Capitulo 9

6.7K 782 257
                                    

La Mansion Malfoy era grande, y ahora como actual cuartel militar de los mortifagos, parecia más peligrosa que nunca

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

La Mansion Malfoy era grande, y ahora como actual cuartel militar de los mortifagos, parecia más peligrosa que nunca. Sus encarcelados nunca habían osado a intentar nada, sabían que la horda de crucios que les llovería sería un verdadero infierno. Nadie era tan estupido como para osar perturbar la tranquilidad del lugar.

—¡SOMOS CUATRO PROSTITUTAS, LAS HIJAS DE PUTA...!

Excepto Gigi Faitth y Asen, quienes cantaban a todo pulmón desde las mazmorras, recibiendo miradas divertidas de sus compañeros de prisión. 

Los dos mejores amigos llevaban encerrados exactamente dos semanas en aquella mazmorra. Dos semanas desde que habían sido capturados, alejados de sus familias y amigos, desalojados de sus varitas, con un misero pan al día y la mitad de un vaso con agua. Debían estar tristes, desesperanzados, con ganas de morir.

Pero ahí estaban, cantando a todo pulmón una tonta canción que Asen había escuchado en un programa muggle.

Los mortífagos intentaron controlarlos, deberás que sí. 

Les habían torturado con crucios, ambos chicos rieron. 

Los mojaron con agua helada mientras les creaban heridas con cuchillos magicos, ambos dijeron que eran masoquistas y que no les importaba.

Incluso les rompieron varias extremidades como las manos y piernas, pero Gigi Faitth conocia magia curativa y no verbal, por lo que se curo. En cuanto a Asen, este era un licantropo, pronto estuvo bien.

El mismo Voldemort había ido a callarlos a base de maldiciones, pero estos no pararon de bromear sobre su aspecto durante toda la tortura.

Así que simplemente optaron por mejor ignorarlos.

—Dos niños terminaron por fastidiar a nuestros captores, ya ni vienen a torturarnos.—dijo Scrimgeour con sorna.—que ironia.

—Podemos ser bastante fastidiosos.—comento Asen con una sonrisa y miro a su amiga.—¿Nos echamos otra, Bonnie?

—No, Honey.—dijo Gigi Faitth.—dejame descansar un poco, me canse.

—Bueno.

Todos soltaron una pequeña sonrisa ante la interacción. Verdaderamente la presencia de Gigi Faitth y Asen en aquel encarcelamiento era un hermoso rayo de sol. Solo quedaba esperar que no los mataran.

—¿Porque se dicen así?—pregunto Luna con su tipica sonrisa soñadora.

—Porque somos Honey-Bonnie.—dijeron ambos, abrazandose por la cintura.

—Grindelwald.—llamó Draco, llegando a la mazmorra con su usual aspecto demacrado, pero bien vestido en un traje negro.

—Hola, Dragón.—saludó Gigi Faitth con una sonrisa.—¿Voldy quiere torturarme de nuevo?

Draco no respondió, pero no había necesidad. Ella sabía que era así. Se despidió de todos y salió junto a Draco. La verdad, el no comprendía muy bien a Gigi Faitth. Ella podría haber intentado desarmarlo muchas veces para escapar, pero siempre iba voluntariamente a donde la llamaban.

The first Knight [Viktor Krum]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora