Capítulo 2 : Febrero.

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Dos meses luego

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Dos meses luego.

— ¡Nessa, tu padre esta a nada de llegar! ¡¿Podrías salir ya?! —chilla mama desde el pasillo de mi oficina.

— Maldita sea... —mascullo entre dientes mientras observo mis dedos moverse como loco entre teclas.

— ¡Nessa, te estoy escuchando! —grita al borde de un lo que parecía ser un ataque de pánico.

Joder.

Entorno los ojos dándome por vencida ante el insistente esfuerzo de mi madre por sacarme del trabajo, optando por simplemente alejar mis manos del teclado y dejar de escribir.

Tenia un y mil citas que agendar para la semana y aun este trabajo fuese para ellos, ni siquiera el simple hecho de seguir haciendo mi labor me permitían.

Me paso las manos por el pelo dejando escapar un liviano suspiro antes de deslizar mi asiento hacia atrás y ponerme en pie sin mas.

— ¿Contenta? —braveo deslizandome mas ella del umbral de la puerta, observando detalladamente a mi madre al final del pasillo perfectamente arreglada y con una expresion torcida.

— Ven aquí y lo esperamos sentadas en la mesa, es una bienvenida calida y sorpresiva, hija. —indica chasqueando los dedos ágilmente antes de dar media vuelta y dirigirse al comedor.

Tuerzo una extraña sonrisa que me proviene desde lo mas profundo del alma y mas ella del páncreas antes de avanzar silenciosamente hacia ella sin mas.

Hoy había motivos para celebrar, grandes y gratificantes motivos realmente.

Mi padre había concluido su tratamiento justo unos días otras después de largos y agotadores meses. Mi madre y yo no pudimos encontrar mejor excusa para hacer una extravagante cena familiar.

Tan solo recordar como meses otras mi toco a mi recoger unos resultados de mi padre y tocarme con aquel doctor.

Añoraba ese caliente recuerda cada que me sentía deseosa de algo mas que un aparato sexual de plástico.

Hoy celebraríamos un capítulo ya cerrado y con suerte iniciamos uno algo mas liviano.

Mis emociones se asemejaban a un oleaje tranquilo.

— ¡Ya ha llegado! —chilla mama saltando de una pata a la otra.

— No sera sorpresa si gritas mas ella de la rotonda. —comento deslizando una de las sillas del comedor para tomar asiento en ella.

Esta me dirige una mirada amarga que yo recibo con una engrandecida y gratificante sonrisa.

Nuestra diminuta conversación se vio interrumpida por una sonido que ya yo conocía bastante bien.

La cerradura de la puerta principal contra el movimiento y chasquido de unas llaves siento forzadas a abrir.

Estaba a nada de entrar y ver lo que habíamos cocinado...bueno, lo que mi madre había cocinado para el y yo servia como decoración emocional en la mesa.

Mi estomago se resolvió en cuanto un reflejo de luz nocturna destello contra el piso en cuando la puerta fue abierta casi de par en par haciendo que un chocante estruendo retumbase por la casa.

— ¡Sorpresa! —gritamos los tres al unísono quedando perplejos el unos con los otros.

El bolso de mi padre se deslizo entre sus dedos en cuanto vio lo que yacía tras nuestras espaldas.

Yo quede hecha piedra y con una sonrisa mas torcida que mi vida.

¿Sorpresa dijo?

— ¿Sorpresa? —balbucea mi madre tiesa.

Una sonrisa nerviosa se había deslizado entre los labios de mi padre antes de llevarse las manos rápidamente a la nuca y rascarse.

— Veo que me han recibido de la mejor manera. —agrega con la voz crespa. —No tenia previsto esta maravillosa cena. —finaliza achicando los ojos en dirección a la mesa.

— Porque se supone es sorpresa. —menciona mama como si fuese lo mas obvio.

— ¿Que sucede con ello? —cuestiono frunciendo el ceño algo confusa.

Papa se aclara la garganta antes de dejar caer las manos a cada lado de su cadera.

— Resulta que ya nos habían invitado a una fiesta para celebrar este mismo acontecimiento. —suelta dejándonos a y mi a mama pálidas.

Oh.

— ¿Que? ¿Quien? ¿Cuando? —hostiga mama acercando sus pasos a este de manera autoritaria.

— ¡El doctor! ¡La familia del doctor! —aclara alzando las manos al aire como si hubiese cometido algún tipo de delito.

— ¿Doctor? —inquiero poniéndome de pie.

— El doctor que guió mi tratamiento. —me refresca la cabeza con una sonrisa grande y ladeada. — El doctor Hisoka.

Mis ojos parecieron perder el curso y mis pies su movilidad en total haciéndome quedar a medio camino de una manera drástica.

— Iremos a cenar a su casa. —sentencia papa sin mas mientras nos lanza una mirada casi suplicante. —En una semana.

Oh.

Oh.

Este era un giro que me tomo mas allá de desprevenida.

Volvería a ver a ese doctor nuevamente.

Mis mejillas se incendiaron sin mi consentimiento en el momento en que aquel rostro invadió mis recuerdos.

Sin duda alguna, esta vez no me quedaría con las ganas guardadas.

Allá vamos, doctor.

HH.🤍🍥

Dr. KillerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora