xiv. Nineteen

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Draco todavía estaba sentado en el salón.

Habían sido treinta minutos, de personas a su alrededor hablando. Y Coraline... se había quedado dormida. Ella se había apoyado en el brazo del sofá, sus piernas se extendían sobre el regazo de Draco y él la cubrió con una manta. 

Él pensó que se veía hermosa incluso cuando dormía. Su boca estaba ligeramente dividida, dando pequeños ronquido y su pecho subía y bajaba suavemente. Sus gafas estaban en sus manos, él no quería que se rompieran. Sus pequeñas manos agarraban la manta, acercándola a su cuerpo y mientras dormía  tranquilamente. 

Él se aseguró de que nadie la despertara.

—Amigo, estás jodido.—Blaise comentó en voz baja, mirando a Draco echarle un vistazo a ella para asegurarse de que ella estaba bien. 

Él siempre necesitaba asegurarse de que ella estuviera bien.

Y él sabía que era estúpido, ella estaba justo a su lado. Pero aún así continuó haciendo que su corazón se rompiera por completo al pensar en que alguien la lastimara. Y no confiaba en Astoria, no en ella. No alrededor de la chica de la que estaba impotentemente enamorado, ni siquiera cuando ella estaba tan cerca de él. Nunca confiaría en Astoria a su alrededor.

—Presta atención a sus lenguas y cállate, joder.—Draco espeto, tratando de contenerse de mirarla solo una vez más. 

Su cuerpo traicionó su mente, sus ojos lucharon contra su cerebro. La miró una vez más, sus pestañas sentadas perfectamente en sus párpados inferiores, su nariz de botón sumado a su perfil lateral perfecto. 

Perfecta.

Esa es la descripción exacta que le daría.

—¡Oh, espera, mi lengua!

—Dilo más fuerte y te arrancaré la garganta.—Draco cortó duramente a Adrian, sus ojos volvieron a donde ella estaba durmiendo. Ella no se había despertado, solo respiró profundo y se hundió de nuevo en el sofá. 

—-Lo siento. —Murmuró. —Mi lengua  esta verde.

—Así que no es mío.—Theodore declaró con orgullo, y Draco vio el pequeño aliento de alivio que salía de la boca de Pansy. 

—La mía, no cambia a nada.—Montague comenzó a asustarse, pero ninguno de ellos realmente se preocupó por él. 

A nadie tampoco le importaba Romilda, excepto por el hecho de que la necesitaban para averiguar quién era el bebé. La lengua de Blaise se volvió verde, y eso fue suficiente para que Draco les dijera que se fueran a casa.

—¿Nos vemos más tarde, amigo?—Blaise le dijo, intercambiando números.

—Sí, por supuesto.—Draco le dio una sonrisa suave.

Coraline se movió en el sofá, haciendo que Draco saliera de debajo de ella. Definitivamente no la iba a despertar, definitivamente no la iba a hacer volver a casa. No de nuevo.

Una vez que todos finalmente se habían ido, decidió llevar a Coraline a su cama. Así que regresó a ella, recogiéndola al estilo nupcial y llevándola al dormitorio, acostándola suavemente. Tiró de la manta sobre ella, meciéndola suavemente y dándole un beso en la frente antes de darle la vuelta a su cuerpo. 

Y entonces vio la ropa interior de alguien. 

Sabía que no era de Coraline, no era nada de lo que ella poseía y no era ningún par que él le había comprado. Quería tirarlo, esa es la única razón por la que lo recogió tratando de tocarlo apenas, pero tan pronto como los tocó, sus oídos comenzaron a sonar y le dolía la cabeza.

Era como si alguien le inyectara algo en el pecho, se apretaba y la mera imagen de Astoria inundaba su mente.

Y le gustó.

Le gustaba ver la imagen de Astoria jugando en su cabeza, le gustaba ver sus ojos y su cabello, tiraba de su cabello con la otra mano tratando de que el timbre se detuviera. Le dolió físicamente la cabeza, como si alguien la estuviera tallando desde adentro. 

Cerró los ojos por una fracción de segundo antes de caer al suelo, quedando inconsciente.

-

Draco se despertó en un charco de su propio sudor.

Abrió los ojos lentamente, sintiendo una extraña sensación borrosa en su corazón. Le hizo mirar a su alrededor y notar que estaba en su dormitorio, y recordó que tenía una chica en su cama antes...

Coraline.

Fue raro cuando pensó en Coraline. Por alguna razón no quería pensar en nadie más que en Astoria, que no estaba aquí con él ahora mismo y le hizo ponerse de pie, echando una mano a través de su cabello.

Sentía que necesitaba a Astoria aquí. 

Así que se acercó a su mesita de noche, Coraline ya no estaba en su cama y todavía tenía el par de ropa interior en sus manos. Los dejó suavemente en la cama, cogiendo su teléfono y revisando sus contactos. Cuando se encontró con el nombre de Astoria, no recordó tener su número.

¿Siempre él había tenido su número en su teléfono?

—Hey.—Él habló por teléfono, Astoria estaba en la otra línea.

—Hola Draco.—Ella se rió, enviando un cierto sentimiento a través del cuerpo de Draco.—¿Qué puedo hacer por ti?

—¿Puedes...?—El frunció las cejas, una imagen de Coraline pasó por su mente antes de que fuera reemplazada por Astoria de nuevo.—¿Puedes venir?

A pesar de que lo sabía, su mente estaba tratando de volver a Coraline.

Pero no se le permitió... no le permitió deslizarse en la belleza de Coraline.

—Por supuesto.—Ella le dijo coquetamente.—Estaré allí en unos minutos.

Colgó el teléfono abruptamente, tiró su teléfono y la puerta se abrió de repente, revelando a Coraline que estaba de nuevo, usando su ropa. Él deseaba haberla salvado de la ruptura de corazón que estaba a punto de presenciar, pero él no estaba en la mente correcta.

—Oye, estás despierto.—Ella le dio una pequeña sonrisa, antes de caminar hacia él.—Quería hacerte una pregunta.

Ella tenía una linda sonrisa en la cara, una sonrisa que le habría hinchado el corazón si no estuviera tan nublado por Astoria. Le guiño brevemente, indicando que estaba escuchando mientras sus ojos miraban hacia los de ella.

—¿Podrías ayudarme a adoptar un cachorro?—Ella le preguntó suavemente, un pequeño rubor cruzó sus mejillas mientras caminaba más cerca de él y envolvía sus brazos alrededor de su torso. 

Pero él la alejó.

Y esto la hizo surcar las cejas.—Creo que deberías irte, estoy esperando a alguien, Jones.

Jones.

Su corazón se rompió por completo. Ella lentamente se alejó de él con una cara impactada, de sus ojos brotaban de lágrimas.—¿Una... una chica?—Su voz apenas superaba un susurro, pero definitivamente lo escuchó.

Y por una extraña razón, no tenía ganas de compadecerse de ella.—Sí, una chica que debería estar aquí en cualquier momento. Así que, por favor, me gustaría que te fueras.

—Draco, por favor, no me hagas esto.—Ella tartamudeó, sus ojos trataban de combatir las lágrimas con fuerza.—Te hablaré de mis sentimientos, por favor, no vayas con otra persona...

—¿Por qué querría aquí tus sentimientos?—Él se levantó y la alejó, haciendo todo lo posible para no ponerse grosero con la chica que estaba frente a él. —No volveré a preguntar. 

Una sola lágrima cayó de su ojo. Pero, sin embargo, ella asintió un poco y se aparó.

Temptation| Draco MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora