocupación. Uno le dice al otro ser de luz...

- Maurielle es una desjuiciada... ¿Sus acciones no destruirán ese mundo?...

- Puede ser posible. Le encargué a Maurielle ese planeta y a todas sus criaturas e incluso le permití crear a la raza de Los Ángeles para que fueran sus ayudantes. Sin embargo, cómo está llevando las cosas ha creado una disrupción en la prision eterna. Por eso debo tomar cartas en el asunto. No podemos permitir que estos sean liberados y ataquen a Los Ángeles que guardan aquellas reliquias. Con sus armas de regreso pueden conquistarlo todo. Es por eso por lo que mandaré a mi propia mensajera a ese mundo para que cumpla mi voluntad. -

El ser luminoso que había preguntado primero dice preocupado...

- Asuryan querido, espero que no estés equivocado con lo que vas a hacer. No olvides que la mensajera es Linnele nuestra propia hija...si los oscuros se liberan y le hacen algo...ella es muy especial para mí como lo es la cabezota de mi nieta Maurielle. -

Linnele, Diosa Primordial del Espacio y Mensajera de la Luz

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Linnele, Diosa Primordial del Espacio y Mensajera de la Luz

(Crédito a ArtStation por crearlo para la historia)

El ser luminoso llamado Asuryan cabecea abrazando a la otra figura y susurra...

- Esta no será la historia acerca de Dioses, ni una historia de Ángeles, o la historia de Humanos o Hombres Bestia, ni siquiera una historia de Altos Elfos. Esta es una historia de una Princesa Panterian y un Espíritu Guardián que están dispuestas a todo para proteger lo que la Princesa más ama...su pueblo...-

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Reino De Tar Clion

Caer Callydir

Castillo Fukan

Una niña de unos ocho años corría desesperada por los pasillos de un impresionante lujo huyendo de dos de sus hermanos mayores cuya máxima afición era la de jugar a cazarla o el Kitty Hunting como a ellos le gustaba llamarle. Si la atrapaban le daban una paliza y si no, le decían a su padre y este a su vez la castigaban a ella en su habitación. Una habitación más parecida a una celda de prisión. Incluso tenía barrotes y cadenas donde la ataban a la pared como un cuadro dejando a los hombres del castillo con el camino libre para torturarla a placer.

La chiquilla ya había perdido la cuenta de cuántas veces le habían roto los huesos y se habían encarnizado con ella usando herramientas de tortura. Un día incluso le cortaron las orejas. Sin embargo, para su sorpresa y el odio de su padre y hermanos al otro día estaba como si no le hubiera pasado nada. Para ella era bueno y malo. Bueno porque sanaba rápido y malo porque al estar sana no tenía forma como probar ante los nobles las acciones de su familia.

La Guardiana de la LuzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora