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—Número cero — me di la vuelta y mire al líder — quiero que vallas a inspeccionar el barco, hoy regresarán algunos de los participantes pasados.

—Claro señor.

—Llévate a los hombres del uno al ochenta.

—Claro señor — volví a asentir, para comenzar a salir.

—Y cero — me detuve y lo mire.

—¿Si señor?

—Tienes permitió matar a los soldados — asentí y él también como indicación de que podía salir.

Así eran las cosas sencillas, monitorear participantes, soldados y dirigir junto al líder y gran líder.

Suspiré y me dirigí a la sala de monitoreo, los hombres preparaban todo para el reingreso, fui al micrófono y lo encendí.

—Se les pide a los soldados del uno al ochenta asistir al puerto en menos de veinte minutos — le di la señal a uno de los que manejaba el tiempo de este lugar, puso un temporizador de veinte minutos, salí de la sala de monitoreo y me comencé a dirigir al puerto.

Este traje rojo (para no tener problema con la sangre) era cada vez más ajustado y claro que los hombres necesitados lo notaban. Más de quinientos hombres en una isla, con solo, una mujer, nada fácil.

En estos cinco años aquí, e visto participantes ir y venir, llorar, suplicar, morir.

Ellos nunca hablaban conmigo, sabían que tenía un rango más alto, incluso que el de los cuadrados. El orden era así.

-Gran líder.
-Líder.
-Yo.
-Cuadrados.
-Triángulos.
-Círculos. 

Era gracioso trabajar aquí hasta cierto punto, mi trabajo era prácticamente hacer funcionar esto, buscar a los participantes, monitorización y remplazar, si, si el líder o gran líder no podían o querían hacer algo lo hacía yo.

Lo sé, muchos pensarán que soy una sumisa cualquiera, pero vamos, habitación privada, comida a cualquier hora, descansos, bañarse, cama gigante, cómoda y sueldo, además, ser la jefa de los soldados.

Estaba supervisando la sala de control del barco, ya casi llegábamos al puerto y las camionetas estaban a punto de llegar.

A mi tableta llegó una alerta, la revisé, 28 no estaba en sus posicion de nuevo, me preguntó si ellos en verdad no saben qué lo sabemos, suspiré y apague la tableta, mucho estrés por hoy.

Un cuadrado y dos círculos se colocaron frente a mi y me pidieron permiso para hablar, asentí — Señorita, se reporta que volverá más de la mitad de jugadores.

—Gracias, recuerden seguir monitoreando a los que no regresaron — comencé a salir de la sala y ellos detrás de mi — quiero un conteo inmediato y no se preocupen por supervisar yo lo haré, den la orden.

—Si señorita — seguí avanzando hacia afuera y ellos fueron a la sala a darle la orden a todos, el barco ya se estaba deteniendo, podía ver las filas de camionetas un poco lejanas.

Presione mi auricular — Entren — ordene y las bans comenzaron a estacionarse y acomodarse entraron cincuenta y la puerta comenzó a cerrarse, el barco comenzó a avanzar de nuevo y mire que ninguno se movía.

Suspiré y volví a entrar, si quieres que algo salga bien, lo tienes que hacer tú mismo, la puerta de la sala de control escaneo mi máscara y después me dejó entrar. Me acerque al micrófono y lo accione.

—Creí haber pedido revisión inmediata, ¿Que esperan? Muévanse — todas las puertas de las bans se comenzaron a abrir y todos a salir, suspiré y comencé a salir de nuevo.

Mi estupido compañero || squid game Donde viven las historias. Descúbrelo ahora