Capítulo 14

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Alysa

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Alysa.

Marlene y yo estuvimos durante toda la tarde recorriendo las tiendas en busca del disfraz perfecto. Porque sí, tenía que ser perfecto. Durante toda la tarde tuve que escuchar a mi mejor amiga diciendo: Este no. Este...no te favorece. Ugh esto es horrible, parece sacado del basurero. Para ella todos eran horribles, aunque en eso estaba de acuerdo con Mar, algunos eran...espantosos. Hasta que por fin y recalco por fin encontramos el indicado que he de decir que no fue nada fácil.

Llegué a mi casa cargada con las bolsas a cuestas y mi padre estaba dormido en el sofá, con la televisión puesta. Intenté hacer el menor ruido posible al dejar las bolsas a un lado y me dirigí hasta él para taparle un poco con una manta y apagar la tele. Cuando llegué hasta él pude ver que en la mesa parecía haber ocurrido una catástrofe, estaba todo hecho un desastre y había botellas de alcohol repartidas por ella. Estaban casi vacías y el ambiente estaba cargado.

—¿Alysa?—dijo bajito y un poco desconcertado, bastante confuso de hecho. Hizo que mi mirada viajara desde la mesa hasta él—¿eres tú?

—Sí, soy yo. Ahora descansa—susurré.

Él todavía con sus ojos entrecerrados puso las manos a los lados del sofá para intentar levantarse. Estaba perdido, y lo noté en cuanto me miró.

—¿Dónde estoy?

—Estás en el sofá. Deberías descansar.

—No puedo. Me he desvelado.

Se puso recto y frotó sus ojos para poder mantenerlos abiertos. Yo me senté a su lado y le di una sonrisa.

—¿Qué tal con Marlene?

—Ya sabes, me ha obligado a comprarme un disfraz para la fiesta. Parecía que había tomado ocho redbulls porque no ha dejado de hablar como un loro durante la tarde.

Se comenzó a reír.

—Típico de Marlene.

—Sí, típico de ella—me reí junto a él.

Miré su rostro que estaba totalmente apagado, ese brillo que siempre emanaba había desaparecido por completo. Un brillo que en su rostro era peculiar y que era totalmente puro. Ya no estaba, había desaparecido.

—¿Estás bien?—pregunté al ver que algo le pasaba.

—Hoy...hoy hace cinco años...—logró decir con una voz que temblaba.

Todo el ambiente se volvió tenso. No era un recuerdo de esos que te encantasen recordar porque abrían heridas de una manera dolorosa sin previo aviso. Quitaban la poca sutura que conseguía mantenerlos al menos atrapados, aunque era tan mínima que cualquier cosa conseguía destruirla y que todo saliera como si nada. Y en ese preciso instante todo se abrió al completo y aquellos recuerdos que intentaba mantener encerrados habían vuelto a cobrar vida. Le abracé fuerte, tan fuerte como pude, e intenté no derrumbarme, pero era difícil cuando ya lo había hecho. Me había derrumbado por completo y él...conmigo. Joder, cinco años ya...Nunca olvidaré el día en el todo mi sufrimiento comenzó. 02/06/2014. Desde ahí supe que ya no volvería a ser la misma persona, que ya no vería el mundo con los mismos ojos que antes porque hubo algo en mí que se apagó y dejó de funcionar aquel día. Todo en mi vida tuvo un parón que todavía perdura. Uno que marcaba un antes y un después, un camino hacía un nuevo mundo desolador y agrio. Desde aquel momento todo en mi vida se ralentizó de inmediato, solo quedaba dolor...

AETERNUM ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora