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Kenma estaba recogiendo sus cosas, las clases acababan de terminar y el estaba deseando el poder encontrarse con su mejor amigo esperándole en la puerta de su casa con una de sus típicas sonrisas.

Salió de clase con prisa, quería llegar cuanto antes, Kuroo ya le había enviado un mensaje avisando que se encontraba en el tren y a punto de llegar a su casa.

Estaba caminando, no von una sonrisa, pero podías notar que se encontraba mucho más animado que de costumbre. Cruzó por la puerta del instituto y un tirón en la capucha de su sudadera lo tiró hacia dentro de nuevo.

-¿Pensabas irte sin mi, Kenma?-.Dijo Nivav con una pequeña sonrisa mientras colocaba su mano en la espalda baja del rubio. Kenma se alejó incómodo, nunca le había gustado que le toquen con tanta confianza, ya se lo dijo una vez a Nivav, pero él lo seguía haciendo.

Nivav le miró con el ceño fruncido, agarró su muñeca, empleando cierta fuerza al apretar y acercarlo más a él, soltó una pequeña risa que sonó desagradable para el armador.

-¿Qué te pasa? ¿No te gusta, rarito?-.

-No es gracioso...-. Murmuró Kenma aguantando las lágrimas que amenazaban por salir, el sentimiento era más desagradable conforme pasaban los minutos.

-No te vuelvas a apartar, ¿Entendido?-. Susurró cerca de su oreja y esperó por una respuesta del nervioso y angustiado armador, quien no pudo hacer más que asentir lentamente y susurrar un pequeño "Perdón".

Retomaron el camino de nuevo, Nivav no había soltado la muñeca de Kenma, este comenzaba a angustiarse aún más, sentía el cuerpo del otro mucho más cerca de lo que le gustaría, la sensación de la mano de Nivav sobre su muñeca le desagradaba también, esa zona picaba y sentía cómo su pecho se estrujaba, cómo necesitaba más aire, cómo necesitaba alejarse.

Decidió hacer algo, ¿Por qué quedarse quieto durante esto cuando le desagradaba en sobre manera? Si no se sentía cómodo tenía todo el derecho de moverse, ¿Cierto?

Aguantó un momento la respiración y alzó la mirada para ver a Nivav, quién miraba al frente. Lo pensó por un momento y puso su mano sobre la de Nivav para apartarla, fue entonces cuando el más alto le miró, con una expresión no muy contenta en su rostro.

-¿Qué cojones-? -.Nivav susurró, su voz sonó más grave de lo habitual, agarró con su otra mano el brazo de Kenma para acercarlo completamente, la distancia que separaba un cuerpo del otro había desaparecido, Nivav rodeó el torso del menor con su brazo.

-¡Ya te he dicho que no me gusta!-. Gritó Kenma, no se sabía si el rojo en su cara era por las inevitables ganas de llorar, un ataque de pánico o por lo horrible que se sentía ser tocado de esa forma.

El menor puso sus manos sobre los hombros del contrario y empujó con fuerza para apartarlo de él. El sentimiento de libertad sólo duró por un segundo, ya que enseguida un dolor agudo comenzó a sentirse sobre su mejilla y la marca rojiza de una mano apareció sobre ese dolor. Se tambaleó ligeramente hacia atrás, reaccionó sin pensar y volvió a intentar empujar al más alto para alejarlo cuanto antes de él. Nivav agarró con fuerza sus muñecas y tiró con fuerza de ellas para tirar a Kenma al suelo, quien intentó poner sus manos para amortiguar la caída, causando rasguños y heridas en la palma de ellas.

La adrenalina del momento bajó en picado, Kenma abrió los ojos en pánico, miraba sus manos temblorosas sobre la fría acera, el dolor en las zonas afectadas aumentó haciéndole recordar lo que había pasado una y otra vez. No supo en qué momento sus lágrimas le vencieron y comenzaron a caer de sus ojos tristes. Dudó entre girar la cabeza, pero lo hizo en un impulso por saber qué era de Nivav.

-¡NO! ¡No me mires con esa cara! ¿¡Has visto lo que me has hecho hacer, inútil!?-. Gritó colérico mientras señalaba con su índice al rubio que aún estaba tendido en el suelo. Los gritos no ayudaron a tranquilizar a Kenma, empeoraron todo, las lágrimas cayeron con más fuerza y abundancia.

-¡Deja de llorar ya, joder! ¿¡Esto es tu puta culpa y encima te pones a llorar!?-.Nivav volvió a caminar hacia él, Kenma se puso rápidamente en pie y, atemorizado, caminó hacia atrás para alejarse.

-P-por favor, para...-.Sollozó el menor, pero Nivav no se detenía. Kenma se esperaba lo peor, pero dos señoras caminaban por la misma calle donde se encontraban ellos mientras charlaban entre las dos. Nivav se dio la vuelta y dejó escapar un gruñido bajo antes de mirar de nuevo a Kenma.

-Ten cuidado con lo que haces, Kenma.-. Advirtió antes de marcharse en dirección contraria.

Kenma tembló en su sitio, sus piernas comenzaron a moverse solas y le llevaron directas a su casa, donde abrió la puerta y colapsó al momento justo de cerrar la tras de sí.

Estaba tumbado sobre el frío suelo, su respiración se sentía tan acelerada, al igual que los latidos de su corazón. Kenma no escuchaba ningún sonido a su alrededor, tampoco sentía nada, tan solo dolor en su mejilla y manos. Quiso intentar ponerse en pie, pero el ataque de pánico aún no había terminado y le obligaba a seguir ahí. Su vista cada vez se tornaba mas oscura y borrosa hasta que ya no pudo aguantar más, física y mentalmente, dejó de intentar mantenerse despierto, acabando por desmayarse.

[•••]

Kuroo acababa de salir de la estación y ya se encontraba de camino a casa de Kenma, hubo un pequeño retraso en su tren por lo que llegó un par de minutos más tarde. Se detuvo enfrente de la casa de Kenma con una gran sonrisa, pulsó el timbre de la entrada y esperó.

Pero pasaron los minutos y nadie abría, así que decidió llamar un par de veces mas, hasta que decidió sacar su móvil y llamar a Kenma para que abriese, ya que posiblemente se encontraba jugando alguno de sus videojuegos, pero, antes de poder llamarle, la puerta se abrió.

Kuroo apartó la vista de su móvil para saludar a Kenma pero inmediatamente se calló al verle.

-¿Kenma...?-.

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Everything is fine... [KuroKen]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora