—¿Y ahora qué vas a hacer?— Decía Dokja caminando mirando minuciosamente el suelo para no tropezar con ninguna cosa, bajando cuidadosamente siguiendo el ritmo de Jonghyuk, el cual estaba un poco más adelantado.—Iré a la escuela— Dijo y volteó a verlo Jonghyuk por unos leves segundos, para luego seguir caminando.
—Oh, yo igual— Rió bajito el castaño.— Aunque yo pensaba que no ibas a la escuela—
—..Sí voy a la escuela, solamente el día en el que te ví por primera vez tenía que recojer a mi hermana, ya que la persona, obviamente conocida mía, que usualmente la recojía enfermó.
—Oh... Entonces..¿Sí vas a la escuela?—
—Sí—
—¿Y cuántos años tiene? Tu hermana, obviamente— Preguntó curioso Dokja, que ya había dejado de mirar el suelo para dar completamente su atención a Jonghyuk, el cual, se sentía un poco conmocionado por la mirada atenta del otro.
—Solamente tiene cinco...
—¿Ah, Sí? Yo no tengo herman-
Por algún tipo de mala suerte, Dokja había pisado erróneamente una parte de aquel irregular suelo, ante su desesperación por no caer, agarró la manga del suéter de Jonghyuk, éste se sorprendió e intentó hacerse para atrás y así ambos no caer, pero inevitablemente, cayeron.
La altura no era demasiada, ya habían bajado la mayoría, y al caer, quedaron tumbados en el verde césped que aún tenía un poco de rocio. Jonghyuk cayó acostado mirando al cielo, pensativo. Se quedó mirando el cielo aproximadamente hasta que escuchó un quejido al lado suyo.
—Ou— Jonghyuk volteó la cabeza en dirección del sonido, y miró que el castaño había caído boca abajo, golpeándose la cara contra el verde suelo. Dokja alzó la cabeza y se talló la cara para intentar aliviar un poco el dolor. Jonghyuk volteó a mirar a otro lado, aguantando su risa ante la cara enrojecida del lector, y Dokja lo miró entrecerrando los ojos.
Jonghyuk, al terminar de prestar atención a la caída del otro, pareció recordar algo. Miró la hora de su reloj que tenía puesto en su muñeca.
Se le hizo tarde.
—Tú...¿A qué hora tienes que entrar?—
Dijo el pelinegro, mirando a Dokja, quien parecía que apenas recordaba la escuela.
—¿¡Qué hora es!?— Preguntó alterado, mientras intentaba levantarse del suelo e ir gateando hasta Jonghyuk, quien lo miraba serio.
—Ya son las 7:21 a.m.— Dijo el pelinegro, mirando su reloj y devolviendo la mirada hacía el castaño que había gateando hasta él.
Dokja se dejó caer al suelo, maldiciendo y golpeando la tierra con los puños, mientras Jonghyuk se sentaba a mirar el azulado cielo.
El pelinegro quiso intentar animar al otro, y se quedó pensando en que decir hasta que recordó un detalle.
—Oye...—
Dokja alzó la cabeza y lo miró.
—No me has dicho tu nombre—
El castaño hizo la cara de "no me acordaba" y sonrió apenado, volviendo a poner su cara en el suelo.
—Mi nombre es Dokja, Kim Dokja— No importaba ya esconder su nombre, de todas formas, ya sabía el de él.
—Es...Un nombre inusual—
—Lo sé—
Jonghyuk quería preguntar si su familia no se preocuparía porque el faltase a la escuela, pero había cierta cosa que interrumpía a Jonghyuk cuando quería hablar sobre la familia de Dokja, un cierto presentimiento de no preguntarle sobre eso, por lo que simplemente evitó preguntarlo.
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Amor a través de cartas.
أدب الهواةEra bobo hablar con un extraño, decía Dokja. Ahora él y otra persona de la que no sabe más que su nombre, se intercambian cartas sin un significado específico, pero escribirlas por pasatiempo o porque no querían estar solos cambió al momento de enca...