Dieciseis años

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DIECISEIS AÑOS

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Nota: los personajes de The Untamed y Mo Dao Zu Shi, no pertenecen

Este fic es sin ánimo de lucro.

Luchemos contra el plagio entre más seamos, más se escucharan nuestras voces, no dejemos que personas inescrupulosas se lleven nuestro trabajo

Ps. Si el fic no es de tu agrado, no te gusto el final, el comienzo o las notas de autor, no te gustan los personajes, ni te agrada la autora, por favor, a riesgo de ser grosera, no comentes, pero si tienes una crítica constructiva decente, soy toda oídos. Y tratare de mejorar. ^^

Atentamente Luna Shinigami

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Wei Wuxian caminaba por el palacio de los Jin, admirando la opulencia de Torre de la Carpa Dorada. Podía sentir las miradas de los demás encima suya, entre miedo, admiración y repugnancia.

Sonrió, moviendo a Chenqing, y ladeo la sonrisa al verles huir. Él era un mito de una leyenda, fantasioso e inexistente. El discípulo principal de los Jiang que termino con la vida de Wen Rouhan y luego se fue del mundo del cultivo con un puñado de desertores de la misma secta.

Se sabía que él mismo había asesinado a soldados y lideres de la extinta secta Wen y en cambio salió del radar llevándose agricultores, ancianos, mujeres y luego de 16 años se presentaba de nuevo.

Fundo una pequeña secta con los remanentes Wen y practicaron lo que mejor sabían hacer, la medicina. Su secta se volvió una secta medica con un líder que no alzaba su espada, y muy pocos sabían la razón.

Había sido invitado y estaba acompañado de Wen Qing y Wen Ning, su general fantasma. No había extrañado nada de este mundo opulento del cultivo, pero si había extrañado a sus hermanos, había besado las manos de su hermana y se había arrodillado pidiendo perdón por el abandono de 16 años, había cruzado palabras con un Jiang Cheng más maduro, había gruñido al maldito pavo real, actual y había conocido a su temperamental sobrino Jin Ling.

¿Se había arrepentido de su decisión? Ni una sola vez.

Había perdido momentos con los Jiang, aquellos que vio como hermanos en la mitad de su vida, pero no se arrepentía de haber salvado a los Wen, de haber estado a su lado, había admitido que extrañaba algunas cosas, pero en definitiva no se arrepentía.

Si se arrepentía de sus decisiones, posiblemente otro fuese el final.

Hubieran muertos todos los que conocía y amaba. Solo, lo pensó e hizo lo prudente, destrozo ante todos, el sello del tigre estigio, tomo a los que consideraba suyos y se marchó muy lejos, luego de demostrar la inocencia de las personas que llevaba consigo, claro había condiciones y restricciones, como aquella que mostraba a los remanentes de los Wen como una secta medica y no una secta de cultivadores.

Bufo, mientras caminaba, no es que realmente pudiera alzar una espada por falta de núcleo dorado. No se arrepentía o eso pensaba.

Se quedo quieto cuando vio pasar los discípulos de la secta Lan, las ropas blancas eran un punto distintivo entre tanto dorado, violeta y colores oscuros de las demás sectas del cultivo-

Les vio serios, pero como todos los jóvenes con una mirada que querían comerse un mundo que no conocían. A su mente llego esa misma túnica blanca, el cabello oscuro como la misma noche y un rostro serio, el mismo segundo Jade de Gusu Lan.

Lan Wangji.

HánGuāng-Jūn.

No tenía arrepentimientos o tal vez, solo uno.

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