•Dos •

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El cuerpo entero del pelirrojo se tensó al oír aquella fría voz que sabía perfectamente de quien era. Rápidamente se alejó con brusquedad del rubio bajo él, dejando a Denki confundido por tal acción, el pelirrojo reaccionó de tal forma que parecía que había oído la enfadada voz de su madre y sabía que sería castigado por hacer algo mal.

Con algo de miedo, volteó para ver, efectivamente como pensaba, a Todoroki parado a unos cuentos metros lejos de él, con esa mirada sombría y penetrante que le erizaría la piel a cualquiera. A su lado, se encontraba Midoriya, el cual también miraba a los dos chicos sobre el sofá, pero con una mirada confusa, sin terminar de entender que estaba pasando. Los nervios de Kirishima aumentaron en dos segundos y las miradas de ambos chicos parados frente a él no ayudaban en nada.

— Oh, Todobro.— Kaminari se apoyó sobre sus brazos para poder ver quien estaba detrás del sofá donde ambos chicos se encontraban.

— ¡N-No es lo que parece!.— Se apresuró a excusarse el pelirrojo mientras caía del sofá para salir de arriba del rubio.

— Uy ¿estás bien, Kiribro?.— Preguntó Denki sentándose en el sofá para extenderle la mano.

— ¡S-Si, estoy bien!.— Respondió levantándose del suelo sin aceptar la mano de Kaminari. El rubio empezaba a dudar del porqué de esos nervios tan absurdos en su amigo.

— Claro... Bueno, mejor vuelvo a ayudar a las chicas.— Dijo para luego levantarse del sofá y caminar de vuelta a la cocina, dejando al resto de chicos hundidos en una incómoda situación.

— Ehmm... Iré al baño. Fue una gran tarde, Shoto-kun.— Habló el peliverde con una sonrisa.

Al oír aquello salir de la boca de Midoriya, el nombre del chico que tanto amaba Eijiro, algo se quebró en su interior. Kirishima siempre se sintió especial porque era el único que llamaba al bicolor por su nombre, a diferencia de sus demás compañeros que lo llamaban por su apellido, pero ahora que alguien más también lo hacia... Era como si ya no fuera tan especial y eso de alguna forma le molestaba.

— Espero que salgamos otra vez, Midoriya.— Dijo el bicolor con una muy pequeña sonrisa, casi imperceptible, pero Eijiro lo notó, claro que lo hizo, conocía demasiado bien a ese chico.

Por un lado le tranquilizaba que el mayor llamara al peliverde por su apellido, pero aún así la presión en su pecho no iba a desaparecer con facilidad.
Midoriya salió de la sala común, dirigiéndose hacia los baños y dejando a aquellos dos chicos hundidos en un incómodo silencio.

Eijiro miraba al suelo, sin saber qué decir y Shoto miraba fijamente al chico parado frente al sofá, con una mirada fija y fría, lo que le ponía aún más nervioso al pelirrojo. Kirishima suspiró y levantó la mirada hacia el bicolor, pero al momento de cruzar miradas, se congeló y quedó en blanco, sin saber qué decirle al chico frente a él, así que Shoto sólo apartó la mirada y se encaminó hacia las habitaciones, dejando a Kirishima con miles de cosas para decir y un sentimiento muy grande de culpa.

Sin saber como, Eijiro siguió al más alto hasta el pasillo del segundo piso, donde estaba su habitación. Le gritó por varios metros que se detuviera mientras caminaba detrás de él, pero el bicolor no cesaba sus pasos, caminaba con la mirada alta, al frente y sin decirle una sola palabra al chico que estaba detrás de él.

— ¡Shoto, detente!.— Exclamó poniéndose delante del chico para que no pasara. Inevitablemente, cruzaron miradas.— Quiero explicártelo.

— No me importa.— Dijo apartando la mirada. Se le notaba el enfado.

— Shoto, por favor, escúchame.— Rogó el más bajo.

El bicolor suspiró apretando sus puños para luego tomar las muñecas del pelirrojo y acorralarlo contra la pared. Ni el mismo Todoroki se reconocía, sentía tanto enfado por dentro cada vez que recordaba la imagen del pelirrojo sobre el rubio con la  marca en forma de rayo en su cabello. Verlos a ambos de esa forma, en esa poción y con sus rostros tan cerca al punto de rozar sus labios, le provocaba una rabia que ni él mismo entendía.

Sólo contigo // TodokiriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora