BONITATTEM

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Los Bonitattem eran una leyenda, los primeros ángeles en aparecer en la tierra, sin explicación, sin precedentes. Eran una legendaria dinastía, conocidos por su deslumbrante belleza y gran inteligencia, caracterizados por su templanza, amabilidad, bondad, respeto, valor y por aquella marca que, de manera inexplicable todos poseían en el brazo.

Kaeris y Vian Bonitattem fueron los primeros habitantes de Ciandar, junto a sus tres hijos, Diane, Scahr y Lismar. A su llegada, se encargaron de construir un hogar, de explorar y nombrar las tres regiones descubiertas. La tarea de velar por el bienestar de los humanos residió en estos cinco seres por muchos años, hasta que un día aparecieron tres personas, se identificaron como los Gaudium, y era una bella familia, que pronto se relacionó con los Bonitattem y formaron una alianza y bella relación que perduraría hasta la actualidad.

Poco a poco fueron llegando más seres, en grupos compuestos desde tres, hasta ocho individuos; y al paso de unos años, Ciandar estaba repleta de ángeles, quienes, en unanimidad, aceptaron que los Bonitattem tomaran el control del territorio, pues por algún motivo, fueron los primeros en llegar. La paz y alegría duró siglos hasta que los Paenitet llegaron, una familia de ángeles que no eran del todo buenos, así que sin motivo aparente y cegados por la envidia trataron por años de quitarle el poder a los Bonitattem; fracasaron en todos los intentos, pues el apoyo y la lealtad de Ciandar hacia los Bonitattem era inquebrantable, por lo que los Paenitet se vieron en la necesidad de desertar en su búsqueda de poder y refugiarse en la zona más alejada de Leuksna. Con el pasar de los años, los habitantes de Ciandar se olvidaron de la existencia de los Paenitet y al final, todos lo recordaban como una historia de los inicios de Ciandar, sin embargo, nadie creía que fueran una amenaza actual, de hecho, nadie se había topado con uno en años.

La única forma de que un ángel dejara de existir por completo era si su vida se arrebataba de forma violenta o a manos de los humanos, porque sí, los ángeles vivían para proteger a los hombres, y eso implicaba morir por ellos. Sin embargo, eso no había pasado más que un par de veces, y en general, los ángeles no morían, alcanzaban la madurez después de unos 30 años de vida y posteriormente vivían por siglos y siglos, y aquellos que se sentían cansados de la inmensa vida que habían llevado decidían ascender, es decir, dejar su cuerpo y convertirse en energías que vagaban por todo Ciandar, dando consejos de diversas formas a aquellos que los necesitaban. Es por esta razón, que Aargeny era el gobernante de Ciandar, porque la mayoría de sus ancestros, habían ascendido, y los que seguían en su forma angelical, decían estar muy cansados como para tomar el control de la ciudad, así que después de muchas pláticas familiares y de consejo, se decidió que él era la mejor opción para el cargo, y es así como por los últimos 18 años él había ocupado el puesto.

Aargeny, junto a su familia, mantenía el orden de la ciudad y todos los habitantes lo respetaban y admiraban, pues a pesar de regir con mano dura, era un ser lleno de bondad y sabía tratar a todos de una manera especial. Vivía en un sitio bastante grande, con Jaenice, su esposa; Neelhar y Anthar, sus hijos, a los que amaba con todo el corazón.

Además de su familia nuclear, Aargeny tenía una hermana, bueno, dos si se lo preguntas a él; Aylee, una bella mujer, llena de amor y valores, a quien le tenía un enorme cariño y admiración; y, por otro lado, estaba Ánica, que, aunque no era una Bonitattem, para Aargeny era tan hermana suya, como Aylee.

Aylee Bonitattem era preciosa, inteligente, calculadora, amorosa, pero sobre todo amable. Ella supervisaba Fúlgida desde hace 18 años, por acuerdo de consejo, pero específicamente, por su hermano, porque con el corazón en la mano, le había pedido que no lo dejara solo en esto. Ella vivía en un hermoso hogar, junto a sus dos hijos, Hanrlenn y Calíope. Hasta hace algunos años, los tres vivían al lado de Kahn, su esposo y padre, desafortunadamente, él había desaparecido y al darse cuenta de que su energía nunca estuvo presente con ellos, lo declararon muerto; aunque su cuerpo tampoco apareció jamás.

Y esta era la familia más importante, querida y respetada de Ciandar, ángeles poderosos e imponentes, pero llenos de amor, de amor por la vida, por su ciudad, por los ángeles a su cargo, pero, sobre todo, por amor hacia los humanos. 

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⏰ Última actualización: Jan 29, 2022 ⏰

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