"Metáforas tan monstruosas como orquídeas"
Oscar Wilde
Tú eres mi universo entero, Shinji.
"¿Por qué respirar?""¿Por qué sonreír?"
"¿Por qué seguir viviendo?"
Tus ojos no paraban de gritarme esas preguntas cada vez que te miraba, como si estuvieran convencidos de que la respuesta estaba oculta en algún lugar de mi rostro.
Recuerdo cada segundo en el que estuviste presente hasta el día de hoy.
Esa mañana lluviosa en la que las gotas de lluvia parecían quedar atrapadas entre tus pupilas, te encontré mirando las ramas de un árbol bajo un paraguas transparente. Parecía que el tiempo se había detenido a tu alrededor; entre las hojas verdes y los sonidos acuosos te veías tan distante que tu alma parecía haberse marchado. Respiré aire contaminado por tu presencia y el olor de la lluvia y tu soledad penetraron mis sentidos mientras tú sonreías como si desearas el fin del mundo.
Tu existencia me pareció tan confusa como fascinante, nada ni nadie me había cautivado antes de la forma en la que lo hiciste tú. Aún no sé qué aspecto de tu ser lo logró ni por qué motivo, pero desde la primera vez que tropecé con todo tu existir, no he podido dejar de preguntarme qué misterios se esconden detrás del azul opaco de tu mirada, ni por qué a veces cuando sonríes la felicidad no llega a tus ojos.
-¿No te gusta existir?-te pregunté esa vez que nos quedamos solos frente a un aula vacía y silenciosa, aunque en el fondo ya sabía la respuesta que saldría de tus labios.
La luz vespertina iluminaba parte de rostro, pero el dulce naranja del cielo no tenía forma de acaparar el enorme vacío de tus melancólicos ojos, oscurecidos por el peso aplastante del deber que, según tú, le daba a tu existencia la razón lógica que jamás pudiste encontrar por ti mismo. En ese entonces, odié la forma en la que te engañabas intentando mantener tu conformismo sobre una felicidad falsa que lejos de satisfacerte solo te hacía sentir miserable.
Y con el paso del tiempo, comencé a odiarme a mí mismo por no poder hacer nada para evitar que siguieras autodestruyéndote. Esa parte de ti que odia estar vivo es lo que me impide hacerte feliz. Tú eres mi peor enemigo, Shinji, y al mismo tiempo, la razón por la que me gusta vivir.
Tú odias existir en este mundo que a tus ojos es cruel e incomprensible; yo existo para mostrarte un mundo que no puedas odiar.
"No me gusta ser yo"
"pero ser yo es lo único que tengo"
"Si no soy quien se supone que sea"
"¿qué otra cosa seré?"
"¿Hay algo más a lo que pueda aspirar?"
"¿Hay alguien más que pueda ser?"
No necesitas ser alguien más. Eres único e irreemplazable. Eres Shinji y jamás podrá existir en el mundo otro Shinji como tú.
No he logrado sacarte de mis pensamientos ni por un minuto desde esa ocasión en la que me sonreíste bajo a un árbol de hojas mojadas, escondiéndote de mí tras un paraguas transparente. Amo vivir porque gracias a estar vivo he podido conocerte y asumo que ese es el verdadero objetivo detrás de mi nacimiento.
Pienso en ti siempre, Shinji, y me cuestiono si tus motivos para sentir rechazo hacia tu vida son más fuertes que los míos para adorarte.
¿Soy una contradicción para ti?
Me pregunto si en el silencio de tu mente has llegado a odiarme sabiendo que supondría mi destrucción. Quisiera saber si la realidad a través de tus ojos va más allá del dolor que te ocasiona existir en este mundo y no poder abandonarlo, unido al solipsismo inconsciente, casi infantil, con el que los humanos se aferran a la duda al menos una vez en la vida. Tal vez ignoras lo parecidos que somos.
Pienso, luego existo; pero dentro de mi propio egoísmo ninguna excusa aparte de tu felicidad justifica mi existencia. Mi deseo carnal y el amor que siento hacia tu persona y que condiciona todo mi existir, me impulsan a buscar que me consideres un igual en lugar de mirarme como si fuera inalcanzable para ti. No lo soy, jamás lo he sido y jamás lo seré.
Intento abrir un camino hacia un mundo donde existir no te genere el dolor tan profundo que te esfuerzas por negar que sientes, pero fracaso de forma miserable cuando naufrago entre la melancolía de tus ojos tormentosos, aferrado a la esperanza de que sepas que estoy aquí aunque creas que todo está vacío. Me pierdo constantemente en la tempestad de tu corazón, tus lágrimas me ahogan mientras el universo se inunda y este ridículo monólogo que alguien escribió por mí pierde su sentido y coherencia mientras más me esfuerzo por expresar lo que siento.
¿No lo entiendes?
Mis pulmones se llenan de flores cuando inhalo tu existencia. Cada vez que respiro cerca de ti, el aroma de tu dolor inunda mi cuerpo como una droga y te apoderas de mi mente como si nunca me hubiera pertenecido en primer lugar. Estoy intoxicado; la sensación de estar vivo es forzada dentro de mi frágil cuerpo con brusquedad. Crecen enredaderas alrededor de mis costillas, las hojas se enroscan hacia mi columna vertebral, colándose entre los espacios de mis vértebras como huéspedes repentinos, pétalos rojizos se acumulan en mi caja torácica, luego; se esparcen por cada rincón de mi esqueleto reclamando cada espacio como suyo.
Mis vísceras atestadas de flores son la prueba irrefutable de que en mi interior guardo y atesoro cada segundo que compartimos. Mis huesos son un jardín de euforia y melancolía que se nutre con cada una de tus lágrimas y cada una de tus sonrisas.
Llevo bajo mi piel las huellas de tu existencia y en mi cuello las marcas que tus manos dejaron en otras vidas para demostrarme tu amor, cumpliendo un deseo secretamente egoísta. Cada segundo que vivo es una carta de amor escrita para ti. Cada rincón de mi cuerpo; mis músculos, mis vísceras, mi esqueleto, llevan grabado tu nombre como una promesa oculta entre hojas y flores.
El aire que respiro está intoxicado por tu existir, y yo, con los pulmones inundados de pétalos rojizos, me siento indudablemente vivo. Soy adicto a respirar tu existencia y la mezcla de aromas que resume todo lo que eres tú; dolor, lluvia, felicidad efímera, estrellas y flores mojadas.
Nuestros nombres fueron escritos juntos en el libro de la vida y tu mirada oscura, ahora iluminada por pequeños astros resplandecientes solo puede confirmarlo. Eres especial, eres mi universo entero y yo, definitivamente nací para conocerte y hacerte feliz.
En otras palabras, te amo.
Eres lo que me motiva a respirar y a existir.
✦•Arte de la multimedia creado por Whitelord, visiten su cuenta de twitter, dibuja hermoso 😔👌
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❝ Dios ❞ y otros astronautas
Fanfiction❝ Le pareció que había algo trágico en una amistad cercana al amor ❞ Oscar Wilde Si Dios realmente existía, lo más probable era que estuviese escondido en los ojos de Kaworu, nadando entre sus iris rojos...