Dentro De Ti (MewGulf)

|Epílogo|

Llegamos al final, no tengo palabras para agradecer cada uno de sus votos y comentarios. De verdad mil gracias a aquellos que estuvieron de principio a fin en esta historia. También quiero aprovechar para decir que esta fue una gran experiencia para mi y lo disfruté muchísimo, espero volver en el futuro con más historias como estas 🌻

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|Seis años después|

Recorría aquellos pasillos con pasos tranquilos mientras su pequeño niño sostenía su mano con fuerza, Gulf sabia que tenía miedo, de hecho él también estaba nervioso e incómodo. Lo estaba desde el momento en que salió del auto y bajo en frente de este gran frío y oscuro lugar. Mew tenía razón al decir que éste no era un lugar para niños, por esa razón se había negado rotundamente a que su pequeño estuviera en un sitio como este y más aún conociendo las intenciones de Gulf. Pero nuevamente siempre perdía contra él y sus argumentos de que Alexander tenía derecho de conocer a su abuelo, aunque no estaba seguro que éste quisiera hacerlo. Ese era su miedo, que ese hombre siguiera descargando su odio contra su niño

Talvez Gulf era muy ingenuo o el rencor no era un sentimientos que él tuviera en su interior, después de todo había pasado mucho tiempo, tiempo en el que nadie hablaba sobre Porsche Suppasit. Con el tiempo ese hombre había dejado de insistir en sus llamadas y su deseo de hablar con su hijo, pero Gulf estaba muy atento y sabía que a Mew aún le seguia afectando la sola mención de su nombre, seguia con esa herida, él decía que era el pasado pero por obvias razones no quería saber de su padre.

Siguió al oficial en silencio, pero el ruido allí dentro interrumpía sus pensamiento y fallaba al momento de querer acomodar sus ideas.

─ Papi tengo miedo ─ oyó la voz de su niño que parecía a punto de llorar. Sus ojos grandes reflejaban justamente como se sentía.

Gulf se agachó a su altura y removió sus caballos como solía hacer, con cariño y amor.

─ No tengas miedo mi amor, recuerda que yo siempre te protegere. Nadie te hará daño.

El niño asintió y se aferro aún más de la mano de Gulf.

─ Es por aquí ─ le indio el oficial.

Ese hombre tenía un gran bigote, ojos rojos como si hubiera fumado alguna cosa extraña y Gulf se preguntaba que clase de personas trabajaban aquí. Ignorando ese hecho, observo el lugar lleno de visitantes, de familiares con rostros tristes y otros con el semblante de indiferencia. Encontró un lugar vacío entre las pequeñas mesas, colocó a su pequeño sobre su regazo y espero pacientemente.

Pasaron unos minutos interminable, cuando vio de nuevo al oficial llegar, y esta vez acompañado de otro hombre, cuyo ropas estaba manchadas de lo que Gulf dedujo era sangre, pero no estaba seguro. Recordó en el pasado, el gran porte de ese hombre, mandíbula afilada y con el mentón siempre alto y orgullos. Trajes caros y sin ninguna arrugas en sus prendas. Y ahora era todo lo contrario, rostro cabizbajo, el cabello lo bastante crecido y en un estado bastante deplorable. Ya no era aquel hombre intimidante que conoció en el pasado. Dudaba que quedará algo de él.

Cuando Porsche levanto la vista, no comprendía lo que veía. Aquel joven que lastimó en el pasado, al cual hizo sufrir con sus acciones y egoísmo; estaba aquí mirándolo con pena y tristeza. Dirigió su mirada a ese niño que sin duda pudo reconocer al instante. Miles de recuerdos llegaron a él, de una vida pasada, de momento felices, de risas y abrazos. Fue como un dolor punzante en su pecho. Aquel niño se parecía tanto a su hijo de pequeño.

─ ¿Por que estas aquí? ─ pregunto luego, de lo que para Porsche fue un largo silencio entre ellos.

Gulf lo miro como nunca lo había mirado. Sin miedo y más seguro que nunca.