Escena II

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Eda permanecía frente al espejo, observando como el resto se adentraba a la casa

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Eda permanecía frente al espejo, observando como el resto se adentraba a la casa. El jardín estaba precioso,  pero todo lo que habían dicho, la situación, los sentimientos encontrados y la confusión, eran como un ancla que no la dejaba salir de la tristeza. Miró su reflejo, perdida entre todas las voces en su cabeza, que le susurraban en su cabeza aquello que ella no se atrevía a admitir a sí misma, pero se lo había dicho a Selin minutos antes.

“Tan enamorada de él"... Pensarlo, le provocaba una pesadez en el alma y un nudo en la garganta. ¡Que tontería! No podía estar enamorada de ese hombre, y de lo contrario, acabaría lastimada. Eda se convenció de que sólo debería mantener su corazón alejado hasta que Selin porte ese vestido de novia en una boda con su falso prometido. Sin embargo, se quedó admirando el vestido rosa, ida en la fantasía de una boda. Lucía como una rosa cabizbaja, ajena del hombre que admiraba su belleza a la par que sus pasos se veían atraídos hacia ella, como un imán.

Eda se guardó la sorpresa, y sus deseos secretos, cuando se encontró en los ojos de Serkan. Él se quedó admirando su belleza de tal forma que sintió que si no lo expresaba explotaría. "Es increíblemente hermoso" dijo, pero pronto se percató de sus palabras, "...el vestido" continúo.

El espejo hacía conectar sus miradas y aquello aceleraba el corazón de cada uno, ¿Habría un sólo gramo de tranquilidad alrededor del otro? Los sentimientos que escondían luchaban por salir a la luz en el destello de sus ojos. Y pensando en el privilegio de tener a una mujer con semejante belleza, no sólo en apariencia sino en alma, Serkan murmuró.

“Un día, cuando te conviertas en una novia...” pero se vió interrumpido por el vuelco que sintió en el corazón en cuanto ella volteó frente a él y dejó el dulce de sus ojos café hechizarlo.

Una sombra de una sonrisa adornaba el rostro de Eda, sin embargo, la realidad se infiltró entre las grietas de la burbuja en la que estaban y esa sensación de saborear un amor que no le pertenecía la hizo espetar: "Iré deshacerme de él". Le dió la espalda y se encaminó a la casa, mientras que Serkan Bolat intentaba encontrar una respuesta lógica a las veces en las que perdía por completo la razón cuando estaba junto a ella.

Tocaron un cielo de fantasía con las manos, dejaron a su imaginación volar. Incluso si fueron tan sólo unos segundos, se vieron en un escenario donde ellos eran aquellos afortunados que en nombre del amor daban un sí. Pero para ellos, no habría un que la muerte los separe sino hasta que el contrato se acabe, y no podían dejar de pensar en el temor que tenían de que llegara el final.

Sen Çal Kapımı: Narraciones...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora