Cuando la tormenta estalló, tuvimos que buscar refugio. Con nuestras provisiones lo más probable es que hubiésemos usado la carpa, pero viéndonos despojados de ellas nos tuvimos que conformar con una cueva.
Cato estaban vigilando la entrada mientras yo encendía una fogata. No había ido a los puestos de supervivencia por lo que se me dificultaba hacerla sin el uso de las cerillas. Estuve alrededor de cuarenta minutos frotando palitos y chocando rocas hasta que por fin salió una chispa. Rápidamente eché sobre ella las hojas secas que había podido recolectar y orgullosa contemplé como ante mi se erguía un cálido fuego.
Hace bastante que no nos llegaban paracaídas. Enobaria debía de estar muy enojada. Fue a la primera persona a la que le confesé mis sentimientos por Cato y fue la primera que me amenazó con los dientes.
- Vas a ganar- fueron sus palabras escupidas con ira-. No me importa lo que seas con ese chico pero a ningún tributo me deja en ridículo.
Temblando como papel al sentir la furia emitida de sus ojos asentí silenciosamente.
El mentor de Cato era Brutus. Parecía más amable que Enobaria, al menos me sonreía en los pasillos.
Puse el extraño pájaro sobre la fogata y espera a que se cocinara. Cuando Cato volteó al sentir el olor de la carne quemada le lancé un paracaídas vació que habíamos encontrado por el camino y salió a llenarlo con agua.
Una vez el ave estuvo lista, la corté en dos con un cuchillo y le pasé la mitad con el pico a Cato y me recosté contra su pecho a tragarme la mía. Sabía horrible.
Mientras contemplaba a Cato terminarse su mitad me entretuvé lanzando cuchillos a toda cámara que captaba mi atención.
Cato y yo Salimos para cuando sonó el himno y contemplamos la cara de los tributos muertos. Hice un recuento mental de los que quedaban: Peeta, la chica en llamas, el chico del once y la comadreja del cinco.
A mi me tocaba la primera guardia nocturna. Costó mucho convencer a Cato de dejarme pero desistió cuando los párpados comenzaron a cerrarse. Se recostó contra la pared de la cueva con la espada entre las manos. Yo, por mi parte, jugueteaba con el más mortífero de mis cuchillos.
Empecé a cabecear cuando se oyó el anuncio. Caeser lo dijo con voz tan potente que Cato se despertó. Fue rápido y claro, pero nos dejó muchas dudas. Claramente los eventos estaban siendo muy lentos para la audiencia por lo que decidieron apresurar los sucesos.
Sentí la mano de Cato apretarme la mía suavemente mientras me acunaba en sus brazos. Lo miré con la interrogancia en mis ojos a la espera de su descicion. Su encogimiento de hombros no reflejaba un sentimiento de duda, sino de aceptación. El anuncio dijo que todos necesitábamos algo urgentemente y sino lo recogíamos probablemente no saldríamos de allí.
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Cato y Clove ...
FanfictionCato y Clove, un amor real... ¿Estás seguro de que conoces bien la historia? ¿Estás seguro de que Clove murió? ¿Estás seguros de que no había otros trágicos amantes? Si ven de nuevo la película podrán notar que cuando supuestamente Clove murió no su...