Capítulo 5: Secretos

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El fin de semana pasó volando, y casi no me di cuenta. Me sentí rara e inquieta luego del viernes, creo que sufro mucho el bochorno y el verme descubierta solo lo intensificó.

Intenté no pensar demasiado en el "suceso", pero era imposible que a mi mente no volviera esa sonrisa. Una sonrisa que podía atravesar toda la oscuridad de la noche y quedarse grabada a fuego en mi memoria, una sonrisa que me hacía sonrojar de solo pensar en ella.

Sentía tantos nervios de que ese chico fuera a pensar que soy una especie de loca que anda espiando a sus vecinos en la intimidad de sus hogares. Si llegaba a esa conclusión y la compartía con alguien más, estoy segura que moriría de vergüenza.

Pero, ni siquiera sé quién es esa persona, ¿por qué me afectaría lo que pueda llegar a decir o no? Tampoco es que tenga el derecho de andar hablando acerca de mí.

— Creo que estoy dándole demasiadas vueltas a un asunto sin importancia. — hablé en voz alta, mientras tomaba mi uniforme planchado de la silla— Nadie va a hablar de mí, debería tenerlo presente a estas alturas. No soy tan importante para eso. — solté para mí misma, exasperada con mi propia actitud.

No le conté a nadie lo que pasó, no habría podido explicar la incomodidad que sentí al verme expuesta por algún desconocido y mi familia no lo hubiese entendido. Me habrían tachado de exagerada y dramática. No es algo que necesite en estos momentos.

Tampoco se lo comenté a Vicky, quien vino a casa el domingo para terminar el trabajo de matemática. Creo que es una persona muy amable y abierta, y tal vez me hubiese entendido, pero las palabras solo no querían salir.

Me entretuve escuchándola hablar sobre su vida, su familia y sus planes para el futuro. Planea estudiar la carrera de periodismo, me encantó el entusiasmo que mostró al hablar de ello y la sonrisa que se dibujaba en su rostro al hacerlo fue incomparable.

Me gustaría tener esa pasión por algo en mi vida.

Así se nos fue el domingo, conversando. Más bien yo escuchando y acotando algo en los momentos justos. Dejamos pendiente unos ejercicios que, como se había hecho de noche, le dije que los terminaría yo, así ella podría marcharse en un Uber.

Debo confesar que sigo algo nerviosa al conocer a mis compañeros, pero Vicky me los presentó la semana pasada y no parecen ser los típicos "niños bien" que se dedican a molestar a los nuevos. Por el contrario, todos parecen ser muy amables.

Todos menos Sandra, quien simula muy bien una sonrisa cada vez que me ve llegar tratando de ocultar su descontento y Angela le sigue la corriente.

No sé qué podría haberle hecho, pero pareciera que mi simple presencia le disgustase desde el primer día. Solo espero no molestarla más de lo que ya lo hago.

💫

El camino a la escuela es silencioso, como casi todos los días, cada una de nosotras va sumergida en sus pensamientos. Anto tomó la costumbre de ir escuchando música durante el trayecto, y ya que no veo su intención de mantener una charla, comencé a imitarla.

Mientras la música suena en mis oídos, no puedo evitar desviar mi mirada a todas las casas del barrio. Parecen haciendas, pero con un toque moderno en la fachada. Ninguna de las casas tiene patio delantero, pero sí un pequeño camino bordeado de arbustos bajos que guían a las entradas, con pequeñas flores de varios colores.

En mi observación me detuve en seco, y es que casi choco con alguien que estaba caminando delante mío. No lo tiré, pero si toqué su mochila con mi cuerpo haciéndolo trastabillar, provocando que mis pies se enredaran y casi caigo sentada.

Cosas de la vida (En Proceso)-EditandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora