Prólogo: Examen de Caballería

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   –¡Es imposible que esa mocosa haya lanzado un hechizo semejante sin un Grimorio!

   –¡¿No decía la vieja de la iglesia, que había nacido con poco Poder Mágico?! ¡¿Qué mierda es esta?!

***

   –Disculpe, ¿me ha escuchado? –La voz del recepcionista arrastró a la joven de sus pensamientos de vuelta a la realidad. –Eres el número 163. Siguiente.

   Tras meses de travesía, el día por fin había llegado: el examen de Ingreso de Caballeros Mágicos, un evento que se celebraba en el Coliseo de la Capital Real. Su tutora, la hermana Theresa, había animado a Ena a probar suerte aquél año la cual no era una idea que a la chica le desagradara. Había crecido con una curiosidad infantil hacia los Caballeros Mágicos debido a las múltiples historias que la monja le contaba sobre sus años de oro donde aclamaba haber formado parte de los Leones Carmesíes.

   Según pasaban los años sus historias eran más difíciles de creer, pues haber abandonado una profesión que parecía ser bañada en elogios y respeto, por la crianza y el cuidado de unos simples huérfanos que aparecían ante las puertas de la iglesia  le parecía ilógico.

   Al menos, eso creía en un principio.

   –¡Fu, ja! Qué diligentes.

   Cuando un par de personas ya se habían registrado posteriormente a ella, un joven rubio que vestía como un noble de clase media, dejaba escapar una singular a la vez que estruendosa carcajada ante algo que era ajeno a ella. El chico desprendía aires de grandeza por cada poro de su piel, una actitud con la cual Ena no se veía capaz de lidiar, por lo cual decidió que dirigirse al interior del Coliseo e ignorar al individuo sería lo más práctico.

   En cuanto puso un pie en su interior, pudo observar múltiples personajes procedentes de todo lo ancho del Reino del Trébol, haciendo incluso que aquél inmenso lugar en el que se encontraban algo claustrofobico.

   –Estoy nervioso... –Se escuchó suspirar a uno de los aspirantes con inquietud.

   Lentamente unos pájaros de extraño aspecto comenzaron a invadir el Coliseo, al igual que el espacio personal de los aspirantes, algunos mostrando incluso un carácter algo agresivo.

   –¡Ay! ¡¿Y estos pájaros?! -Protestaron ante el constante picoteo de las aves.

   –Los famosos antipájaros del recinto del examen.

   –¿Son estos?

   –Cuanto menos poder mágico tienes, más se acercan a ti. -Logró escuchar a alguien explicar.

   Algunos de aquellos pájaros se habían posado sobre Ena, aunque tampoco eran una cantidad inmensurable. Tampoco estaban siendo tan agresivos como el resto así que su presencia no la perturbó demasiado. Era plenamente consciente de cuanto Poder Mágico poseía y de todo aquél que carecía, por lo cual no le parecía necesario que una bandada de pájaros se aglomerara a su alrededor como un molesto recordatorio alado.

   –Que molestos. –Farfulló alguien a pocos metros de distancia mientras sacudía los brazos en el aire en un intento inútil por deshacerse de las aves. –Oh, mira ese tío. –Movida por la curiosidad, no pudo evitar posar la mirada en la dirección que el extraño señalaba. –No se le acerca ni uno.

   –Es el de antes.

   –¿Quién?

   –Pese a ser de una aldea remota llamada Hage, su Grimorio tiene un trébol de cuatro hojas.

   Se le heló la sangre tras escuchar aquello. Un trébol de cuatro hojas... Nunca había escuchado sobre alguien que portara un Grimorio semejante desde la era del primer Rey Mago. Era común ver en la cubierta de múltiples magos del reino el símbolo de un trébol de tres hojas, pues representaba al susodicho, al igual que sucedía lo mismo sucedía en los reinos vecinos con sus respectivos emblemas.

Magia Negra [Black Clover × OC]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora