El frío de la noche penetró en lo más profundo de sus huesos al bajar del auto, pero a él no le importó. El calor interno que llevaba carcomiéndole por dentro hasta sus partes más primitivas desde que inició su viaje hasta aquí fue suficiente para endurecer sus facciones y conducirlo seguro de sí mismo hasta su destino.
Un único farol era lo que iluminaba el mísero estacionamiento en las afueras de esa ciudad. Tocó el vidrio de la puerta destartalada en recepción y el sonido resonó en toda el área en medio del gran silencio. Después de irrelevantes movimientos e intercambios, el joven bien parecido de porte alto y mirada tan severa como galante consiguió una llave y fingió necesitar una habitación cuando en realidad entraría a otra.
Con la llave girando sinuosa entre sus dedos, Jeon Jungkook caminaba por el vacío pasillo alfombrado color vino con una coqueta sonrisa directo a la habitación número cinco. La expectación le estaba matando y calentando como un horno en el infierno consumiéndose dentro de sus pantalones. Sería una buena noche, se aseguraría de dársela envuelta en un moño rojo escarlata de regalo.
Como los viejos tiempos.
Todo pensamiento engreído y coqueto fue borrado de su rostro en el hermoso instante en que Jungkook abrió la puerta de la habitación.
Su polla palpitó en una excitación instantánea al ver a aquel chico acostado sobre la cama, bella y plenamente desnudo en todo su maldito esplendor; flexible y ya hermosamente preparado para él. Tuvo un problema goteante mirando la curvatura de su espalda que no tocaba la cama, esa estrecha cintura delineando su delicado abdomen y la flexibilidad de sus bonitos muslos rellenos. Sus ojos siguieron un camino por la redondez de su hermoso culo bien formado subiendo por sus estilizadas piernas con una rodilla flexionada, la odió por obstruirle una buena vista de su suave erección.
Kim Taehyung se removió en la cama revolviendo las sábanas y metiendo las manos debajo de las almohadas por encima de su cabeza, ronroneando como un pequeño gatito dándole la bienvenida.
—Te necesito tanto Kookie…
Jungkook sonrió cerrando la puerta tras él. Sin dar un paso cerca, se tomó el tiempo para saborearlo con la mirada.
Taehyung estaba completamente listo para él, con su espalda arqueada de una forma tan erótica que Jungkook tuvo que cerrar los ojos y detenerse a suspirar para controlarse con tal de poder seguir mirándolo.
Como un imán, sus ojos regresaron a esa pequeña cintura de circunferencia perfecta y delicada subiendo por su pecho brillante y descubierto con esos botones erectos invitándole a chuparlos, se tomó todo el tiempo del mundo para detenerse en esos hermosos ojos desorbitados de placer.
—Vamos Kookie, quítate eso y ven aquí. Por favor…
Le encantaba cuando suplicaba tan sucio, tan obsceno, tan él. Taehyung giró su rostro húmedo bajo la tenue luz ámbar dejando caer su brazo fuera de la cama en su dirección.
Jungkook obedeció sin decir ninguna palabra, pero unos colmillos asomándose coquetos fueron repasados por su lasciva lengua. No le quitaba la mirada de encima mientras rodeaba la cama y se retiraba su saco colocándolo sobre la silla. Su camisa gris acero lo hacía ver más alto, más elegante y varonil que de costumbre. Taehyung no pudo evitar soltar un suspiro ante tal atractivo hombre a los pies de su cama, le encantaba cuando Jungkook lo sorprendía viniendo del trabajo en su increíble traje. Tampoco pudo evitar cerrar las piernas por la inercia de la expectación.
Jungkook sintió a su propio miembro palpitar de ver el suyo completamente erguido y ya goteando por tenerlo. Sus ojos cepillaron toda la zona, desde su ombligo en medio de ese hermoso y malditamente delgado abdomen que subía y bajaba al respirar hasta la intersección de sus muslos con sus caderas en esa delicada curvatura de la ingle en la que quería anclar las manos y maniobrarlo a su antojo.
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𝐋𝐨𝐯𝐞 𝐌𝐨𝐭𝐞𝐥 +𝟏𝟖
Fanfic¿Qué pasó cuando los chicos quisieron solucionar todo con sexo esa noche? Algunos dijeron que sus respectivas relaciones se hicieron más fuertes, otros que se cayeron a pedazos; pero ellos fingieron que nada pasó en el momento en que el delirio del...