Capítulo 41

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 El castaño se tiró en la cama boca abajo sin siquiera moverse, respiraba con dificultad, entre la posición en que estaba y el llanto que le cortaba la respiración. ¿Cómo era que ella lo había dejado solo? ¿Acaso no había prometido la noche anterior que lo amaba con toda su vida? Si tanto le dolía dejarlo ¿por qué no solo le explicaba? Quizás hubiese podido ayudarla. Sí, él habría hecho lo que fuese por ayudarla. Sollozo contra la almohada durante largos minutos, sin siquiera moverse.

 Abrió los ojos, le ardían y le escocía la piel bajo ellos. Las horas de llanto justificaban el dolor. Y aún no le cabía en la cabeza que se hubiese ido. ¿Cómo podría estar tan tranquilo sin ella? Dolía, le dolía el pecho, le dolía el corazón, le dolía el alma. Se sentó en la cama, miró la hora. Las ocho de la tarde. Había dormido durante las largas horas del día. ¿Y que más le quedaba ahora?

 -Hijo… -la voz de su madre lo hizo levantar la mirada. Ver a su hijo destruido, le partía el alma. Ella entendía un poco el dolor relacionado al amor y las relaciones, y sabía que el amor era doloroso cuando las cosas no marchaban bien. Vio los ojos castaños de su hijo, llenos de dolor, llenos de los vestigios de las lágrimas derramadas. Se sentó al lado de su hijo, y lo rodeó con sus brazos, ofreciéndole aquella protección y comprensión maternal que quizás Calum necesitaba. Sin decir nada, se lanzó a llorar otra vez. Sabía que con su madre podía ser él, podía llorar como cuando era un niño y se hacía alguna herida. La abrazó con todas sus fuerzas, y Joy respondió al abrazo, diciéndole que estaba todo bien, que todo pasaría. Calum terminó recostado en las piernas de su madre, mientras ella le acariciaba el cabello.

-Calum… ¿quieres algo de comer? –preguntó la mujer mientras le acariciaba la mejilla a su hijo.

-No tengo hambre mamá –dijo él con la voz entrecortada. –quiero dormir, solo eso. –Calum se levantó, se quitó la camiseta y los pantalones, su madre le besó la mejilla y se lanzó a su cama a dormir. Era lo único que le calmaba el dolor.

 La primera semana en Estados Unidos había sido terrible. No salía de casa, e intentaba adaptarse al ritmo de vida de los habitantes de Nueva York, como intentaba adaptarse a su padre y a su hermana. Era una misión bastante difícil.

 Estaba inscrita en la universidad, lista para comenzar su carrera de diseño. Suspiró, había sido una semana tortuosa sin Calum. Lo extrañaba como nunca, solo pensar en la calidez de un abrazo de su ahora ex novio, la hacía sentir sola. Extrañaba esa sonrisa traviesa que se formaba en sus labios cuando quería conseguir algo, o cuando estaba pensando algo pervertido. Extrañaba su risa, esa melodiosa risa tan pura proveniente de esos labios que tanto le gustaban. Sus besos, ¡como los extrañaba! La forma en que sus labios encajaban, como si hubiesen sido hechos el uno para el otro. Y tan solo era la primera semana, quizás debería comenzar a buscar una actividad para ocupar su mente al cien por ciento, y dejar de pensar en su vida.

 Su madre la había llamado montón de veces. La única que contestó, fue para dejarle en claro que era mayor de edad, y que no pensaba volver jamás. Y solo esas palabras la habían destruido. Jamás volverás a ver a Calum se dijo a sí misma. Y tan solo eso, le causaba dolor. Le provocaba una tortura interna. Aunque no podía seguir bajo el mismo techo que su madre y Andrew. No podía, tan solo pensarlo le daba miedo. No quería volver, aunque le costara su relación con Calum, no quería arruinarle la vida ni a él ni a ella.

 Y Calum… bueno, lo que quedaba del Calum que todos conocían. Casi no sonreía, era como que todo se hubiese apagado. Y en realidad, así lo sentía. Era oscuridad ahora que ella no estaba, sentía pena, sentía rabia, todo junto, pero solo tenía que sufrir en silencio. Nunca hubiese creído que se enamoraría a tal punto de no querer seguir vivo luego de que ella se fuese. Pero así estaba, viviendo casi por inercia. Nada podía salvarlo de esa soledad y esa amargura que comenzaba a consumirlo por dentro. Se sentía abandonado, su autoestima estaba dañada, y constantemente las preguntas rondaban su mente.

