Cuentos de un faro

El velero

Pero no todo lo que veo son personas, al estar aquí observando todo el día puedo presenciar todo tipo de cosas, como por ejemplo aquel hermoso y lejano puerto de donde salen y llegan todos los barcos que navegan por estas aguas

Me encanta ver a este velero que sale a navegar por las mañanas antes de que el sol se asome y regresar al puerto por las tardes cuando el sol ya se está ocultando, llevo mucho tiempo viendo a este mismo barco cumplir con su rutina habitual y cada que lo vuelvo a ver me llena de una alegría inexplicable.

Siempre me cuestiono el por qué hará eso y quizás jamás lo entienda, aunque cuando lo pienso no necesita una razón para hacerlo, o eso supongo pues nunca he vivido nada más de lo que ya he hecho y seguramente nunca lo haga, y la verdad no me quejo pero poder ver algo más allá de este acantilado ciertamente me encantaría.

Aquel velero me ayuda a imaginarme cómo sería yo si fuese él. ¿crees que aquel velero también se imagine la vida en mi lugar? Ese tipo de preguntas es en parte lo que hace entretenida mi estancia en esta tierra, esas preguntas que siempre seguirán siendo eso, preguntas.

Otra de esas incógnitas es sobre aquel puerto que alcanzo a ver a lo lejos, aquel lugar que solo puedo intuir estará lleno de bullicio por todo el trafico de embarcaciones que hay por ahí. ¿Será que aquellos navegantes de los mares llevaran bienes? O quizás lleven personas y animales, quizás cuando mis cristales se rompan y mis paredes sucumban ante la presión de los años y el clima, quizás cuando finalmente perezca pueda renacer en una barcaza y podré navegar por ahí visitando todos los lugares que en esta vida solo observaba a lo lejos y podré contar nuevas y más interesantes historias.

Aunque probablemente solo permanezca en las ruinas de lo que un día fui yo, alzado en todo mi esplendor, en un mañana cuando solo queden vestigios de mi propósito original y nadie recuerde que alguna vez aquí estuve yo, y aunque así fuera no puedo temerle al futuro, después de todo es algo que yo no puedo ni podré controlar, y eso está bien, pues el no saber que será mañana de nosotros nos hace querer imaginar, y en mi experiencia, imaginar le agrega un toque mágico a la vida.