Una caverna tan gélida como un cuarto de hielo tiene habitantes que ocultan sus cabezas, ellos no sonríen, no pueden salir de ahí, trabajan, estudian y tienen familias.
Nadie dispara babosas, es una caverna extraña, el alcalde a menudo va a un gran edificio uno tan grande que parece haberse tragado los impuestos cobrados. Tanta es la monotonía que parece ser un tiempo de espera para un evento. Las personas se alteran y desvanecen, algo está sucediendo en la caverna, se apaga, tiembla y deja daños de primer grado. Nadie se alarma, toman sus cosas y se van de ahí una vez las rejas que dan con el exterior caen.
Los periodistas de entonces van, pero no encuentran algo realmente llamativo, se van y mientras una nueva era de tecnología y renovación surge en las demás cavernas, aquella muerta es dejada atrás. Apenas estuvo en primera plana una semana, de ahí no tuvo más importancia.
En esa caverna hay un edificio enorme y oscuro, una silueta pequeña y flacucha va por las instalaciones de ahí, arrastra sus pies dañados, sus hombros caídos llevan sus brazos irreconocibles. Su cabeza voltea por doquier, hasta que se detiene frente y ve directamente hacia aquel que le ha visualizado. Ladea su cabeza hacia un lado y sus pasos lentamente van hacia el que le observa.
Empieza con pasos dolorosos y titubeantes, continúa por trotar y jadear. Termina por lanzarse a este.
- ¡Ayúdame!
Will había pasado la noche fuera de su guarida, no tuvo la intensión de buscar la manera de comunicarse con su tío. Estuvo en uno de sus escondites, uno sencillo ubicado en una cueva subterránea. Dió un gran grito en el momento en que algo saltó contra él.
Sus babosas se espantaron y salieron bando de su pequeño espacio en un cojín apartado. Una aquabek lanzó un chorro de agua hacia una congelada la cual estornudó un pico de hielo que dió contra la retaguardia de una flatulorinka que lanzando un gas aturdió al grupo de babosas.
Pasando una mano por su rostro, Will no pudo fijarse en el inconveniente con sus babosas ya que tenía que lidiar con el susto que se acababa de llevar, su cabeza tenía una capa de humedad y palidez que le hacía ver cómo un fantasma de cuentos, sus manos estaban tan sudorosas que si intento por consolarse se sintió asqueroso. Por precaución miró de un lado a otro, y al no ver ninguna sombra sonriente pudo exhalar con un gran alivio.
La cara de aquello que se lanzó a él era borrosa, no parecía humano pero daba la sensación de serlo. No recordaba detalles solo la sensación del horror. Un escalofrío recorrió por su columna y continuamente se recostó en la hamaca dónde la noche anterior se acostó.
Su arsenal no tardó en llegar y saltar sobre él. La mayoría creía que su lanzador había tenido una pesadilla con respecto al suceso de su padre.
Mas Will le calmó haciendo un gesto suave con su muñeca: -no tienen porqué preocuparse, fue... Un mal sueño... Uno terrible, debo admitir. -balbuceó la última oración, algo que confundió a su arsenal.
La última palabra que escuchó de aquella silueta le había quedado en la cabeza, incluso luego de volver a la realidad. No quiso tomarle importancia, el resto del día no tuvo intensiones de saber al respecto.
Hasta que tuvo que volver a dormir, y la pesadilla se volvió a repetir, aquel y los siguientes días. Cansado de ello, Will tomó sus pertenencias, se preparó y listo fue rumbo a aquella caverna donde su maestra vivía.
Fue un camino bastante largo, incluso cuando sabía que debía cruzar ríos e ir a las zonas más accidentadas, era difícil acostumbrarse. Una vez llegó a la cima de un monte alto que era propiedad única de aquella mujer que tendía a ausentarse por mucho tiempo en ocasiones.
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Caverna de Ensueño || Bajoterra || Terror
FanfictionPor cada paso hacia las profundidades que vayas a dar, será mayor la reconsideración que te hagas a tí mismo. Will Shane y Thaddeus Blakk, salieron de sus zonas de conformidad al recibir un mensaje diferente pero con el mismo objetivo: Ir a la Caver...