 Estaba acostado en su cama, con los ojos cerrados, dándole vueltas al asunto. Acababa de recibir la aceptación de la universidad, pero solo imaginar que ella no estaría allí con él, le provocaba ese vacío inexplicable en el pecho. Las lágrimas cayeron por su rostro, la extrañaba y no habían pasado más de dos semanas, pero es que el hecho de saber que ella no volvería lo tenía en ese estado. Se preguntaba día y noche el porqué de la decisión de ____ y aún no hallaba la explicación lógica al asunto. Y aunque se quemara la cabeza intentando descifrarlo, no, la respuesta no llegaba. Y ahora él se preguntaba cómo seguir sin ella, como seguir adelante. Era como vivir sin aire, realmente ella era tan necesaria como respirar en su vida. Y es que después de tres años locamente enamorado de ella, la necesitaba cerca, necesitaba su constante preocupación, sus regaños, absolutamente todo. Y seguía siendo ilógico, y más absurdo de lo que  parecía, pero al fin y al cabo ¿tenía lógica el amor?

 ____ no tenía idea de cómo vencer la ansiedad de llamarlo, pero aún no podía saber nada de lo que sucedía en Londres. Tenía miedo, y los recuerdos del último y terrible mes en Londres la abrumaban. Temblaba al pensar en ello y comenzaba la desesperación. Había comenzado a ir a un psicólogo luego de aquello, y le había contado todo. Le había recomendado estar un tiempo lejos y volver, para sellar el asunto, con la justicia. Pero estaba asustada, creía que jamás lograría tener el valor para hacerlo, más aún sin Calum en su vida.

 Se sentó en su cama con el notebook en las piernas. Abrió su correo electrónico y sus cuentas en las redes sociales. Lleno de mensajes pidiendo explicaciones de sus mejores amigos. Y no había ninguno de Calum. Sintió un enorme vacío en el pecho. ¿Es que Calum no había intentado comunicarse con ella? Bueno, su celular se mantenía apagado, así que no podía emitir un juicio tampoco.

 Leyó un mensaje de Sarah, su mejor amiga. La extrañaba, y le dolía haberla dejado sin mayor explicación tampoco. Pero sentía que era algo que tenía que superar sola.

“¡_____! ¿ESTÁS LOCA? ¿CÓMO NO TE DIGNASTE A EXPLICARME POR QUÉ TE IBAS? ¿ACASO CREES QUE NO TE APOYARÍA? ¿CREÍAS QUE NO SERIA CAPAZ DE ENTENDERTE? ¿PARA QUÉ ESTÁN LAS AMIGAS? Espero que estés bien, sea lo que sea que esté pasando… por favor, intenta darme una explicación, o al menos enviar un mensaje que diga que estás bien. Te extraño, y los chicos también te extrañan. Bueno… Calum está destruido, Ashton debe estar vigilándolo constantemente, es algo impulsivo, ya sabes… espero saber de ti amiga, te extraño.”

Sus ojos llenos de lágrimas retenidas no aguantaron, y comenzó a llorar. Extrañaba Londres, solo porque sabía que no volvería en mucho tiempo, si fuese un viaje, no estaría llorando y sufriendo cada día.

 Su padre, ahora era más preocupado con ella. No le tenía rencor por su “abandono”, y su hermana, también la quería y la ayudaba. Ellos aún no sabían el porqué de su huida repentina de su ciudad natal, y tampoco la presionarían para que hablara sobre ello, solo esperarían hasta que ella estimara pertinente contarles.

 Así que solo quedaba soportar el vacío y el ardor en el pecho, y esperar por algún día lograr sanar todas las heridas que llevaba en su interior. Esperaba llegar a lograrlo.

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Capítulo a petición de tombraider8 =)

¡Oh Dios! Rayis espero y superes lo que te ha pasado. Espero y les haya gustado el capítulo, ya saben comenten si subo otro, las quiero. Besos xx

PD: Solamente esta semana estaré subiendo capítulo ya que en vacaciones de Semana Santa no puedo, lo intentaré pero no prometo nada :)

Mi Vida Hecha Un Infierno {Calum Hood y tú} // 3era TemporadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora