🎴Tokyo 卍 Resistance🎴[Tokyo 卍 Revengers Zombie AU] [Primera Temporada]

[Problemas]

Ya estábamos avanzando con las motos, mientras le indicaba a Souya por donde ir.

—Oye, Capitana.—me llamó Baji.

—Dime Maki.—pedí.

—Como sea, dime, ¿Que comes para tener esas agallas?

Sonreí y volví a mirar al frente.

—Souya gira a la izquierda.—le indiqué.— Comí una muy mala vida y una muy mala etapa para ser joven. Nada de lo que me sienta muy orgullosa.

Por un largo trecho nos mantuvimos en silencio hasta que llegamos a una zona donde los edificios estaban en completa ruina, salían gases desde el suelo, era algo repugnante. Le indique que acelerarán la marcha y en poco tiempo logramos ver lo que podía ser una farmacia.

—Oigan, miren, pueden haber cosas útiles allí.—señalé.

Souya frenó y los dos de atrás siguieron la acción. Abrí el mapa y lo doblé para poder señalar en este el lugar sin tener que abrirlo todo.

—Listo, sigamos.

Souya volvió a arrancar pero de reojo vi como algo salía desde la esquina. Una cabeza gigante y deforme color verde.

Levanté mi mano derecha indicando que se quedaran quietos y con la izquierda apreté los frenos de la moto por sobre la mano de Angry. La moto derrapó un poco, provocando un leve chillido que hizo que la cabeza de este se girara hacia nosotros.

Kazutora apagó la moto y yo rápidamente hice lo mismo.

Me di la vuelta a mirarlo a los dos de atrás, estos se veían nerviosos.

El pobre Angry estaba temblando ligeramente.

—Tranquilo, no puede vernos...—le susurré.

Me bajé de la moto y les indiqué a los otros dos que hicieran lo mismo. Lentamente y caminando movieron la moto junto a la nuestra.

—Debemos pasar caminando con las motos, es un zombie ciego y se guía por las vibraciones y el sonido.—expliqué en un susurro casi inaudible.

Todos asintieron y de forma muy tensa pasamos frente al zombie. Era enorme, casi del tamaño de un elefante. Y lo peor de todo eran sus garras, largas y filosas que tanteanban el suelo buscando alguna vibración. Kazutora no miraba a ningún lado salvo hacia el suelo. Caminando todos lentamente y empujando las motos. 

Menos mal que el monstruo no chilló...

Un gorgojeo se hizo presente desde la garganta del zombie, lo miré aterrada y me quité el casco, con toda la velocidad que pude lo tomé de la correa y lo lancé dentro de la calle donde estaba el monstruo, haciendo que el casco golpeara el asfalto al mismo tiempo que el zombie chillaba horrorificamente. El zombie arremetió contra el casco y lo hizo anicos con sus afiliados dientes podridos y chuecos llenos de baba ácida.