Capítulo 5

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POV KARINA

Conocí a Filippe mientras le servía un café. Es italiano, bastante guapo, y sobre todo educado. Me atrajo a primera vista así que cuando me propuso tener una cita con él no vi ningún inconveniente en no aceptar, y más aun cuando tuve esa conversación conmigo misma donde me autoconvencí que conocer a alguien era lo mejor para sacarme a Minjeong de la cabeza.

La reacción que tuvo Minjeong con Filippe me atrevería a decir que fue... Una escena de celos. Pero si fuera así significaría que siente algo por mí, ¿entonces por qué no me dice nada? Además, no puede ser que yo le guste. Somos... amigas, por no decir que ella se lía con todas.

La cita con Filippe fue muy bien, pero la verdad es que me pasé más tiempo pensando en la conversación que tendría con Minjeong al llegar a casa que en cualquier otra cosa. Quedamos en que nos volveríamos a ver pero a saber, el chico es un sol pero no sé si estoy preparada para empezar nada con nadie, y a quién quiero engañar, más aún si mi corazón pertenece a otra persona. Filippe me dejó en casa y nos despedimos con un beso en la mejilla, nada del otro mundo.

Saqué la llave y entré. Era tarde, más o menos las 2 de la mañana, supuse que Minjeong estaría durmiendo. Pero supuse mal cuando me la encontré viendo la tele con las luces apagadas.

—¿Qué tal tu cita? —preguntó mirando a la televisión.

—¡Ay! Joder, qué susto —dije poniéndome la mano en el pecho en señal de agitación.

—Digo que qué tal la cita —volvió a preguntar sin mirarme. Dejé las llaves y la miré yo a ella.

—Bien. Es muy educado, me ha tratado genial —respondí para picarla un poco, no sé cuál era el punto pero quise hacerlo. Minjeong giró su rostro hasta colocar sus ojos sobre mí.

—Pues me alegro de que tu príncipe azul te trate como a una princesa —dijo con rentintín, su tono transmitía enfado y pude notarlo. Se levantó y pasó por mi lado a toda prisa para subir las escaleras hasta su cuarto, pero esta vez la seguí. Iba a cerrar otra vez la puerta de golpe pero para su desgracia me dio tiempo a colocar el pie y entrar.

—¿Qué cojones te pasa? —prácticamente se lo grité en la cara.

—El imbécil de tu amiguito me pasa.

—¡¿Pero qué te ha hecho?! —pregunté un poco desconcertada.

—¡Nada! Joder, nada —pasó sus manos por su cabello y miró hacia la pared dándome la espalda. Se hizo el silencio y solo podían escucharse las respiraciones agitadas de ambas. Hablé.

—Ni te atrevas a ponerte celosa de algo que tú misma haces —no se ni como me atreví a pronunciar esas palabras.

Minjeong se giró lentamente hasta mirarme.

—¿Cómo? —y ahí exploté.

—¡Llevo casi un mes soportando como follamos y te vas con otras! Te tiras a alguien y vuelves a casa para tener sexo conmigo, como si nada hubiera pasado. ¡Un mes! ¿Y ahora te enfadas porque yo he tenido una simple cita? ¡Por Dios, Minjeong! ¡Deja de ser tan egoísta!

—¡Hacía eso porque pensaba que te daba igual, joder! Acordamos que sin sentimientos, pensaba que te la sudaba con quien estaba o dejaba de estar.

—Eres tan... Ughhhh —me giré, coloqué las manos en mi rostro e hice un grito ahogado.

—Habla —le dijo a mi espalda. Suspiré profundamente y me giré hasta enfrentarla.

—¿Cómo puedes ser tan ciega de no darte cuenta de las cosas?

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