Capítulo 12

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Bakugou era conciente de dos cosas. Número uno, estaba helado donde sea que estuviera y eso le agradaba bastante. Número dos, la persona que estaba a su lado se empezaba a mover y eso no le gustaba nada.

¿Acaso no notaba que estaba feliz ahí?

El cenizo gruño cuando sintió su fuente de frío alejarse pero después se relajo cuando la volvió a sentir aún más cerca y un olor familiar invadió su nariz. Se le hacía parecido a la colonia que ocupaba Todoroki. No estaba seguro, en el maravilloso mundo donde una parte de su cerebro dormía y la otra seguía vagamente consciente, el olor era difícil de identificar.

Esperen, ¿estaba bien que estuviera durmiendo tan tranquilo, sin saber dónde estaba y con quién? ¿no era peligroso? ¿acaso no era un héroe al cual cientos de enemigos no dudarían en atacar apenas vieran un indicio de vulnerabilidad como lo era el dormirse?

Con aquellos pensamientos inquietantes llenando su cabeza, sus ojos rojos se abrieron y su cuerpo se tenso ligeramente asustado al pensar en una posibilidad de ataque. Pero cuando lo primero que vio fue unos ojos azul y gris devolverle la mirada, los nervios e inquietud disminuyeron un poco.

El pánico y el miedo no, esos seguían bastante presentes.

—Vuelve a dormir, Bakugou. Te llevaré a tu departamento.

El de quirk dual había optado por cargar al más bajo de una forma que le fuera cómoda y pudiera ver sus gestos mientras dormía, porque se le hacían lindos. Tenía su brazo izquierdo en las rodillas y el derecho en su espalda, debido al entrenamiento como héroe, cargarlo no era una tarea de dificultad para él.

Pero verlo tan asustado era otra cosa. No sabía qué decirle para que se sintiera mejor, solo pedirle que volviera a dormir.

—Duerme, por favor —insistió.

Katsuki se abrazo a sí mismo y se acurrucó contra el hombro derecho del bicolor, tardó unos segundos en asentir para volver a dormirse y pudo sentir como el más alto siguió avanzando por el parque con él a cuestas.

Shoto era de confianza, no dejaría que le pasará nada, estarían bien él y el bebé, nadie los atacaría y el de quirk dual podría cuidarlos si ese era el caso. Odiaba tener que recurrir a esas ideas para sentirse seguro y dejar de lado su paranoia pero sirvieron tan bien que ni podía molestarse.

Simplemente, cerro los ojos y se entregó nuevamente al sueño.

Simplemente, cerro los ojos y se entregó nuevamente al sueño

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No estaba acostumbrado al departamento de Bakugou. Sí a su dormitorio pero no al departamento en su totalidad.

No a las paredes de un color gris con puntos rojos, no a la cocina inmaculada llena de artefactos que nunca uso, no a la mesa de madera negra y las sillas, a la laptop que reposaba en una cómoda o a la biblioteca en la sala. No, difícilmente, Todoroki estaba acostumbrado a eso.

Por lo general, apenas terminaba el sexo con el cenizo se quedaba dormido —el de ojos rojos jamás lo echo de su cama— y luego se despertaba solo, escuchando ruido por el departamento o directamente, nada. Recogía sus cosas y salía del lugar, a veces veía al de quirk explosivo volviendo de su entrenamiento matutino que consistía en correr, en otras ni lo veía hasta días o semana después.

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