U N O

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Sus manos se alejaron mientras caminaban por la calle, tampoco se obligaron a hablar, casi como si fueran dos desconocidos tomando la misma ruta y probablemente no estaban muy lejos de la realidad, ni siquiera se presentó cómo era debido.

Pronto llegaron a aquel mercado, jalo su ropa suavemente mientras señalaba el interior, siendo seguido en calma, fue hasta el primer lugar para pedir dos órdenes de tteokbokki picante junto a unos pasteles de pescado, saco el dinero para pagar y darle uno de los botes al fotógrafo quien parecía desconcertado.

— ¿No te gusta el picante? Puedo pedir otra orden si quieres.

— ¿A esto te referías con un lugar caliente? — miro un poco uno de los adornos sobre su cabeza antes de asentir, escuchando la risa ajena. — Y yo preocupándome por si mis calzoncillos eran indicados.

— Hey, que también estaba pensando mostrarte lo caliente de mi cama pero tengo hambre y las piernas se me van a entumir donde me acueste o algo.

— Te daré un ocho en originalidad, normalmente follamos antes de cenar.

— Cuando comas un sándwich después de tres horas de tu almuerzo y solo café para llenarte me dirás si quieres follar.

— Bien tu ganas, pero si te tiras un gas tomo mis cosas y me voy.

— Cuando huelas rosas hasta querrás más. — se quejo cuando su brazo fue golpeado, pero aún así terminaron riendo.

Era la primera vez que pasaba aquello,  normalmente no hablaba sobre flatulencias con sus ligues, pero ahí estaban ambos, riendo como si fueran amigos, era extraño, la noche anterior recordaba vagamente aquellos besos mal dados, los toques indecentes que casi parecían golpes, pero si lo miraba con atención, podía ver sus encías mientras reían. Pasaron un rato ahí, comiendo porquerías, churros, hotdogs, incluso una hamburguesa, mirando todo el lugar varias ocasiones, sentándose antes de seguir caminando hasta que decidieron irse.

Está vez estaban más cerca, sus hombros tocándose mientras daban algunos pasos lentos, sintiendo las caricias por su pierna mientras él las daba en el trasero ajeno, tan sutil que parecía un simple roce, pero siendo una invitación a algo más. Su madre siempre solía recordarle que llevar gente desconocida a su hogar era peligroso, incluso si solo era una noche, aunque sentía que no deseaba pagar un hotel por algo que podría disfrutar en su propio lugar.

— ¿Quieres que suba? ¿No es peligroso? — miro las escaleras antes de negar por eso, lo vio sujetarse mientras daba un par de pasos, asomándose por el barandal antes de que sus miradas se encontrarán. — ¿Alguien se ha caído de aquí?

— Puede ser, la renta del lugar es barata, antes era como una bodega o algo así, pero me gusta, es más vintage.

— Claro, será la caída más vintage que veré en las noticias, escritor erótico herido tras caer por su escalera antigua.

— Demasiado largo para un título, dame un segundo. — se recargo en la pared, mirando el techo como si ahí tuviera la respuesta. — Escaleras, el nuevo método de tener placer o caídas ridículas, el bdsm como nueva forma de tortura, las noticias exageran un poco normalmente.

— Y lo dice un escritor erótico, vaya, creo que no debería sorprenderme eso.

— ¿Lo sabías? — sabe que probablemente se ve sorprendido, no sabe que tanto, sigue teniendo sus principios y cree que meterse con un lector es inadecuado.

— De hecho te busque antes de que la conferencia iniciará, creí que mis órganos serían vendidos si aceptaba pero te vi incluso firmando autógrafos, por lo que sentí mi vida no corría riesgos, pero si una bañera con hielo me espera puedo irme.

Sexuality - HaeHyukDonde viven las historias. Descúbrelo ahora