𝓒𝓸𝓷𝓮𝔁𝓲ó𝓷

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Un mes había pasado, la taiwanesa no faltaba a ni un día de visita.

Le leía, le contaba su día, le cantaba, le consentía.

Tenía la esperanza de que algún día su amiga despertara. Ella sabía que Jihyo era fuerte.

Hoy no era día de visita, pero los padres de la coreana le llamaron.

Jihyo había despertado.

Jamás había corrido tan rápido fuera de su escuela. No le importaba ser castigada o el exámen que tenía.

Su mente solo repetía una palabra... Una nombre.

Jihyo.

El camino se le hizo eterno, pero cuando por fin estuvo delante de esa puerta blanca, la misma que había abierto tres veces a la semana a la misma hora, sintió la debilidad en sus largas piernas.

Tomó el frío pomo de la puerta.

Entró.

Jihyo estaba sentada contra el espaldar, mirando hacia el frente.

Sus padres estaban ahí, pero todo estaba en silencio. Cuando los señores Park notaron la presencia de Tzuyu, salieron sin decir absolutamente nada. 

–J-Jihyo– La llamó.

La mayor tenía la mirada perdida.

–Tzuyu...– Su voz, débil y ronca. Como la extrañaba.

La coreana extendió su mano. Tzuyu la tomó sin pensarlo dos veces.

Sus manos, casi esqueléticas estaban frías, por no decir heladas.

–Ji, c-cuanto te extrañé– La menor comenzó a sollozar.

Jihyo no la observaba, seguía con la mirada hacia el frente. Había algo en sus ojos, no brillaban como de costumbre, no tenían esa vida y chispa que tanto amaba la taiwanesa.

–¿Qué querías hablar conmigo?–

–¿Lo r-recuerdas?– Tzuyu no podía parar de llorar.

Jihyo solo asintió.

–No llores más, Chewy– Buscó con su mano el rostro de la menor, trazando un camino torpe hasta sus lágrimas.

–Jihyo... Tú– Tragó pesado–¿Tú puedes verme?–

Pudo sentir como la mayor se tensaba.

Lágrimas silenciosas comenzaron a bajar por las mejillas ahora no tan regordetas de Jihyo.

Tzuyu tomó su rostro, para girarlo hacia sí misma.

–¿Jihyo?–

–N-No, Chewy– La mencionada la estrechó con fuerza– Sufrí una contusión y... Perdí un gran porcentaje de mi vista–

Casi se pudo escuchar como el corazón de la taiwanesa se rompía en miles de pedazos.

–Lo siento, lo siento mucho... Y-Yo, esto es mí culpa–

La menor temblaba y lloraba sin parar.

–Calma, esto no es tu culpa–

–¡Lo es! Claro que lo es, sí yo no hubiera sido un completa idiota– Golpeó su pecho con fuerza–Esto no habría sucedido–

–¿Te estás golpeando?– Apretó el agarre en su mano– Por dios, para, no hagas eso–

Tzuyu lloró un rato más en el pecho de la mayor, hasta que pudo calmarse. Jihyo le había hecho un espacio en la camilla para recostarse juntas.

–Sé que esto no es el parque pero, podemos hablar... Cómo me lo pediste–

–Y-Yo quería disculparme. Fuí una completa estúpida, me dejé cegar por los celos y el miedo y te abandoné, me alejé de ti creyendo que sería lo mejor para mí. Pero solo super actuar como una grosera, estaba molesta y celosa... De K-Kang– Hizo un pausa. Arregló uno de los cabellos rebeldes de Jihyo– P-Porque... Y-Yo, he estado enamorada de ti, desde hace mucho ya–

El corazón de Jihyo se aceleró. No sólo por lo obvio que Tzuyu le acababa de decir, sí no porque no lo dijo en pasado.

–¿Tú? ¿Enamorada de mí?–

–S-Sí, pero nunca quise decírtelo, porque no quería incomodarte, jamás me hablaste de alguna chica... Solo chicos, así que asumí que no te gustaban–

Jihyo asintió, ella había sacado una conclusión parecida a base de lo mismo.

–Por eso cuando me descubriste con esa chica... Me molesté, porque me asusté–

Ambas, tenían sus manos entrelazadas.

Tzuyu sollozó de nuevo.

–Dios que idiota fuí... Jihyo, de verdad perdoname–

–Ya, Chewy... Yo tambien actué como una tonta– Su pulgar acariciaba la mano de la menor–Sabes yo, no amaba a Daniel–

La taiwanesa arrugó la frente ¿que tenía que ver él con esto?

–Yo, te amaba a ti, Tzuyu... También he estado enamorada de ti, desde hace años y juro que intenté hacértelo entender de una y mil formas. Pero fuí una tonta al no decírtelo, fuí cobarde–

–¿E-En serio?–

–Sí–rio– Irónicamente, nunca viste lo que yo sentía por ti–

Las palabras no podían salir de la boca de Tzuyu, no sabía cómo sentirse exactamente, era una maraña de sentimientos encontrados. Solo podía observar con tristeza el bello y desgastado perfil de su mayor.

–Chewy– Respondió con un sonido– Si me vas a besar, acaricia mis mejillas dos veces... Así entenderé lo que quieres hacer–

–Oh ¿Puedo?– Sus mejillas se tornaron rojizas.

–Llevo esperando que lo hagas desde hace varios minutos–

Tzuyu hizo lo que la mayor le pidió, acarició dos veces sus mejillas. Los labios de la mayor se entreabrieron y cerró sus ojos, esperando a la menor.

Cuando por fin sus belfos conectaron, se besaron con todo el amor y deseo que llevaban acumulando por años.

Ninguna lo podía ver. pero ambas sabían que en ese momento sus corazones al fin habían conectado.

•••

𝓛𝓸 𝓺𝓾𝓮 𝓷𝓸 𝓿𝓮𝓼...  •ᴊɪᴛᴢᴜ•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora