Johnyong_MI BONITO.

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La cuarta vez que lo vio, Johnny estaba en la universidad, caminando desesperado por llegar a la biblioteca, donde tendría una reunión de estudio con Jaehyun, su otro mejor amigo.

Uno que no era un idiota como Lukas, al menos en el estudio, porque para lo demás.

Jaehyun era el monstruo de la destrucción y probablemente ese monstruo lo mataría por llegar tarde.

Tuvo entrenamiento de fútbol y como capitán del equipo debía estar ahí sin embargo el entrenamiento se había aplazado más de la cuenta por lo que ni siquiera pudo cambiarse o tomar una ducha.

Su cuerpo sudaba y sus músculos se marcaban bajo la mojada tela, haciendo lucir parte de su abdomen y pecho marcado. Fácilmente pudo obtener miradas de las típicas chicas y algunos chicos.

Pero no le importo, necesitaba llegar a la biblioteca antes de que Jaehyun se enfadara y lo dejara abandonado entre tanto libro.

Llego, inclinándose lo suficiente como para poner sus manos sobre sus rodillas, intentando regular su respiración.

Levanto la mirada y nuevamente creyó que alguien en el cielo de verdad lo amaba.

Taeyong.

Era el bonito chico de los libros y ojos hermosos.

Después de aquella mañana en la cafetería, de un largo sermón de Jimin y Hoseok por espantarle un cliente frecuente por sus hormonas. La semana transcurrió con un Johnny ansioso por ver llegar a Taeyong de nuevo a la cafetería.

No llego.

Una semana completa sin verlo, ni siquiera fue por su libro y ni su hermano o cuñado lo ayudaron a saber de él a pesar de que lo conocían demasiado bien.

—Taeyong—. Murmuro sonriendo.

Jaehyun quien observaba a su amigo, frunció el entrecejo cuando lo vio observar a su Dongsae.

Sonrió malicioso para levantarse de su lugar, fue en el momento que abrazo a Taeyong cuando Johnny lo reconoció.

La mirada molesta de Johnny fue una daga directo a su corazón, Johnny no le daría una muerte rápida. Lo haría agonizar.

No le importo. Era su venganza así que abrazo con mayor euforia a su menor haciéndolo reír mientras le susurraba cosas en su oído.

Johnny ni siquiera midió sus pasos cuando camino firmemente a los melosos amigos, jalo el brazo de Jaehyun alejándolo de Taeyong y a su bonito chico de los libros lo tomo de la cintura.

Posesivamente.

–Él es mi novio Jae-Ah así que por favor—. Pidió con falsa amabilidad–. No lo abraces o me pondré celoso—. El contrario tragó en seco.

Taeyong quien reconoció a Johnny se sonrojo, ocultando su rostro en el cuello del mayor.

—¿Johnny?—. Murmuró Taeyong, para comprobar que no se equivocaba.

—Hola cariño—. Beso la mejilla del menor, haciéndolo sonrojar— Te extrañe... tengo tu libro.

Taeyong aún abrazado a Johnny, despego y levanto su cabeza lo suficiente, como si mirara al chico fastidioso, sabia que era alto por la diferencia de cuerpos y su la dirección de su voz.

Sus vacíos ojos perlas estaban fijos en los chocolates del menor.

Ambos sabían que Taeyong solo se basaba en su imaginación, pero jamás lo vería y aunque eso fue un ligero punzón a su pobre corazón. No importaba, porque Taeyong era luz y Johnny quería estar iluminado hasta el final de sus días.

—¿Por qué?

—¿Por qué? ¿Qué?—. Levanto una ceja, mirando al menor apretar sus labios.

Los ojitos perla se aguaron y un sentimiento de preocupación le invadió.

—¿Bonito? ¿Qué pasa mí bonito?—. Preguntó inquieto.

—Estoy ciego...

Jaehyun quien aún se encontraba frente a la pareja, dejo la sorpresa de ver a su mejor amigo y Dongsae favorito abrazarse para dar pasos cortos hacia atrás retirándose.

Era una escena que no le convenía apreciar, era muy sentimental y Taeyong ya le había hecho llorar con la sola mención de su discapacidad. Por lo que respetando la privacidad de ambos se fue, corriendo por los pasillos en busca de su novio.

—Ciego, mocho, como sea...—. Johnny llevo sus toscos pulgares a las mejillas húmedas de su chico— No elegí que me gustaras, solo te vi leer un libro, haciendo expresiones graciosas y escuché tu sonrisa. Eso basto para enamorarme.

Taeyong lloró, lloró como nunca lo había hecho. El sentimiento inservible que siempre lo acompañaba fue desplazado al olvido.

Por primera vez su corazoncito estaba feliz y él también. Johnny no dolía, Johnny sanaba.

—Quiero hacerte feliz, porque yo soy feliz mientras tú lo seas—. No paso mucho tiempo para que los sollozos fueran callados por los acorazonados labios del mayor.

Un beso. Su segundo beso.

Taeyong y Johnny sabían que apenas estaban escribiendo su historia de amor.