Shino & Hana
Era la boda de Sai y Ino, Shino veía como todas las demás pajeras, junto a los recién casados, bailaban, reían, se besaban, y le recordaban lo solitaria que era su vida.
Desde su mesa tomaba directamente de la botella de sake y rodaba los ojos con desprecio.
Definitivamente odiaba las bodas.
En ese momento se sentaron Kiba y Lee a ambos lados de él y imitaban su gesto. Tres solteros ya artos de que sus amigos se estén casando.
-¿Están pensando lo mismo que yo cierto? -dijo Kiba.
-¿Fingir que te caes de ebrio para romper unas cuantas cosas y acostarte con el primero que se te pare enfrente? -dijo Lee.
-Eso suena bien. -dijo Kankuro uniéndose.
-No, me refería a todas las bodas, todos se están casando y nosotros aquí, alimentando insectos, malcriando a un perro, jugando con títeres y viendo babeante a alguien que cree inalcanzable.
-¿Quién es ese? -dijo Lee.
-Bueno yo soy el de los títeres, así que ten la desencia de disimular cuando mires a mi hermano. -dijo Kankuro.
Lee se sonrojó y tomó un trago.
-Lo sé, soy patético.
-Ve a hablarle Lee. -dijo Shino.
-No Shino, es que... Míralo, es tan genial, de seguro me mandará a la mierda en un segundo.
-No lo hará. -dijo Kankuro.
Lee arqueó una ceja y Kankuro asintió, inmediatamente entendiendo que en realidad Lee si tenía una oportunidad con el kage.
Lee se levantó y fue hasta el, Gaara lo recibió con una sonrisa.
-Bien, ahora habrá otra boda, ¿Que hay de nosotros?
-Kiba, disfrútalo, has cosas que nuestros amigos casados no podrán, diviértete. -dijo Shino.
-Ya me cansé de divertirme, mejor me voy a caminar.
-¿A caminar? -preguntó Kankuro.
-Si, conozco todos los lugares hermosos que hay en konoha, espero encontrarme con alguno. Bueno, adiós.
Kiba se levantó.
-¿Puedo ir? -preguntó Kankuro.
-Ammm, si, por supuesto.
Kankuro y Kiba salieron del lugar mientras Lee sonreía y conversaba con Gaara.
Shino se quedó solo en la mesa viendo a todas las parejas bailar y disfrutar de la fiesta de boda.
De pronto una chica se sienta en una silla junto a él, tenía un vestido corto negro, y las marcas que muestran el clan al cual pertenece brillando en sus mejillas.
-Hola Hana. -dijo Shino con confianza.
-Oh hola Shino, ¿Que tal estás?
-Aburrido.
-Por cierto ¿En donde se metió el tarado de mi hermano?
-Salio a dar un paseo con Kankuro.
-¿Ya se le declaró?
-Aún no.
-Agh.
Shino se levantó, la fiesta no pensaba acabar y el ya estaba cansado y aburrido.
-¿Te vas?
-Si, estoy muy aburrido, quiero irme a casa.
-¿Que me dejas a mí? Casi no conozco a nadie, solo vine porque Ino me invitó.
-Conversa con alguien, así conocerás a gente nueva.
-¿Y porque no lo haces tú?
-Conoceré a alguien, tal ves me la lleve a la cama y ya, pero igual cuenta ¿No?
Hana rió y Shino comenzó a caminar por entre la gente hasta salir del lugar.
Metió sus manos entre los bolsillos de su abrigo y comenzó a caminar por la solitaria calle.
-¡Shino! ¡Espera!
Shino se detuvo y se giró encontrandose con Hana.
-¿Sucede algo?
-No, nada.
-¿Entonces?
-Me estaba preguntando... ¿Quieres llevarme a tu casa?
-¿Porque lo haría?
-Para pasar la noche conmigo.
-Eres la hermana de Kiba, no es correcto.
-¿Prefieres que me vaya con un desconocido que contigo que eres de confianza?
Shino lo pensó unos segundos.
-Si, definitivamente prefiero eso.
Hana rodó los ojos.
-¿Es porque soy mayor que tú?
-No es por eso Hana, simplemente es porque eres la hermana de mi mejor amigo.
-Vale, vale, olvidalo entonces, aceptaré la propuesta de ese borracho de la esquina.
-¡No hagas eso!
-¡Y que más da! Tu no quieres tener sexo conmigo, de seguro eres de lo que lo romántizan todo.
-Si Kiba se entera me mata.
-¿Y quien se lo dirá? ¿Tus insectos?
-Estas loca.
-Agh como sea, adiós.
Hana se dió la vuelta pero Shino la tomó de la mano.
-En mi casa entonces.
Hana sonrió y se posó a su lado.
Ambos comenzaron a caminar, Shino se debatía en sí era correcto hacerlo con ella, justamente ella, era hermosa, si, tenía unos pechos que... Bueno, es hermosa, pero es la hermana de su amigo.
-Tranquilo, Kiba no se va a entrar. -dijo ella adivinando los pensamientos de Shino.
Llegaron a la casa de Shino, una hermosa casa tipo cabaña rodeada de un bello jardín repleto de flores.
-Wao, este lugar es hermoso Shino.
-Si, me esforcé mucho para crear el lugar perfecto para mi y mis insectos.
Ambos entraron a la casa, Shino caminó a la cocina en busca de unas copas de vino.
Hana comenzó a mirar la casa, esperaba que fuera rústica y varonil pero en cambio encontró una casa cálida de colores claros, rodeada de flores naturales.
-¿Vamos a la habitación? -le preguntó Shino con la botella de vino y las copas.
Hana lo miró, su corazón se estrujó en su pecho y se aceleró, inconscientemente Hana se imaginó viviendo ahí, con el, con sus perros y sus insectos, rodeada de la naturaleza y de verdadera calidez.
-¿Hana? ¿Estas bien?
-Yo... Si, estoy bien.
Shino dejó las cosas en la mesita frente al sofá y caminó hacia ella, acarició su mejilla y posó su otra mano en su cintura.
-¿Lo sientes verdad?
Ella suspiró y asintió.
-Comodidad, calidez, confianza... Amor.
Shino sonrió y terminó de acercarse a ella para besarla.
Esa noche no hicieron el amor, solo se quedaron acostados en el sofá abrazados, conversando de cosas triviales y completamente convenidos de que querían pasar el resto de su vida así.
Aúnque primero vivirían un día a la ves.