Hailey

5 0 0
                                    

Lunes 28 de Agosto 2021 6:10AM

Suena el despertador, Emma se levanta, se mete a bañar, se cambia, desayuna, se lava los dientes y se Va a la escuela, ella está estudiando una Licenciatura en Lengua y Literatura, sueña con ser una escritora y crear mundos enteros para que las demás personas entren en ellos leyendo, conozcan historias y empaticen con sus personajes.

Llegando a la escuela Emma escucha una voz familiar.

—¡Emmaaaaaaa! —Dice una voz con singular alegría que se acercaba desde la distancia. Era Hailey, la mejor amiga de Emma, la conocía desde hace solo 1 año pero desde la primera vez que hablaron conectaron mucho y ya han vivido todo tipo de experiencias juntas, no hay un solo detalle que no sepan de la vida de la otra.

—Hola Hailey —Dijo Emma riéndose.

—Emma literalmente solo grité tu nombre y ya te estás riendo, ¿segura que no tienes algún trastorno? —Dijo Hailey en un tono de broma.

—En la vida hay que ser felices, y si esperas a cosas muy divertidas siempre para reírte e ignoras las pequeñas, siempre estarás esperando... ¿O algo así dijo Albert Einstein alguna vez no?

—Si claro, recuerdo que me lo enseñaron en la escuela —Respondió Hailey siguiéndole el juego —Mejor cuéntame como estuvo tu noche ¿te dio frío? porque yo me andaba congelando más que un chihuahua pelón en la antartica —Bromeó Hailey.

Emma solo se quedó callada, recordó todo lo que pasó a noche y sintió de nuevo ese nudo en la garganta.

—¿Todo bien? Sabes que puedes contarme todo —Dijo Hailey preocupada.

—Si si lo sé, es solo que no es el momento.

—Está bien lo entiendo, pero cuando si sea el momento te obligaré a contarme, no dejaré que sufras en silencio.

Emma solo sonrió, ¿Cómo es que había conseguido una amiga tan buena? no lo sabía, fue algo que solo se fue dando con el tiempo, cuando menos lo esperaba, pero Hailey siempre la apoyaba, siempre la escuchaba y le hacía sentir que podía confiarle cualquier cosa, ningún problema era demasiado pequeño, todos importaban. Hailey siempre estaba para Emma en sus peores momentos y le hacía ver partes de sí misma que ni ella sabía que tenía.

En la tarde Emma se fue a la casa de Hailey a pasar el rato y hacer tarea, era muy común que se juntaran así, les gustaba pasar tiempo juntas. No importa que estén haciendo, pero con el simple hecho de estar juntas ya se divertían. Pero esta tarde no se divertirían, aunque eso no es necesariamente malo, porque los problemas están para solucionarse y las heridas para sanarse.

—Ahora sí, ¿Qué te pasó? —Preguntó Hailey tan pronto como llegaron a su casa.

—¿Qué me paso de qué?

—Tú sabes bien a que me refiero, ¿Por qué te pusiste triste en la mañana?

—Oh cierto, sobre eso —Emma recordó todo lo que había pasado la noche anterior y sintió un sentimiento gigante de odio e impotencia, impotencia de no poder hacer nada contra su repugnante padre porque lo único que podía hacer era desahogarse con su amiga, le contó todo lo que había pasado la noche anterior mientras su voz se quebraba, y Hailey lo único que pudo hacer fue llorar con su amiga y entenderla, realmente no podía hacer nada para ayudarla, ahí estaba ese sentimiento de impotencia otra vez, para ambas, queriendo cambiar tantas cosas pero con tan pocas posibilidades.

Hailey es una buena amiga, siempre es muy comprensiva y escucha el punto de vista de Emma, pero también es honesta, si piensa diferente a ti o cree que te harás daño siempre te lo va a decir con la mejor intención. Ella tiene un cabello castaño largo y lacio y unos ojos cafés almendrados muy hermosos, tiene una nariz respingada y cada que hace una pequeña sonrisita se pueden ver sus hoyuelos, haciendo que su sonrisa sea muy terapéutica y contagiosa.

Después de varias horas Emma finalmente regresó a su casa, esta vez no pasó nada, su padre se comportó normal dentro de lo que cabe y no hubo nadie que saliera con algún moretón. Pero es horrible, cada vez que Emma entra a su casa es una ruleta rusa, porque si su padre no anda molesto no pasará nada, pero si se pone de mal humor Emma sabe que no pasará una noche agradable, y esa incertidumbre mientras no sabe si estará de buen humor o no es horrible, aparte de que hasta las cosas más pequeñas e insignificantes lo podían molestar de la nada, era totalmente impredecible.

Solo Acaba Para TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora