IV

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—Lo hice...— Se susurró a si mismo, pero es que era inevitable, al abrir esa mini lonchera, una gran mezcla de olores salieron, haciéndole tragar saliva. No era de extrañar, pues era bulgogi.

Dokja lo habia visto de vez en cuando, pero no se interesó en comprarlo, más que nada por su falta de dinero. cada vez que veía eso por la calle, escuela o incluso en la mismísima casa de sus tíos, se le hacía un mar en la boca.

Se suponía que Dokja, ese inteligente ser humano, no iba —ni debía—comer comidas de extraños, mucho menos las que estaban en el suelo en el que supuestamente nadie iba.

—Pff...—Soltó satisfecho,se sentía lleno después de incluso haber comido lo que se consideraba relativamente poco.

—Ah...Esa comida era deliciosa—no sabía quién la había hecho, pero le gustaría darle las gracias incluso aunque la comida no fuese para él. Quien cocinó ésto debía de tener grandes dotes en lo gastronómico. y sólo por eso, Dokja  le dejó una carta de agradecimiento (y disculpa en el caso de que realmente la comida no fuese para él).

"No sé si se suponía que era para mí, pero...Me lo comí, una disculpa si de verdad no era para mí y si sí lo era...Pues gracias.

Por si las dudas, soy eun chico no tan alto, pálido, delgados, de ojos castaños y cabello castaño.

Firma;
Jonghyuk."

Dokja se quedó en silencio sin nada más que escribir, pensando si de verdad debía añadirle más o.. Simplemente dejarlo así.
No sé sentía en confianza como para poner su nombre, en ese entonces había oído de gente que con solo tu apariencia y nombre podían venderte en el mercado negro o cualquier cosa turbia.


Pero él sabía que había comido de su comida, así que realmente daba igual, porque al fin y al cabo estarían en un equilibrio.

Dokja caminó y caminó por el oscuro camino, cruzó sus brazos por la inseguridad que sentía al caminar por ahí, y al final, llegó a casa de sus tíos, que estaba muy cerca de abandonar (según él).


Mientras, Jonghyuk estaba cómodamente en su casa, acostado mirando fijamente el techo sin saber que hacer. Todo estaba en blanco, muy aburrido, lo único que podía hacer era pensar, ya que nada le satisfacía.

Mia ya se había dormido, no era extraño para una pequeña niña de 5 años, Jonghyuk se había asegurado de que no llevará nada con lo que entretenerse, le preocupaba seriamente la salud de su hermanita.

Mientras miraba el techo, empezó a pensar en aquel chico, de nuevo. Preocupándose, sonrojándose, y todo por un chico que no vió ni siquiera mucho tiempo.

¿Habrá comido lo que le dejó? Se preguntaba, ¿Lo habrá tirado? Lo más seguro era que el castaño haya tirado su comida...

Se desanimó un poco, pero nunca había un 100% de probabilidad, tal vez el chico había comido y en agradecimiento sería su amigo, incluso su...¡Jonghyuk! ¿Qué estás pensando?

Jonghyuk sentía calor en su cara, estiró sus brazos y se tapó la cara de lo avergonzado que estaba por pensar en ese tipo de cosas.

—.. Que asco las hormonas adolescentes—

Se quejó frunciendo el ceño, echándole la culpa a la adolescencia.

Y así, se durmió para evitar pensar en eso, pero digamos que no lo logró tanto, porque exactamente se durmió 3 horas después aunque tuviera los ojos cerrados.

Amor a través de cartas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora