Gringotts

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Durante el camino al banco el profesor Snape no paraba de darle miradas de desagradó y murmurar maldiciones e insultos, Una idea cruzo por su mente.

— Profesor, porque mejor no se va y me deja hacer las compras sola — dijo la pequeña viéndolo con el mismo desagradó con el que él la miraba desde que ambos de conocieron — Los dos no detestamos, hasta podría decirse que nos odiamos un poco y francamente no estoy de humor para soportar a un idiota como tú Quejicus, así que déjame aquí y vuelve por mi en tres horas, de esa forma ni yo te soporto ni tú a mí 

— Veo que piensas un poco mocosa, no se que estaba pesando Dumbledore al ponerme de tu niñera y más te vale que en 3 horas estés lista, si no te dejare — dijo refunfuñando y yéndose por el callejón

Al entrar al banco la heredera Black pudo ver a muchos duendes trabajando y mirando a los magos con mucha hostilidad, esta actitud le hizo preguntarse la razón de sus acciones aunque después de ver como una familia de magos trataba a un duende; lo entendió perfectamente.

La pequeña se acerco a uno de los duendes mas próximos le hablo con el respeto que creía se merecía la criatura malhumorada, después de todo ellos manejaban el dinero en el mundo mágico porque no tener buenos lazos con ellos, con respeto y claridad pregunto si podía informarle como retirar dinero de su bóveda con la "gran" información que Dumbledore le dio la ultima vez supuso que al menos una de sus dos "familias" tenia que tener al menos una bóveda en Gringotts.

La criatura se giro para mirar a Lyra con sorpresa notable por la forma en le pidió la información.

— ¿Cuál es su nombre joven bruja? — pregunto con curiosidad

— Mi nombre es Lyra Black, ¿Cuál es su nombre? Noble Criatura — hizo una pequeña reverencia esperando su respuesta mientras miraba a la criatura sin una pizca de miedo; ha diferencia de otros niños en el lugar que los veían con gran espanto pese a saber de su existencia prácticamente desde que tuvieron uso de razón 

— Mi nombre es Bogrod ¿Tienes tu llave o alguna forma de demostrar que eres quien dices ser niña? — cuestionó mirándola inquisitivamente 

— No, pero supongo que debe de haber una forma de comprobar que lo que digo es cierto ¿no es verdad? — cuestiono en el mismo tono que el duende 

— Por supuesto que la hay se llama prueba de herencia y cuesta tres Knuts claro si es que tienes una bóveda ¿quieres intentarlo? — pregunto sonriendo torcidamente ignorando las miradas curiosas que otros magos y brujas les daban

— Sí, quiero intentarlo —respondió inmediatamente con determinación en su mirada

— Sígueme entonces — dijo caminando hacia una oficina abriéndose paso entre miradas curiosas

Ya en la oficina sacó un pergamino y una daga de plata.

— Tres gotas de sangre serán suficientes — dijo entregándole la daga 

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— Tres gotas de sangre serán suficientes — dijo entregándole la daga 

La niña Black toma la daga entre sus pequeñas manos y sin pensarlo por mas tiempo corto la palma de su mano izquierda; abundante sangre brotó de la herida con mucho cuidado dejo caer las gotas necesarias en el pergamino y poco a poco letras fueron apareciendo en esté al mismo tiempo que la herida sanaba completamente.

La Última Black (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora