Desconfianza

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Marizza

Respiro lentamente, esa maldita mano me puso nerviosa, tanto que me quede quieta mirandola, no pensaba en nada solo miraba como agarraba esa tapa. Cuando desaparece de mi campo visual reacciono, no del todo, solo pongo mano dura en la arma, jamas mate a alguien a tan corta distancia y lograba ponerme nerviosa. Era demasiado cerca, una voz en mí cabeza decía que no podría, yo sentía que no podía, entonces me quede quieta en mi lugar esperando a reaccionar.

De la nada levanto la vista y veo por arriba del mueble como esa persona levanta algo... y lo único que pienso es ¿que carajos?

La tapa que esa persona había agarrado no había sido de una gaseosa, sino de un bidón... y lo estaba levantando y tirando hacia atrás, mierda. Cierro los ojos esperando el líquido posiblemente en mi cara, pero no lo recibo.

Puta madre —abro los ojos y veo como se levanta un chico, dándome la espalda, todo empapado en ese líquido—No te la puedo creer, soy un boludo —habla el rubio mirándose la ropa y desde donde estoy siento el olor de aquel líquido.

¡Me quisiste echar gasolina! —hablo levantándome y él se da la vuelta, pero se queda callado en su lugar al ver como le apuntó con el arma.

Y-yo no... —es lo único que sale de su boca al verme, era un chico rubio de ojos celestes muy claros, posiblemente de mi edad, pero no me importa y le sigo apuntando con el arma.

¡Sí!, quisiste tirarme gasolina loco de mierda —doy unos pasos para delante y él retrocede levantando las manos.

No, yo... —balbucea nuevamente hasta que niega repentinamente—Y vos querías matarme —se excusa dando un paso hacia delante y frunzo el ceño quedándome en mi lugar.

Vos también —contestó rápidamente.

Sí, pero vos con un arma, ni tiempo iba a tener de tírate un fósforo —abro la boca y luego la cierro al no saber que decirle, en parte tenia razón.

¡¿Y eso que tiene que ver!? —no sabia porque no lo mataba y listo, solo seguía discutiendo con él por cosas sin sentido.

Espera, baja el arma —trato de tranquilizarme y lo entendí un poco, yo estando enojada más teniendo un arma en las manos no era buena idea—¿Como te llamas?

¿Vos como te llamas? —repetí sin bajar el arma, no era buena confiando.

¡¿Podes bajar el arma!? —dijo desesperado, tanto que me daba ganas de pelear con él por alguna razón.

¡Pero no me grites!

¡Entonces baja la maldita arma! —la baje y soltó un suspiro—Perdón que te grite, es que me pone nervioso el arma —baje un momento la vista, a todos les debe poner nervioso un arma, antes no era normal ver una o mejor dicho hace unos días no lo era—Me llamo Pablo, ¿y vos? —levanto la vista.

Marizza, me llamo Marizza —sueno cortante, desde que paso lo de mi profesor me cuesta confiar en la gente y mucho.

Marizza... que lindo nombre —me sonríe y pienso que dice eso para que me tranquilice y guarde el arma, pero todavía la tengo en mi mano—¿Estas sola?

—¿Vos estas solo? —pregunto a la defensiva, no quería responder sin que lo haga él primero.

No... —me lo quedo viendo, me daba mala espina de que no este solo—Estoy con mi hermana... —un grito agudo se escucha y apuntó el arma por donde proviene—¡Mia! —se da la vuelta y sale corriendo.

Matar o morir [Cancelada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora