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[Tres años después]

La madre de Minho solía contarle lindas historias sobre el amor predestinado. Su favorita era aquella donde narraba el gran amor que se consumó entre una princesa y un príncipe de un pueblo muy lejano, donde su amor y conexión lograron derribar todos los obstáculos para estar juntos por toda la eternidad. En esa misma historia, contaban que solamente puedes experimentar un mar de emociones que siguen el amor más puro, diez veces.

La primera vez que Minho estuvo tan nervioso que sentía su corazón bombear sin parar con sus mejillas calientes, fue cuando corrió detrás de Chan para disculparse por haber vomitado apenas escuchó decir a Jisung que olía a durazno.

La segunda vez que aquel alfa hizo latir su corazón como loco, fue cuando lo esperó fuera de su salón con un gran ramo de girasoles, unos días después de que hubiese ocurrido aquella vergonzosa situación cuando se conocieron, con Chan tan nervioso mientras que él intentaba lo mejor para no estornudar, puesto que su nariz en ese entonces estaba muy delicada; recordó entonces que ese mismo día fue cuando el alfa utilizó neutralizador por que quería salir con él.

La tercera vez que volvió a sentirlo, fue en su primera cita. Si era sincero, nunca podría olvidarla, pues Chan fue tan atento con él, que lo hizo sentir realmente querido. Apretó entre sus manos el lindo y delicado collar de ciervo, que aún conservaba en perfecto estado a pesar del paso de los años.

Cuando Chan le pidió ser su novio, en medio del cine con una película romántica de cliché barato proyectándose en la gran pantalla, fue la cuarta vez que el omega no pudo controlar su desbocado corazón, por más razones, además de los nervios que el alfa le provocaba, el miedo que lo invadió al pensar que no era suficientemente bueno para Chan, la preocupación de si no eran pareja predestinada, la emoción de poder ser pareja de alguien como su alfa. Sin embargo, Chan fue quien le dió la seguridad de iniciar una relación con él, siempre apoyándolo, consintiéndolo. Amándolo.

Cuando se dió cuenta de que eran pareja predestinada, aquella que crea la madre luna con tal devoción, para que solamente exista un gran amor y una mágica conexión con su lazo, fue, sin duda, el momento en que se sintió más feliz. Minho no podía pedir más de lo que ya le habían dado y que Chan fuera su alfa, fue como ponerle la cereza en el pastel. Esa es la quinta vez en la que se ha sentido tan vivo, tan feliz; Minho mentiría si dijera que la mordida no le había dolido, por que si lo había hecho: sintió un dolor tan fuerte como los mil demonios, pero había valido la pena. Aún recuerda cómo Chan se lanzó a llorar en su cuello cuando vió lágrimas salir de los ojos del omega, por la mordida y repitiendo constantes disculpas.

La sexta, séptima y octava vez que experimentó aquel mar de sentimientos nuevamente fue cuando supo que estaba embarazado, esperando a su cachorro. Acarició su vientre nuevamente plano al recordar a Chan recostarse, sin apoyar del todo su peso, en su regazo cada noche, acariciando y hablándole a duraznito con tanta ternura que siempre lo hacía llorar. También terminó bastante agradecido cuando sus familias les organizaron un evento sorpresa antes de que naciera su bebé. Y, por supuesto, el nacimiento de su cachorro había sido tan mágico, una experiencia tan única que lo hizo sumamente feliz.

La novena vez que Minho no pudo contenerse, fue cuando Chan lo llevó a cenar a un restaurante que solían frecuentar antes de que duraznito naciera. Disfrutaban de una cena a la luz de las velas, demasiado romántico para que solo fuera una salida, pero Minho quedó encantado por el detalle, ya que Chan siempre lo complacía con todo.

Pero el omega no podía evitar pensar en la extraña sensación de nerviosismo que transmitía el alfa por medio de su lazo.

ㅡ¿Todo bien? ㅡhabía preguntado cuando terminaron de cenar y esperaban el postre junto a unas copas de vino, viendo a su alfa asentir con una gran sonrisa, tomando su mano por encima de la mesa.

- ̗̀ ❲𝗣𝗲𝗮𝗰𝗵𝘆 𝗦𝗺𝗲𝗹𝗹 ੭ 「𝖺𝖽𝖺𝗉」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora