Capítulo 1 "Mi vida"

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Narra Ariel

Mi vida entera se basa en viajes para conseguir esos benditos medicamentos, pastillas e inyecsiones. Por qué a mí? Por qué yo? Por qué tengo que estar enferma? Son las preguntas que me hago todos los días al levantarme. Pero no siempre he estado enferma. Hubo una época en que yo era muy feliz viviendo con mis hermanas y mi padre en Atlántica, lo sé, de seguro dirán que Atlántica es sólo un mito y que tendría que ser sirena para vivir allí, y así es, soy una sirena y Atlántica es mi hogar, o lo era. Me diagnosticaron que estaba enferma a los 15 años, pueden creerlo? se supone que los 15 años para una chica es una etapa hermosa y ansiada, pero el destino no decidió eso para mí. Mi padre viajó por los 7 mares en busca de alguna cura, dejando a mi hermana mayor Attina a cargo del reino, pero nunca encontró nada. Como última opción decidió convertirme a mí y a él en humanos y buscar la medicina por tierra, y así lo hicimos. Por desgracia nos dijeron que no existe tal cura para mi enfermedad, pero me dan pastillas para no permitir que mis defensas bajen. Con el tiempo he aprendido a sobrellevarlo, soy prisionera de una enfermedad que ni siquiera recuerdo su nombre. Me llamo Ariel y tengo seis hermanas, mi madre murió en un accidente y mi padre... bueno, sigue un poco dolido por eso y ahora sumado con lo que me pasa a mí, se nota que sufre mucho. Extraño tanto a mis hermanas, sus tonterías, sus peleas, todo... Hoy tengo 17 años, hace dos años enteros que no las veo, extraño a Sebastián, a Flounder, a Scuttle, a veces me siento tan mal que voy a las playas y cada vez que toco el agua me convierto en sirena, disfruto muchon ver mi cola juguetear con las aguas, y aunque mi sueño siempre fue ser humana, debo admitir que me gustaría volver a Atlántica y ser una pequeña sirenita común y corriente.

En fín, actualmente estamos viviendo en Río de Janeiro, en el país de Brasil, si no me equivoco, es muy lindo lugar, me gustaría dejar de viajar y quedarme aquí a vivir, es uno de los lugares más bonitos que he conocido. Mi padre y yo vivimos en una cabaña que está ubicada en la playa, me encanta sentir la suave brisa del mar por la mañana, creo que por eso me gusta tanto la casa. Es una casa sencilla pero linda, bastante rústica y hogareña.

Esta mañana me levanté con una sensación distinta, no sé por qué. Me cambié y vestí con un vestidito por arriba de las rodillas blanco con flores rositas, bien al estilo playa. Me cepille el cabello con mi tenedor preferido, lo sé, es raro, pero es una hábito que me encanta hacer. Y luego me dispuse para ir a desayunar con mi padre, quién se encontraba leyendo el diario, con sus anteojos, algo que me causaba un poco de risa, se veía gracioso con esos lentes.

-Hola papá- le dí un beso en la mejilla y me senté en frente de él

-Buenos días Ariel- dijo y cerró el diario

-Cómo amaneciste?-

-Muy bien y tú?-

-Diferente-

-Diferente?-

-Sí, diferente, tengo un presentimiento, pero de algo bueno- comienzo a contarle esperanzada de que algo fuera diferente en mi día. Todos los días de mi vida son iguales y aburridos, pero hoy, estaba segura de que algo cambiaría mi deprimente vida

Mi padre levanta una ceja confuso- Valla, así que, un presentimiento eh?-

-Supongo- digo con una leve sonrisa

-Ariel, nunca te lo he preguntado pero... tú eres feliz?-

-Papá, que yo intente sonreír siempre no significa que sea feliz. ¿Quién podría ser feliz con esta vida? Nos la pasamos viajando, no tengo amigos, extraño a mis hermanas, a Flounder, a Sebastián, a Scottle, vivo rodeada de agujas y pastillas y para completarla....... estoy enferma- esas últimas dos palabras me deprimían demasiado, agaché mi cabeza y luego miré a mi padre con una expresión triste, de verdad me dolía verlo así, creo que fui muy dura con él

Nuestro gran AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora