Rhapsody || Haikyuu!! Inarizaki Mannager (TRADUCCIÓN/EN EMISIÓN)

12

—¿Puedo saber por qué quieres acompañarme?

—Porque quiero saltarme la práctica. Además, las compras son pesadas y tus débiles brazos necesitarán ayuda.

Suna y Fuyumi caminaban juntos por Tokio, dirigiéndose a la tienda. —Realmente deberías disminuir tu holgazanería. Y además, no soy tan débil, RinRin. 

Suna se encogió de hombros. —Oye, mira, era yo o que uno de los gemelos te acompañara. —Dijo arrastrando las palabras.

—Tsumu sería una pesadilla. —Fuyumi de inmediato hizo una mueca. Ella y Osamu estaban en la misma onda cuando se trataba de comida, no puede decir lo mismo con Atsumu.

Suna se rió de su reacción, hojeando lenta y flojamente la pantalla de su teléfono mientras llegaban a la tienda.

—No estaremos aquí por mucho tiempo, Rintaro. Solo algunas provisiones para la cena y el desayuno de mañana... —Fuyumi se calló mientras se giraba hacia un desinteresado Suna, y soltó un suspiró. —Debería haber traído a Samu conmigo. —Gimió mientras Suna reprimía una risita.

≫ ──── ≪•◦ ❈ ◦•≫ ──── ≪

Fuyumi revisó su canasta; ella podría cocinar suficiente curry para el equipo con lo que tiene. —Está bien, Rin- espera, ¿dónde está Rintaro? —Fuyumi se dio la vuelta y no vio al bloqueador central.

—Aquí. —Suna luego apareció detrás de ella, con varios paquetes de chuupets en sus manos. Fuyumi le frunció el ceño. 

—Sabes que tus bocadillos no están dentro del presupuesto del club, Rintaro. —Le dijo mientras Suna solo la miraba.

—No hay nada de malo en comprar bocadillos. Esto debería ser un "gracias" para mí por acompañarte. —Respondió.

Tonos de amarillo y gris se encontraron en cuanto se sostuvieron la mirada. Y después de un minuto, Fuyumi suspiró derrotada ante la mirada en blanco de Suna. —Bien, tú ganas. Nunca más te traeré a comprar. —Le dijo.

Al ver que la canasta estaba inclinada para que el pusiera los malditos paquetes de chuupets, Suna sonrió triunfante y puso los paquetes dentro. Luego agarró la canasta.

Al ver su mirada interrogante, se encogió de hombros en su dirección. —Es lo menos que puedo hacer. —Le dijo, y Fuyumi solo negó con la cabeza, sonriendo.

—¿Desde cuándo eres una persona tan agradable?

—Siempre soy buen chico.

Fuyumi se rió ante su afirmación, Suna solo la miró con una mirada falsamente ofendida. —Todavía no hemos terminado; primero compraremos las cosas para el desayuno. —Fuyumi dijo mientras ambos comenzaban a caminar hacia otro pasillo.

—Está es la sección de dulces, Fuyumi.

—Si tu puedes comprarte lo que quieres, yo también puedo.

—Muy bien, es tu elección, bonita.

Una vez que se completó la lista y se llenó la canasta (más los chuupets y galletas innecesarias), Suna y Fuyumi se dirigieron al cajero. Mientras Suna deja la canasta para que escaneen los productos, Fuyumi sacó su billetera por el efectivo que los entrenadores le confiaron.