𝗟𝗜𝗧𝗛𝗜𝗨𝗠 ━━ 𝗆𝖺𝗍𝗌𝗎𝗇𝗈 𝖼𝗁𝗂𝖿𝗎𝗒𝗎

━━ 𝟢𝟢𝟫: 𝚅𝙴𝚁𝙳𝙰𝙳𝙴𝚂

𝓟rimer beso. Kat había leído montones y montones de historias en mangas donde los protagonistas se daban un primer beso increíble y desde ese momento no podían estar separados el uno del otro. Siempre lo pintaban como algo totalmente especial; algo que se te quedaba grabado en el cerebro para siempre y que lo recordarías hasta el final de tus días. Kat siempre había pensado que todo aquello había sido una exageración; que para nada ella se sentiría de esa forma cuando por fin se besase con un chico o una chica por primera vez. Porque, para ella, no era más que el acto insignificante de tocar los labios de otra persona con los tuyos propios.

Aún recordaba las vez que le preguntó a su abuelo Hiroshi el como había sido su primer beso, y que él describió como horroroso y ella se carcajeó porque pensaba que siempre eran perfectos. Hasta que su abuelo recordó a la chica que solamente sería perfecto para ella cuando se lo diera con la persona que de verdad quería tener a su lado. Desde ese momento, Kat intentó guardar su primer beso para esa persona. No tenía prisa por encontrarla, mucho menos por besarse. Solamente quería que aquel momento fuera como en las historias que había leído y como todas las personas enamoradas le habían descrito alguna vez.

En cierto momento se olvidó de que quería un primer beso perfecto porque tampoco es que le hubiera dado mucha importancia a lo largo de su vida y de su adolescencia sobretodo. Pero, todo había cambiado en el mismo momento en el que dio ese primer beso y se dio cuenta de que sí había sido perfecto; tal y como en las historias que leía, o en las películas, o en la misma fantasía que ella se había armado alguna que otra vez en la cabeza después de conocer a Chifuyu y darse cuenta de que quizás no le quería solamente como un amigo más.

—Cielo, ¿adónde vas?— preguntó Hiroshi desde la cocina, asomando su cabeza por la puerta mientras se ataba a la cintura un delantal de color rosa chicle. —Pensaba decirte en que si me ayudabas a hacer galletitas de Navidad.— apuntó a su nieta con el dedo. —Pero, ni se te ocurra tirarme la harina encima.

—Ay, abu, ¡lo siento!— se disculpó la pelinegra. —Tengo que ir a buscar a alguien. Pero, si me esperas un par de horitas...

—... dalo por hecho.— sonrió el hombre. —Al fin y al cabo, cocinar sin mis nietos al lado no es lo mismo. Le diré a los demás si nos ayudan después también.— guiñó su ojo derecho. —¡Pásatelo bien!

—¡Gracias!

Katsuki se colocó en su cabeza el gorrito de lana que Rin le había comprado y que había recibido el otro día y salió de su casa sin más demora. Traga saliva parándose momentáneamente en el camino porque, al mirar frente a su casa, recuerda una vez más ese beso porque justo en esa ubicación había sucedido. Resultó ser algo totalmente improvisado, porque si bien Kat sí que quería besar a Chifuyu, para nada se hubiera esperado que fuera en una situación como aquella; después de haber pasado una buena tarde juntos jugando en la nieve tratando de animarla a ella porque había pasado por una mala racha.