No podía dejar de mirarlo, Kuroo no podía apartar su mirada de él, su pequeño amigo con el que había pasado prácticamente toda su vida. Gracias a todos esos años juntos había desarrollado la capacidad de poder leer completamente todo lo que pasaba por la cabeza del teñido, bueno...tal vez no completamente.
Lo observaba atentamente mientras caminaban hacia a la cafetería dónde Kuroo quería tener una cita con el menor, o cómo él solía llamarlo: Un simple encuentro entre mejores amigos para pasar el rato.
Pero había algo que no le cuadraba, que no le daba buena espina. Él siempre supo que Kenma no era una persona muy habladora, a él no le importaba ello, sabía que Kenma prefería escuchar y soltar pequeños comentarios en vez de hablar durante toda la conversación. Kuroo notó que Kenma no decía absolutamente nada, ni siquiera había sacado su móvil o consola para jugar. El mayor frunció el ceño, trató de acercar su mano hacia el armador pero al momento de rozar su hombro, Kenma se estremeció y se alejó de él, por primera vez en el día, hizo contacto visual con Kuroo.
Aún que solo duró por un par de segundos, ya que Kenma dirigió su mirada al suelo de nuevo, Kuroo confirmó lo que se temía, algo pasaba con Kenma y este no le contó nada sobre ello. Volvió a acercar su mano, esta vez Kenma no se apartó cuando la dejó apoyada sobre su hombro, al ver que Kenma no rechazaba el contacto decidió rodear sus hombros con su brazo.
-Dime, gatito, ¿Has probado ya ese juego que te regalé?-. Preguntó tratando de sacar un tema del cuál hablar. Pero Kenma simplemente alzó y bajó sus hombros sin responder nada.
-¿Qué pasa? ¿Ya te has pasado el juego? Ya sabía que no tardarías mucho en terminarlo, eres el mejor en eso...-. Iba a seguir hablando pero Kenma le interrumpió.
-No, no lo he terminado. Eso es para niños, es ridículo jugar a eso y pasar tantas horas cerca de una pantalla como hago yo es patético, pero no te preocupes, no lo volveré a hacer más.-. Kenms susurró sin mirarle.
-¿Qué? ¿De qué estás hablando?-. Preguntó el mayor confundido.
-Ya me has escuchado, Kuro. Dejémoslo de lado.-.
Kuroo no supo qué responder, Kenma nunca le había hablado así, definitivamente algo le pasaba. Trató de preguntarle sobre más cosas, cómo el instituto, volleyball, sus amigos...pero Kenma solo respondía con monosílabos. Kuroo no se rindió y siguió tratando de sacar diferentes temas de conversación hasta que llegaron a la cafetería.
Fueron a una mesa un tanto apartada del resto, el mayor movió su silla para estar más cerca de Kenma, enseguida notó la reacción del rubio y se detuvo. Iba a decirle algo pero un camarero llegó y Kuroo ordenó la comida y bebida de ambos, sabiendo lo que Kenma siempre pedía en esa cafetería.
A los pocos minutos el camarero volvió con lo ordenado, Kuroo empezó a comer, sin embargo miraba de reojo al menor, quien no había probado bocado.
-¿Kenma, acaso no tienes hambre?-. Preguntó viendo como el rubio jugaba con el tenedor pero no comía.
Kenma alzó y bajó los hombros en respuesta. Kuroo suspiró y con su tenedor tomó un poco de la tarta de manzana de Kenma y la acercó a la boca del armador.
-Venga, gatito, abre la boquita~ .-.Canturreó mientras dirigía el tenedor a su boca.
-Kuro...-.
-Vamos, Kenken.-. Le regaló una de sus sonrisas de siempre, a lo que Kenma rodó los ojos sabiendo que cuando Kuroo se proponía hacer algo lo conseguiría. Entreabrió la boca y el mayor le dio un poco de la tarta.
-Kuro, no soy un niño pequeño...-. Dijo un tanto avergonzado mientras miraba a todos lados, asegurándose de que nadie los viera.
-Tal vez no eres un niño, pero lo de pequeño no te lo niego.-. Soltó una de sus características risas y fue ahí cuando un par de personas se giraron a mirara hacia su dirección, haciendo que las mejillas del más bajo se tiñeran ligeramente.
