La veía, no podía quitar si vista sobre su persona cada vez que pasaba por su camino, sólo existía una palabra que definiera tal perfección " angel" ella era su ángel
Su obsesión se volvió tal que comenzó a seguirla, conocía su rutina, conocía cada detalle de su día, de cada minuto , más no bastaba debía conocer lo que ella hacia dentro de su hogar, no sería problema pues el era un aprendiz de hechicero
Con eso pudo conocer un nuevo aspecto de su ángel, más como en su inicio no bastaba, debía tocarle, tenía que sentir su fino tacto, debía sentir esa suave piel, recurrir a los hechizos prohibidos para saciar su nuevo anhelo, lastima que no escucho a aquél con más sabiduría
Ella salió como todas las mañanas, más al llegar a casa vio la hermosa rosa esperando en su ventana, una extraña sensación la llevo a tomarla y dirigirse a la bañera, la lleno y colocó los pétalos de esa rosa, al entrar una fuerte corriente la inundó, un extraño placer se apoderó de ella, podía jurar que otras manos la tocaban, podía jurar que no estaba sola en esa tina, el placer inundó cada rincón de esa habitación
Momentos antes el joven había usado el hechizo para convertirse en esa rosa, el sólo quería sentir esa piel más no esperaba que esta fuera desojada y así el quedo atrapado eternamente en aquellos pétalos y a su amada encerrado en el más puro placer por toda la eternidad
Lo miraba nervioso, jugaba con sus manos, ya queria conocer lo que pensaba de su reciente trabajo
- ¿Que piensas? ¿ Es mucho? ¿ Es malo verdad? -
Dejó aquellas hojas sobre la mesa de centro, se puso serio pues el siempre daba una respuesta profesional cuando el trabajo de su pareja se trataba
- Arthur cada vez creces más en esta área, confía más en ti, después de todo es tu pasión y eso queda plasmado en cada palabra de tus obras-
Se levantó sentándose a su lado, regalando un beso, llevando a su presente lo que había escrito en aquella nueva obra que debía entregar
