Temptation| Draco Malfoy

xxii. Twenty two

TW: abuso.

Draco se despertó con Coraline en sus brazos.

Él había olvidado todo lo que pasó entre ellos durante una fracción de segundo, todo fue perfecto. Él se sintió tan en paz.

Ella se veía tan hermosa en sus brazos, como si perteneciera allí. Segura y cálida dentro de su abrazo mientras se acostaban en su cama. Él nunca se cansaría de ella, todo su ser era perfecto para que lo dejara ir. No se atrevería, nunca.

Y se alegró de que Coraline le diera la oportunidad de hablar, le dio la oportunidad de explicarle todo lo que le dijo. Ella le dejó tener otra oportunidad con ella. Él estaba más que lleno. Le estaba haciendo querer sostenerla en sus brazos y quedarse así para siempre.

Definitivamente le iba a conseguir un cachorro, ya sea que lo quisiera aquí o en su piso.

Y él ni siquiera quería que ella volviera al lugar que le compró. Él la quería aquí, pero solo podía esperar que ella también lo quisiera.

Draco se enamoraba de ella todos los días, cada vez más. Ella era como una droga, su droga, a la que él era adicto en todo momento. Si no la tuviera en sus brazos, se volvería loco. Porque se las arregló para conseguirla por última vez.

Una. Última. Vez.

Así que él se negó a estropear esto, se negó a herir sus sentimientos. Sabía que no era su culpa que le dijera todas esas cosas, pero no pudo evitar sentir que lo era. Si no hubiera dejado que Astoria entrara en su habitación ese día, si ni siquiera la hubiera dejado venir a su penthouse, ella no habría hecho lo que le había hecho.

Draco se escapó de debajo de Coraline, levantándose de la cama y estirando las piernas. Cuando su teléfono comenzó a sonar, instantáneamente lo recogió, deslizándose sobre sus bóxers y caminando afuera hacia el balcón para no despertar a Coraline.

—Hey.—Él le habló a Pansy en la otra línea del teléfono. Cuando todo lo que escuchó fue llanto en silencio, comenzó a preocuparse.—¿Pansy?

—Él... no lo dijo de vuelta...—Fue todo lo que escucho del otro lado del teléfono.—¡Él no... no me ama!

—Pansy, ¿Qué acabas de...?

—Le dije que lo amaba, Draco. Y él no me lo dijo de vuelta.—Pansy gimió, su voz se agrietó por completo e incluso lastimó a Draco. Nunca escuchó llorar a Pansy, la última vez que lo hizo fue cuando ella se cayó de su escoba en cuarto año durante quidditch.—Y tu padre... está ganando. Me está comprando mi propia compañía y es todo lo que tengo...

Esto solo enfureció a Draco.

Él quería lastimar a su padre por todo lo que le hizo, pero no pudo. No podía porque siempre se acobardaba frente a su padre, no sabía si era el respeto que se le enseñaba o si sabía que Lucius no dudaría en golpear a su propio hijo.

—Hablaré con mi padre.—Él le dijo en voz baja, su gran aplastamiento por Pensamiento.—Pero Theodore...

—Él no siente lo mismo.—Ella susurró.—Nunca lo hizo. Fui una estúpida...—Ella sucupó y otro sollozo salió de su boca.—Estaba completamente obliviada.

—Me encargaré de mi padre por ti.—Él le dijo.—Lo prometo. Y lo siento por Theodore, si quieres venir más tarde, estoy seguro de que a Coraline le importaría.

Él sabía exactamente lo que iba a hacer hoy.

-

Draco estaba regresando a la mansión Malfoy.

Había estado nervioso por ello todo el día, le dijo a Coraline lo que iba a hacer. Pero lo único que él le había dicho es que iba a hablar a su padre. Ella no sabía nada del abuso cuando él era más pequeño.

Así que aquí estaba, vestido con un traje negro y su cabello estaba como le gustaba a su padre. Ha pasado tanto tiempo desde que lo vio, Draco estaba realmente asustado.

