Capítulo 4 - "Alerta Roja"

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Punto de Vista de Antoinette Topaz

Con delicadeza deslizo el pedazo de algodón en mi cara, quitando todo y cualquier rastro de maquillaje que había usado esa noche. Nicholas, por su parte, estaba bajo la ducha caliente, haciendo que la niebla de vapor se elevara por encima del espejo frente a mí. Bufé enojada, pero continué con mi trabajo. Sentí un escalofrío recorriendo todo mi cuerpo cuando una ráfaga de aire fría entró en contacto conmigo, llevaba sólo una camisa sedosa blanca que llegaba a mis muslos.

-¿Por qué no me lo dijiste? - pregunté mientras me limpiaba los ojos.

Oí el ruido de la ducha detenerse, y a través del espejo pude ver a mi marido deslizar las manos por el pelo, quitando el exceso de agua.

-¿Qué? - su tono de voz rasposa resonó a través de las paredes cristalinas de la ducha.

Sobre el robo, Nicholas

Permaneció en silencio unos instantes, hasta que abrió la puerta de cristal.

-No quería preocuparte. ¿Me puedes dar una toalla?

Cogí una de las toallas que había en el mostrador, entregándosela a él.

-Yo soy tu esposa, tienes que compartir cosas conmigo.

El hombre agarró la toalla, la cual deslizó sobre su cuerpo. Nicholas era el dueño de un cuerpo envidiable para cualquier hombre. Sus músculos definidos, acompañados por su altura correcta, con sus desafiantes ojos verdes, todo esto lo caracterizo como un hombre extremadamente guapo y atractivo. Tuve suerte, ¿Verdad?

-Lo sé, Antoinette. Simplemente no vi la necesidad. - dijo cuándo envolvió la toalla alrededor de su cintura, cubriendo toda su desnudez.

-Sólo me preocupo.

Sonrió y se acercó, uniendo su cuerpo al mío por detrás. El aroma fresco del jabón se extendió rápidamente. Nicholas plantó un beso en mi cuello, haciéndome encogerse de hombros cuando sentí un escalofrío correr por mí espina dorsal.

-Yo sé que lo haces. Sería raro que no te importara tu patrimonio. Después de todo, todo lo que es mío, también es tuyo.

-¡Exactamente! Quiero que todo esté en orden, como siempre.

El hombre me envolvió la cintura con sus brazos, mientras descansaba su barbilla en mi hombro. Podía sentir las gotas de agua humedecer mi cara, mientras me miraba a través del espejo. Para muchos mi matrimonio con Nicholas era perfecto, digno de la telenovela, pero como todos los demás, también tuvimos nuestros momentos de crisis.

-¿Vamos a dormir? - Yo pregunté.

Él sonrió y depositó un beso en mi mejilla, para luego volver mi cuerpo hacia el suyo. Sentí que mi cuerpo entraba en contacto con el frío mármol del mostrador tan pronto como sostenía mi cintura.

-Podemos hacer algo mejor. - dijo mirándome a los ojos.

Los ojos de Nicholas estaban en una lujuria verde y desbordante. Cerré los ojos tan pronto como sentí los suaves labios del hombre en mi piel, sus manos cerradas en mi cintura con un fuerte agarre.

-O podemos dejar esto para más tarde. - Susurré.

-No amor. Vamos, ahora es perfecto. - insistió antes de tomar mi boca en un beso.

Sus labios se movieron inicialmente lentos sobre los míos, en una ligera caricia. Acompañé sus movimientos, hasta sentir la punta de su lengua contorneando mis labios. Abrí un poco mi boca, dejándome sentir la lengua de Nicholas invadiendo con maestría.

Jaque MateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora