Primer reinicio

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Por la noche los mellizos echaban el chisme en el cuarto que habían asignado al chico, Olivia comentaba lo lindo que era el lugar y lo ansiosa que estaba por pintar las paredes blancas de su cuarto, por otro lado Oliver le aseguraba que la señorita Peregrine no se lo permitiría

-Que no wey, entiende -Oliver se tallaba la cara con algo de fuerza-

-Como chingados no -la mente de Olivia imaginaba todo lo que podría pintar y talvez pedirle ayuda a los gemelos- puedo preguntarle bien y si no me deja pues vale cheto masticado

Un golpe en la puerta los hizo parar un con un ligero "pase" se abrió la puerta, Fiona entro con una mueca. Parecía bastante nerviosa, como si tuviera miedo.

-La señorita Peregrine dice que bajen a cenar- Ambos sonrieron y asintieron. La niña cerró la puerta y corrió escaleras abajo

-Mueve tu gordo trasero- Olivia se levantó y le dió una ligera patada al cuerpo de su hermano para que ambos bajarán a cenar

Los mellizos por fin llegaron al comedor y solo había dos asientos disponibles. Uno al lado de Enoch y otro en medio de los gemelos.

Sin perder la oportunidad Olivia corrió para sentarse entre los gemelos. Oliver -sin opción alguna- se sentó al lado de Enoch, quien le dió una severa y rápida mirada que lo hizo erizar.

-Bueno mis niños -comenzo Peregrine- comenzamos a comer

En la habitación lo único que se escuchaba eran los tenedores y cuchillos golpear contra la fina porcelana y de vez en cuando una tos

-Claire, nena porque no comes -cuestiono el chico Adams-

Todas las miradas ahora estaban sobre la pequeña, cullas mejillas daban la impresión de que explotarían al algún momento

-Claire, come cielo ellos no se burlaran -Miss Peregrine le sonrió y le dió un ligero asentimiento-

Claire tomo el gran muslo de pollo y lo llevo detrás de su cabeza con las miradas atentas de los Adams. Levantó su rizada cabellera y su otra boca comió con rapidez la comida dejando solamente el hueso.

Los Adams estaban que no lo creían así que solo sonrieron y siguieron comiendo.

-Eso sin duda fue chingón -Olivia sonrió ante las palabras de su hermano y siguió comiendo.

Luego de la increíblemente deliciosa cena, el teléfono sonó y rápidamente todos se levantaron, excepto Enoch y los mellizos, quienes no tenían idea de lo que pasaba o quién llamaba. La señorita Peregrine les pidió amablemente que los tres levantarán la mesa y luego Enoch junto con Olivia lavaran los trastes.

Los tres asintieron y comenzaron a levantar la mesa, guardando el restante del jugo en el refrigerados y tirando algunos restos a la basura.

Ya terminando Oliver salió corriendo tropezandose con las sillas y callendo de boca en el piso

-Por pendejo -Olivia reía a carcajadas y no podía parar, mientras Oliver -quien se acercó a su hermana- comenzaba a reír también llamando la atención de Enoch quien se les quedaba viendo raro pero con una mueca de diversión. Si. Enoch le divertía ver cómo se reían de una manera tan escandalosa.

-Vamos Olivia tenemos que lavar apúrate -usando su típico tono monótono camino a la cocina-

-Ya voy -le contesto- amargado -susurro por lo bajo y se levantó bajo la atenta mirada de su hermano, quién le miro con burla y le saco la lengua de la misma manera.

Cuando llegó a la cocina vio la cantidad de trastes que eran y se quejo haciendo una cara de sufrimiento, Enoch solo gruñó y comenzó a separar los trastes por secciones. Platos, vasos, cubiertos y cacerolas.

Delicia MexicanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora