Sólo contigo // Todokiri

•Cuatro•

Su pecho dolía, dolía como si un cuchillo hubiera penetrado su corazón y estuviera haciendo una constante y fuerte presión sobre él. Sentía ganas de gritar hasta quedarse sin voz y llorar hasta quedarse sin lágrimas, pero sólo podía hacer lo segundo, pues las palabras no salían.

— Bueno, lo importante es que nos dimos cuenta.— Dijo el peliverde apoyando su cabeza en el hombro de Todoroki.

— Así es, novio mío.— Contestó el más alto acariciando sus verdosos cabellos.

Y esa fue la gota que rebalsó el vaso. El pecho del pelirrojo empezó a doler aún más, no sólo porque Shoto tenía a alguien más, sino que se daba cuenta de cada mentira del bicolor.
Tragó saliba, recordando cada frase que el mayor le había dicho.

"No saldría con nadie, no estoy bien mentalmente para eso".

"No me gusta nadie".

"Es sólo mi mejor amigo".

Cada frase parecía como una espina pinchando el dulce corazón de Eijiro. Más y más lágrimas empezaron a caer sin contról, así que tapó su boca y se alejó de la puerta, sabía que en cualquier momento los sollozos iban a empezar a salir y no quería que nadie lo escuchara, así que decidió mejor tratar de secar sus lágrimas y volver con Bakugo.

El cenizo seguía apoyado en la pared, pero sus manos ahora estaban en sus bolsillos y su mirada estaba pegada en el suelo, perdido en sus pensamientos. Al escuchar los pasos de Eijiro acercándose, se separó de la pared y lo miró, pero el pelirrojo tenía la cabeza inclinada hacia abajo para que sus cabellos cubrieran sus ojos, mirando hacia un lado para evitar hacer contacto visual.

— Hey ¿estás bien? ¿Y tu libro?.— Preguntó el más alto algo extrañado.

Eijiro iba a seguir caminando para ir hacia los dormitorios como habían dicho, pero se detuvo, dándole la espalda a su amigo y dejándole una gran duda encima sobre qué le ocurría para estar así, con un gran aura totalmente depresiva a su alrededor. Kirishima no dijo nada, permanecía en silencio sin hacer ningún movimiento o algún sonido, lo que le preocupaba aún más a Katsuki. ¿Qué había pasado con ese chico alegre de buen corazón que hace tan sólo dos minutos estaba frente a él?.

— Vámonos.— Fue todo lo que se limitó a decir.

Bakugo no comprendía nada, hace unos minutos todo estaba bien ¿qué había sucedido?. Eijiro cada vez se alejaba más de él entre los pasillos con la mirada pegada al suelo y el cenizo sólo podía observar su espalda alejándose.

Volteó para ver hacia el salón y tal vez así responder esa pregunta que le había hecho al menor, y todo lo que vio fue a tres chicos saliendo del salón de clases, pero rápidamente le encontró respuesta a su pregunta al ver a Todoroki y Deku tomados de la mano.

— Mierda... malditos bastardos...— Susurró con un tono repleto de ira.

— Oh, Kacchan.— Habló el peliverde mientras se acercaban al cenizo. Al notar la presencia de Bakugo, Todoroki rápidamente soltó la mano Midoriya, lo que le pareció extraño al menor.

— No me hables, maldito inútil.— Por el tono de voz, Deku podía percibir al cenizo más enfadado de lo normal.

— ¿todo está bien?.— Preguntó esta vez el bicolor.

Bakugo miró a Todoroki de pies a cabeza, analizando todo en él bajo su mirada de enfado que, sin duda, le erizaba la piel a los tres chicos frente a él. Izuku no dejaba de peguntarse el porqué de esa actitud en el más alto, mientras que Shoto se ponía cada vez más nervioso por saber si Bakugo había escuchado algo. Sabía que era amigo de Kirishima, tal vez uno de los más cercanos, así que le preocupaba que le pudiera decir algo.