No quería estarlo, pero lo que su padre lo sometió cuando era más pequeño fue horrible. Le hizo ser como era, le hizo crecer con el corazón frío. Creció sin tener sentimientos por lo que hizo su padre.

Le hizo romper con la chica de la que estaba enamorado..

La puerta se abrió, y Draco succionó su aliento.

Lucius Malfoy.

Una sonrisa apareció en su cara. Draco habría hecho cualquier cosa para sacársela de la cara. Pero, sin embargo, le dio a su padre un pequeño guiño y una sonrisa.

—Draco.—Su voz sonó en sus oídos.

Alertaba a cada fibra de su cuerpo. Eso le dijo que corriera, le dijo que no necesitaba estar aquí. Le dije que corriera, corriera tan rápido y lejos como pudiera porque no creía que dolería tanto escuchar la voz de su padre. Pero Pansy... necesitaba hacer esto por Pansy.

—Padre.—Él aclaró su garganta, entrando en la mansión mientras Lucius lo llevaba por un pasillo.

Estaban sentados en una mesa, Draco estaba en la misma mesa exacta en la que lo habían golpeado. Y todo lo que quería hacer era contarle a su padre su experiencia en Hogwarts, no quería ser golpeado. Quería amor, amor de su padre que nunca recibió.

—Me gustaría preguntar.—Draco respiró hondo mientras Lucius le levantaba una ceja.—¿Por qué estás tratando de comprar los negocios de Pansy? Ella trabajó duro por eso y... y...

—Claramente te hizo hablar conmigo.—Su voz estaba atada con rencor, todo sobre él le dijo a Draco que corriera. —Ahora me gustaría preguntar por qué evitas a tu buena amiga, Astoria.

Draco quería vomitar. La bilis que se estaba asentando en su garganta no era nada comparado con la sensación desgarradora en su estómago. Sus ojos picaron, picaron porque los recuerdos de lo que ella trató de hacerle huyeron de su mente.

Pero los empujó lejos, se movió en su asiento y observó cómo Lucius se acercaba a él, apoyándose en la mesa. —Yo... ella ya no es de mi interés...

—¿Y quién es?

—Nadie, pa...

—Mentiras—Su padre se sentó, sus dientes estaban apretados.—Una chica llamada Coraline, ella realmente parece que no es digna de ser llamada Malfoy.

—No la traigas a esto...

Lo abofetearon en la cara.

Y no podía controlar cómo reaccionaba. Sus manos temblaron mientras sus ojos picaban aún más fuerte. Se frotó suavemente la palma sobre su mejilla, todo trajo terribles recuerdos de vuelta a su cabeza. Pero luego...

Lucius abofeteó su mejilla derecha, su cara se balanceó hacia la izquierda.

Draco raspó su silla contra el suelo, tratando de escapar, pero Lucius estaba por delante de él y empujó su cuerpo sobre la mesa y lo sostuvo abajo.

—¿Sinceramente crees que no hablar conmigo durante años te llevaría a alguna parte?—Lucius setió, presionando sus uñas en su espalda.—Tu madre se sentiría decepcionada contigo por estar con una mestiza.

Mentiras.

A mi madre le encantaría.

Draco casi gimió cuando el cinturón de Lucius lo golpeó en la espalda, su mejilla estaba presionada fuertemente contra la mesa mientras se agarraba de los bordes. Tenía tal esperanza de que después de años cambiaría, que al menos podría enfrentarse a su padre.

—Por favor...—El cinturón le golpeó la espalda de nuevo, le dolió. Le dolió hasta el punto en que quería sollozar. Pero nunca le daría a su padre ese tipo de poder.—Yo...

—Te enseñé a nunca tartamudear.—Lucius se burló, finalmente dejándolo ir y retrocediendo.—Quiero que dejes de ser débil y dejes ir a esa chica. A Astoria le irá bien.

Lucius se alejó, dejando que Draco se recuperara solo.