-Kuro, por favor...-. Murmuró Kenma cubriendo un poco su rostro.
-¡Sigan comiendo, aquí no hay nada que ver, solo estamos teniendo una cita- DIGO UN ENCUENTRO ENTRE AMIGOS!-.Gritó nervioso, casi la caga.
La gente los miró raro pero optaron por dejar a los estudiantes en paz y seguir comiendo. Kuroo suspiró aliviado y vió a Kenma mirándole con la cabeza ladeada y un pequeño ceño fruncido.
-¿Qué...?-.
-¡Nada, gatito, nada! Es que estoy muy cansado y me he confundido de palabra, yo...Eh...¡quería decir "cinta"! Si, eso, cinta...-.
-No había escuchado lo que habías dicho antes, solo sabía estabas gritando...pero vale.-.
-Oh bien...-.
Kuroo se dio cuenta de que ya habían terminado de comer, por lo tanto se levantó y pagó por todo. Volvió a la mesa, Kenma no se había movido, simplemente miraba a la nada.
-Gatito, es hora de volver a casa, ya es muy tarde.-. Susurró mientras tendía su mano hacia el teñido. Kenma la miró, dudando por dentro como nunca antes lo había hecho. Alzó su mano lentamente y pronto sintió la calidez de la mano de Kuroo contra la suya.-Vamos, yo te acompaño a casa.-.
[•••]
Kuroo ya podía ver la casa de Kenma al final de la calle, después de dejarlo en casa pasaría unos días hasta que puedan quedar de nuevo, así que aprovecho esos minutos que le quedaban.
-Kenma...Sé que te pasa algo, no sé el qué, pero no tienes el porqué de pasar por esto solo. Yo estoy aquí, siempre lo voy a estar. No voy a forzarte a hablar ahora, pero si tienes que contarme algo entonces hazlo, siempre estaré ahí para responderte, y por favor, no creas que lo que tienes que decir es ridículo, estúpido o que no me importará, tampoco pienses que vas a molestarme o malgastar mi tiempo. Se trata de ti, Kenma, nunca me podré enfadar o malgastar mi tiempo si es contigo con quien lo comparto. Me importas más que nada y nadie en este mundo y siempre trataré de ayudarte con todo lo que pueda.-. Kuroo susurró con un tono de voz calmado, del cuál el amor y cariño desbordaba en cantidades inmensas. Estaban justo en la puerta de la casa de Kenma, mirándose cara a cara. Kuroo se inclinó para tomar uno de los mechones de cabello del menor y ponerlo tras su oreja, dejando su mejilla izquierda al descubierto, lo cuál le dio rienda suelta para inclinarse un poco más y dejar un corto pero tierno beso en la mejilla sonrojada del armador.
Kenma quiso gritar lo bien que le hizo sentir ese momento, cómo su día había cambiado drásticamente, y es que cuando se trata de Kuroo él siempre hablaría de él con sonrisa en su rostro. Kenma se puso sobre las puntas de sus pies para rodear el cuello del más alto con sus brazos y así poder fundirse en un abrazo. Kuroo no tardó en rodearlo también y apegarlo a su cuerpo.
-Gracias, Kuro...Yo...-. Susurró Kenma con su dulce voz. Quería hablar sobre todo lo que había pasado, pero no ahora, no sabía qué decir ni cómo expresarse. Hoy no hablaría, pero se prometió a sí mismo el hacerlo la próxima vez que se reunan.
-Está bien, Kenma. Sólo hazme saber si me necesitas, yo escucharé todo lo que quieras decir.-. Le sonrió mientras acariciaba su pelo teñido.
-Vale...Adiós, Kuro.-. Se despidió moviendo su mano de un lado al otro mientras abría la puerta de su casa.
-Adiós, gatito.-.
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Everything is fine... [KuroKen]
Fanfiction-Kenma...¿Qué es eso-? -Nada. -Pero... -No es nada, todo está bien, Kuroo. No importa lo que ha sucedido, si alguien le pregunta, él siempre dirá que está bien. [Fanfic con Happy Ending]