Capítulo 1: Recibimiento acalorado

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   Todo el mundo se había quedado en absoluto silencio sin ser capaz de apartar la mirada de la escena que se había desenlazado ante ellos. Todos los presentes habían descartado a Asta como posible competencia, pero había derrotado a Sekke sin emplear el más mínimo esfuerzo. ¿Qué clase de Magia había utilizado? ¿Magia de Espadas? Fuera la que fuese, le había permitido emplear el uso de una espada de semejantes dimensiones, pero dudaba que aquello fuera gracias a ningún tipo de poder, pues Asta parecía tener un físico bastante desarrollado a pesar de su baja estatura.

   –¿La espada es mágica? –A su alrededor habían comenzado a divulgarse las especulaciones.

   –¿No era un inútil de las afueras? ¿Quién es?

   –Antes dijo... Que sería Rey Mago.

   –¡Callaos todos! –El grito de Asta se alzó por encima del murmullo de los participantes. –¡Dije que seré Rey Mago y lo seré! ¡¿Algún problema?!

   –Este tío es tonto. –Espetó un noble, apartando la mirada. –No es consciente de que es un plebeyo de una aldea remota.

   –¿Podéis explicarme que importa eso? –Ena observaba al noble por el rabillo del ojo.

   A pesar de su evidente desagrado tanto hacia nobles como pertenecientes de la familia real, lograba mantener la compostura dentro de lo posible y controlar su vocablo.

   –Él ha demostrado una gran destreza, sin embargo, ¿qué habéis demostrado vos salvo una clara envidia? –El noble había enrojecido ante la vergüenza que le transmitían las palabras de la joven. –Puede ser de una aldea remota y tal vez no logre formar parte de una Orden compuesta solo por los de su calaña, pero lo que tenéis en vuestra contra es la cobardía que todos los de vuestro estatus compartís. Él al menos tiene un objetivo al que se mantiene fiel, no como vosotros, panda de ineptos. –Había perdido la compostura con sus últimas palabras, pero no se arrepentía.

   Había dicho lo que le había salido del alma.

   No hubo respuesta y el noble se alejó con cautela de ella con la cabeza en alto, tratando de mantener la compostura. En el balcón del Coliseo, la mandíbula de Finral casi podía rozar el suelo, mientras que Yami trataba de contener la risa por el sermón previo que había recibido por parte del Capitán Nozel por mofarse de un noble. La actitud de Ena le había sorprendido gratamente pues no parecía carecer de agallas cuando la situación así lo requería, algo que era imprescindible en un Caballero Mágico.

   –¿Por qué lo defiendes? –Era la voz del chico que poseía el Grimorio del trébol de cuatro hojas, Yuno. En comparación a cuando lo había visto por primera vez, su mirada no era tan fría y distante, en su lugar ahora le mostraba una tímida sonrisa, pero genuina. –No tienes ningún motivo para hacerlo.

   –Defiendo lo que creo correcto.

   –Con que, ¿Asta se ha ganado tu respeto?

   –Así es. –Afirmó con honestidad. No le avergonzaba admitirlo y tampoco tenía por qué.

   Asta escuchaba la conversación a espaldas de la chica con una evidente emoción en el rostro. No debía de estar habituado a aquél tipo de elogios o a que le tomaran en serio, pero lo que Ena había dicho, había sido de forma genuina. Admiraba su actitud decidida a pesar de las dificultades que había tenido que sobrepasar a lo largo del examen, aun manteniéndose firme a sus palabras e ideales.

   –Ya veo. –Asintió Yuno, dejando atrás a la pareja.

   El breve descanso no duró por demasiado tiempo pues los combates siguieron transcurriendo sin descanso, los nobles destacando entre otros gracias a su alto Poder Mágico por nacimiento de alta cuna. Al igual que su puesta en escena tampoco se quedaba atrás por mucho que le disgustara admitirlo.

Magia Negra [Black Clover × OC]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora