Capítulo 4

580 30 24
                                    

Un par de besos por la cara, y unas cuantas caricias con manos delicadas son las que me despiertan de plena mañana. Unos dedos de porcelana recorren cada centímetro de mi cara, con sumo cuidado.
Por un momento me da por pensar que es Logan quien lo hace. Quiero que sea Logan.

— Buenos días, mi amor –me besa al descubrir que ya estoy despierta.

Me giro y descubro a David sonriéndome y mirándome con cierta admiración. Noto como hay algo dentro de mí que se rompe. No sabría muy bien qué es, ni siquiera cómo explicarlo.

— Buenos días, cariño.

— Se me ha ocurrido algo para poder hacer esta tarde. Tú y yo. ¿Qué te parece? –dice emocionado.

— Hoy me iré con Maya por ahí. Iremos a ver tiendas y descubrir un poco esta ciudad –me desperezo.

— Oh... vale... –detiene el movimiento de sus caricias, y su sonrisa se desvanece– Pasadlo bien entonces...

Se incorpora y sale de la habitación, aunque dándome un beso primero.
Me quedo inmóvil, contemplando el techo con total concentración. Resoplo, una y otra vez.

Me palpita la cabeza, cada vez con más intensidad. El dolor es constante y no cesa. No dejo de darle vueltas a lo de anoche. La noche que lo ha cambiado todo.

Me siento confusa, muy confusa.

Logan... Qué coño siento por Logan. Nada. Nunca he sentido nada por él. Egocéntrico, arrogante, inmaduro. Pero cómo me besa... y cómo me agarra... Me pone demasiado. Me pone la manera en que lo hace, agresiva, pero tierna a la vez.

Y David... Mi dulce y tierno David. ¿Vale la pena perderle? ¿Vale la pena perderle por un calentón tonto de viernes noche.

Consigo incorporarme tras unos minutos, y sin dudarlo ni un segundo voy directa al baño. Necesito una ducha. Necesito liberarme de todo un poco, y esa parece ser la única manera.

POV MAYA

La luz entrando por la ventana consigue incomodarme y finalmente desvelarme.

Me retuerzo entre las sábanas durante escasamente varios minutos mientras Lucas sigue roncando como si le fuese la vida en ello.

Logro incorporarme a duras penas. La cabeza me da vueltas, y mi equilibrio parece no estar muy acertado esta mañana. Acerco mi cara a la de Lucas, lamiendo cada rincón de su preciosa cara, mordiendo cada moflete repetidas veces.

— Maya, te odio –me da la espalda, volviendo a acomodarse.

— Si hubieses bajado la persiana no te estaría pasando esto –sigo incordiándole.

— Me lo apunto para la próxima –golpea con su dedo la cabeza.

— Me voy a duchar. Luego quiero verte despierto, sino atente a las consecuencias.

— Muy bien, cariño, me gusta que seas productiva. Uno de los dos tenía que serlo. Disfruta. Tómate tu tiempo, no hay prisa.

— Eres de lo peor –río.

Salgo de la habitación. Sarah está también saliendo de la habitación de David.

— Buenos días, preciosa –saludo animadamente.

— Buenos días –contesta, triste y con la mirada perdida.

— Uy, eso no ha sonado muy bien. ¿Código Rojo? –pregunto.

— Más bien amarillo –suspira.

— Bien, hablemos –entramos al baño. No es la primera vez que nos duchamos juntas. Ya hay demasiada confianza– ¿De qué estás dudando? No será por lo de anoche, ¿verdad? Dime por favor que no es por lo de anoche –le imploro.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Dec 24, 2021 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Siempre Tú, EnanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora