Mini-Stories《 C.N/A.A y tú 》

Adrien Agreste

Amor no correspondido.

Estaba terminando de guardar los platos de porcelana blanca dentro de los muebles, cuando Sophia salió de la cocina con una bandeja con comida en sus manos.

—Toma —me extendió la misma y la tomé—. A la mesa siete, por favor.

Asenti y ella se marchó, me acerqué hacia el lugar mencionado en donde un señor de tercera edad reía junto a una niña de unos cinco años.

—Buenas tardes —saludé con una sonrisa—. ¿El jugo de naranja?

—Para mi —la pequeña infante sonrió dulcemente y dejé el vaso con la bebida frente a ella, al igual que un muffin de plátano con chocolate.

—El latte macchiato por aquí, por favor —pidió el anciano e hice lo mismo dejándolo frente a él.

—Con permiso, y provecho —volví a la barra, dejando la bandeja vacía sobre la ventanilla detrás de mi.

Oí la campanilla de la puerta sonar.

—Hola preciosa, ¿Me daría una linda chica para llevar, por favor? —oí su voz e inevitablemente sonreí.

—Claro que si, caballero —me di la vuelta encontrándome con sus ojos esmeraldas—. ¿Cuál le gustaría?

—Mm... —fingió pensar—. Una tal ________, me llama mucho la atención... si —afirmó moviendo su cabeza—, me gustaría esa.

—Enseguida terminó el turno y es toda tuya —accedí con una sonrisa y él asintió.

—Te espero afuera, amor —salió por la puerta y esperé pacientemente a que los minutos que me faltaban acabarán.

En eso, llevé unas pocas cuentas y tomé algunos pedidos. Al ver que eran las 17:00 p.m, me acerqué al perchero de la parte trasera para dejar mi delantal.

—¡Adiós Sophia! —exclame hacia mi compañera.

—¡Adiós ________, ten un buen día! —respondió de regreso.

Caminé hasta la puerta, para salir de la cafetería.

Adrien me esperaba apoyado sobre una pared, de brazos cruzados.

—Hola, cariño —saludé acercandome y dejando un beso sobre sus labios.

—Te ves hermosa, ¿Nos vamos? —me extendió su mano y yo gustosa, acepté.

—¿Qué sucede? Dijiste que debías decirme algo —ambos comenzamos a caminar hasta su coche.

—Marinette está organizando el baile de primavera de mañana, Nino y Alya me llamaron por ese tema —comenzó a contar—. Dijeron que necesitaban ayuda, y pensé en si querías ir.

—Claro que si, vamos —acelere el paso.

Al llegar a su automóvil, me abrió la puerta y entré al mismo con una sonrisa.

Dio la vuelta entrando al asiento de piloto y puso el coche en marcha, en dirección al instituto.

Al llegar y entrar al salón de eventos, varios alumnos de movian de un lado a otro, moviendo y decorando cada rincón del lugar.