‧₊ | attractions? that was an understatement;

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Ayde Matthews miró por la ventanilla del coche y trató de aplacar su resentimiento por esta asignación.

Bueno, tal vez no era resentimiento. Era más frustración que otra cosa. Desde que su puesto como científica de investigación en los Estados Unidos había sido eliminado, había estado bailando sobre una fina línea, tomando el mismo trabajo en una rama diferente de la empresa, fue transferida a un nuevo país, dejando atrás a su esposo.

Ex-esposo ahora, se recordó.

Habían planeado que se uniera a ella, hasta que descubrió que algunos meses de abstinencia habían sido demasiado para él. Había estado follando a la vecina de al lado, la señorita pantalones vulgares —la señorita "tengo veintidós y tú no tienes pantalones vulgares"—, y trató de afirmar que era una crisis de mediana edad.

— ¿Estás bien, noona?

¿Noona? Todavía no se acostumbra al ser llamada de esa forma.

Ayde miró al hombre de cabello castaño a su lado y asintió con la cabeza. Jung HoSeok y el otro pasajero del coche, Jeon JungKook, eran parte de su problema.

También eran científicos de investigación, pero trabajaban en proyectos diferentes, los dos se dirigían a Seúl para reunirse con los jefes supremos y explicarles los resultados de su último trabajo... algo acerca del ADN de las ranas y un gen del cáncer.

Ella no había trabajado en sus experimentos, y sólo había sido testigo de sus susurros emocionados desde el otro lado del laboratorio, mientras corrían los modelos de computadora. Ella fingía no saber lo que habían descubierto. Su trabajo tenía una influencia muy limitada en sus propios experimentos. Lo qué le hacía cuestionarse su presencia en este viaje. No había duda en su mente, había sido enviada como acompañante del dúo dinámico, mientras se reunían con los peces gordos, quienes estaban volando desde los antiguos territorios británicos, alias, los Estados Unidos.

Eso la molestaba.

¿Por qué debía jugar a la mamá gallina de estos chicos? ¡Treinta y siete no significaba vejez, maldita sea! Ciertamente no eran ochenta. Sin duda, los veinteañeros podrían comportarse por algunos días.

Esta asignación había llevado hasta su último desgastado nervio al borde. No porque la reunión absorbería su fin de semana. Ni siquiera porque tuviera que fungir como cuidadora. Respiró hondo, e inhaló los embriagadores aromas de las colonias de sus compañeros. Su tensión se debía al hecho de que encontraba a los dos hombres inquietantemente atractivos. ¿Atractivos? Eso era un eufemismo. Los deseaba con una lujuria más adecuada para una núbil estudiante de colegio mixto.

Y había hecho todo lo posible para ocultarlo durante los últimos ocho meses. Eso no le impedía fantasear alternativamente sobre uno o el otro en su cama, cada noche.

Suspiró, esperando que ninguno de ellos la descubriera soñando despierta con ellos este fin de semana.

¿Cuán embarazoso sería eso? Con un poco de suerte, llegarían al hotel y podría encerrarse en su habitación hasta la mañana. Después de varias horas atrapada en este coche con ellos, necesitaba un descanso de su magnetismo. Tal vez estaba pasando por una especie de crisis de mediana edad.

Ahogó un resoplido.

Siempre le había dicho a su esposo que lo cambiaría por dos de la mitad de su edad. En sus veintes cada uno, HoSeok y JungKook casi calificaban.

JungKook se volvió en su asiento para mirar hacia el asiento trasero, en el que ella se encontraba, el sol del atardecer capturó la luz, en su cabello castaño.

— ¿Estás segura de que no se siente mal? Debemos llegar pronto y podrás descansar un poco antes de esta noche.

Ella arqueó las cejas—. ¿Esta noche? —Repitió lentamente, mirándolos alternativamente.

⁺¹⁸JJK ; JHS ¦ ACCOMPANISTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora