Capítulo 2

661 45 11
                                    

Alysa

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Alysa.

No sé en qué momento de mi vida todo comenzó a desencadenarse de una manera veloz, tanto que ni siquiera me daba cuenta de cuándo había ocurrido.

Estábamos en los jardines del instituto mientras dejábamos pasar el poco rato que teníamos libre. Todo esto era un completo infierno para mí. Una cárcel de cerebritos en la que claramente no encajaba del todo, porque supongo que soy una chica del montón en cuanto a los estudios. Pero del montón bueno, los que tenemos un gran corazón al menos, supongo que eso cuenta, ¿verdad? Nuestro carisma destacaba porque claramente nuestras notas no lo hacían. Y si pensaba así me sentía un poco menos inútil. Vivir rodeada de inteligentes mientras yo con suerte conseguía aprobar no era nada fácil de afrontar día tras día. Sobre todo cuando ni con tu mejor amiga a pesar de sus insistentes ayudas te es posible aprobar.

—¿Qué tal vas con álgebra?—soltó Marlene que estaba apoyada en el tronco del árbol sobre el que estábamos sentadas.

Álgebra...horror de asignatura, por no hablar de historia.

—Bien—dije tajante quitándole importancia. No quería hablar de ello, mucho menos quería hacerlo ahora que estaba disfrutando de los pocos minutos libres que nos daban. Solo quería paz.

Ella me miró y rodó sus ojos.

—¡Ni siquiera has empezado!—se exaltó. Odiaba que me conociera tan bien, era tan difícil engañarla...

Yo asentí mientras levantaba mis hombros como un signo de indiferencia.

—No sé por dónde empezar—confesé.

¿Tanto me costaba ponerme a estudiar? Creo que mi concentración nunca fue buena, siempre era la típica persona que se distraía incluso con una mosca. Cuando intentaba estudiar el caos se originaba en mi cabeza, así que era algo totalmente imposible. Nunca fui capaz de concentrarme en cosas que deberían importarme, porque estaba tan metida en mis propios pensamientos que era mucho más complicado de lo que parecía.

Desde hace cinco años ya no he vuelto a ser la misma.

Marlene notó mi mirada que estaba más que perdida en aquel momento, mis ojos estaban apuntando hacia el pasto verde en el que estábamos sentadas mientras con mis manos acariciaba la hierba tratando de dejar pasar el tiempo, sintiendo la rugosidad de la hoja en mis dedos. No me gustaba tener que enfrentarme a los problemas, era de las personas que preferían evadirlos por completo. Prefería no tener que huir de ellos, pero era incapaz de ello.

—Cambiemos de tema—se dio cuenta de lo que me ocurría— Tú y Marc... —dijo queriendo saber qué pasaba con nosotros dos.

Me quedé demasiado confusa. Mi mejor amiga a veces era demasiado cotilla, le contaba absolutamente todo pero insistía por si ocultaba algún que otro detalle. Le gustaba saberlo todo y nunca quería perderse absolutamente nada.

AETERNUM ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora