Fate/DxD: La espada del cielo

Capitulo 1: Amanecer blanco

No soy dueño de Fate / stay night y / o High School DxD .

"Tuve un sueño. Bajo la luna llena, era un niño abrazado por un calor nostálgico. Pero cuando me despierto del sueño, solo queda una vaga sensación de nostalgia. Eso, también, desaparecerá. Con una sola lágrima como la del Rocío de la mañana." - Kentaro Muira

"La victoria es tuya".

Jadeé mientras mi mirada se movía de los pisos en ruinas de la sien exterior a mi oponente. Mi cuerpo intentó equilibrarse, pero las baldosas rotas debajo de mí formaron una plataforma tosca.

Me quedé mirando impotente al círculo mágico dorado que apuntaba una de sus innumerables armas hacia mí.

"Muere con esa satisfacción, farsante".

En retrospectiva, me di cuenta de que este era mi fin.

A pesar de mi inexperiencia con los sentidos de la magia, una parte de mí sabía que Saber ya no estaba en este mundo. Ninguno vendría a mi lado.

La desaparición de la cresta de Tohsaka consolidó aún más eso.

Aunque estaba solo, mis labios se estiraron hacia arriba. Nuestras acciones esta noche salvaron innumerables vidas, previnieron una tragedia similar a la que yo había experimentado. Estaba contento, feliz incluso.

Con eso, miré hacia el Rey de los Héroes.

No quería morir, sin embargo, morir a sus manos era un honor para muchos. Un hombre cuyo espíritu era tan antiguo, tan poderoso, que había dado a luz a todas las leyendas en la historia registrada.

La Epopeya de Gilgamesh habla de las riquezas que el Rey de Uruk había obtenido en su vida durante su búsqueda de la inmortalidad, tesoros que crecieron hasta convertirse en la base de los Nobles Fantasmas manejados por los Espíritus Heroicos.

El hombre que tenía ante mí, sin embargo, parecía tan mortal como yo. Pero, incluso yo no pude negar su esplendor a pesar de haberlo presenciado asesinar a una niña.

El silencio que impregnaba el campo de batalla en ruinas no fue mal recibido. Gilgamesh continuó mirándome con una emoción indescriptible revoloteando a través de sus ojos escarlata, como si me estuviera permitiendo los últimos momentos de vida, esperando el amanecer para poder verlo por última vez.

Una bola de caos perturbó lo que fue un momento de serenidad, retorciéndose y agitándose a medida que crecía debajo del brazo perdido del Rey. Explotó hacia afuera creando lo que parecía un ala de la nada antes de tragar repentinamente al hombre por completo.

"¡¿El agujero del Santo Grial ?!" Mis ojos se abrieron ante el fenómeno.

Antes de que pudiera reaccionar, una cadena dorada salió disparada del capullo de la nada y se envolvió alrededor de mi muñeca, arrastrándome hacia el agujero a pesar de mis esfuerzos por mantenerme alejado. Sin magia para reforzar mi cuerpo, todo lo que podía hacer era usar la fuerza de mi propio cuerpo para detener mi movimiento.

"¡Esa abominación malformada!" Gilgamesh lloró cuando apareció por el agujero. "¡¿No sabe que un compañero Sirviente no puede convertirse en su núcleo ?!"